LA ALPUJARRA, ÚLTIMA MORADA MORISCA
Este es el barranco de Poqueira con Bubión y Capileira. Al fondo, Sierra Nevada con su pico Veleta, a 3398 metros sobre el nivel del mar.
Al sur de Granada te encuentras estos maravillosos pueblos que están tan cercanos a la nieve, pero también en menos de una hora llegas a la orilla del mar.
Este es un enclave aislado y montañoso, muy abrupto, que cautiva al viajero y que a muchos nos enamora. En cada estación no podemos pasar sin ir a visitarlo, cambia el paisaje, sus colores y sus matices.
Una serpenteante carretera sube y baja entre innumerables barrancos y te va descubriendo un paisaje que te abraza, acogedor, salpicado de numerosos pueblos blancos que están adaptados perfectamente a las curvas de nivel de las faldas montañosas; entre bosquetes de encinas, alcornoques, castaños y pinares.
Hay otros pueblos que están entre matorrales dejando ver esa piedra gris plana y brillante tan característica de estos lares y que se desliza a la mirada.
Mecina Fondales y Ferreirola |
Bubión |
Estos pueblos tienen trazados adaptados a las pendientes del terreno y al frío que allí impera. Son características sus casas encaladas apiñadas con tejados planos. “Los terraos " son los tradicionales, están hechos con losas de pizarra de la zona y recubiertos con launa, una arcilla impermeable muy abundante por aquí. Sobre estos terraos, sus chimeneas, con “sombrero” y sus aleros de pizarra que sobresalen por los bordes. Las casas están sobrepuestas unas con otras, comunicadas por calles muy estrechas y por sus típicos “tinaos”, a modo de pasadizos entre las casas que dejan entrever las vigas de madera que lo soportan con losas de piedra. En todos los pueblos y aldeas destaca la sobresaliente iglesia mudéjar con su torre campanario.
Las huertas se ven cercanas al pueblo regadas con un sistema de acequias que se conservan desde tiempos inmemoriales; la mayoría llenan aljibes y fuentes y llevan el agua hasta los lavaderos que suelen estar en el centro del pueblo.
Otro elemento del paisaje condicionado por la topografía, son las “paratas”, pequeños bancales agrícolas que aprovechan el suelo y que constituyen un verdadero pulso a la gravedad (algunas paratas se pueden ver cercanas al precipicio). Se comunican por intrincados senderos algunos esculpidos en la roca por el paso de ganado y la gente. Separando esto minifundios hay pequeños muretes de piedra y no es raro ver alguna que otra era donde antaño se trillaba el trigo.
En los meses de otoño e invierno pueden verse las mazorcas de maíz, tomates u otros productos de la tierra extendidos sobre los terraos para su secado, o ristras de pimientos rojos colgadas junto a las ventanas o en alguna que otra chimenea.
Comprobarás que soy una apasionada de esta comarca. Aquí te dejo todo lo que llevo escrito sobre ella: en las diferentes estaciones, su historia, detalles de las pequeñas aldeas y un escrito recogido en 1920, de manos de un viajero entrañable, Gerald Brenan en su cuaderno de viajes. Un abrazo
OTRAS ENTRADAS DE LA ALPUJARRA QUE TE INVITO A DISFRUTAR:
Estuve en la Alpujarra granadina hace un montón de años que casi ni recuerdo.
ResponderEliminarPreciosas las fotos y el amor que destila lo que cuentas y cómo lo cuentas.
Un beso.
Hola Rosa, gracias eres muy amable. Esta región ha cambiado mucho. Su esencia no por supuesto, pero estoy segura que ahora te sorprenderá. Hay pueblos tan cuidados y casi dan ganas de pararte en una esquina de la calle y ponerte a escribir o a pintar. Un abrazo
EliminarQue hermoso lugar y que hermosa entrada Emerencia, ¿cómo se nota que las Alpujarras te apasionan. Y fíjate que a mi me sucede lo mismo con ellas,... y tengo una entrada con una senda que hice hace ya algún tiempo. Te transcribo una pequeña parte de ella: "Pequeños pueblos, latiendo al compás de las estaciones, habitados por una curiosa mezcla de jubilados de nacionalidades lejanas y viudas apegadas a su tierra, que se resisten a abandonar las casas donde nacieron y criaron a sus hijos. Casas encaladas, de un blanco que hiere las retinas de los ojos, balcones en los que florecen los geranios multicolores, calles empedradas que trepan por las laderas y pequeños arroyos de aguas cristalinas alimentados por el deshielo de la nieve de las montañas."
ResponderEliminarhttp://www.elbailedenorte.com/2014/11/los-caminos-de-la-alpujarra.html
Feliz semana!!
Hola Norte, me has emocionado con tu comentario, es un lujo tenerte ahí, cuando leo estas entradas antiguas, pienso cuanto me he perdido habrá que ir leyéndote poco a poco. En la Alpujarra parece como si fueramos de la mano de las palabras, hemos abrazado a Gerald Brenan, hemos recogido datos históricos, senderos. Yo me considero una privilegiada porque vivo muy cerca de ellas y cuando me entra el ansia de sierra, de pueblo de montaña de olor a frutas del bosque, honor a madera quemada, subo, subimos con la ilusión puesta en que todo lo demás ya no importa, ir aquí es como resurgir de nuevo, como recordar un aniversario, un encuentro y marcarlo en los cristales de la nieve, deshojar lajas de piedra en senderos de castaños, podría seguir escribiendo sin parar de esta región. Gracias por el regalo de tu párrafo va incorporado a la entrada. Ya sé que no te importa. Un abrazo
EliminarEs muy agreste pero muy bonito y está claro que te encanta. Besos.
ResponderEliminarSí Sol, una eterna enamorada, no me canso de hablar de ella. Besos
EliminarNo conozco la Alpujarra, pero como lo cuentas dan ganas de ir a esos pueblos. Algún día los visitaré. Unos amigos míos han estado este verano allí, ya nos contarán. Un abrazo
ResponderEliminarHola Mamen, en cuanto puedas tienes que conocer estos pueblos, nada que ver con la imagen de los pueblos de Andalucía, como puedes comprobar. Un abrazo compañera.
EliminarSe nota el amor a tú tierra en este escrito, prometo ver las otras. Desde luego tomo nota por visitar tan bella comarca alguna vez, ya que Granada capital si la conozco pero su comarca no. un beso. TERE.
ResponderEliminarHola Teresa, gracias me hace ilusión que hayas descubierto esta comarca conmigo, apuntatela ya, jeje y si necesitas guía, aquí ando, muy cerca. Un abrazo
EliminarHan sido varias las veces en que he estado por la zona a lo largo de los años, lo que no es raro siendo de Granada. Indiscutible su encanto, lo mucho que se puede disfrutar de cosas sencillas y ¡lo bien que tú lo cuentas! El apartado gastronomía también es para tener en cuenta,ji, ji.
ResponderEliminarUna entrada estupenda, Eme. Me ha hecho ilusión que saques a relucir los encantos de nuestra tierra :)
¡Besitos!
Mujer, siendo granáinas, como no íbamos a ir. La gastronomía alpujarreña (me imagino que te refieres al plato alpujarreño) ya empieza a repetirse por todos sitios aquí en la costa, no es tan de allí, aunque un buen plato de jamoncito curado en la sierra, haber quien no se priva de él, je,je. Gracias por tus palabras, como no iba a hablar de esta comarca, y tengo otra para preparar de Galera, las casas cueva, pero esto lo dejaremos para el otoño que hay más tiempo. Un abrazo
EliminarHace unos años leí "La mano de Fátima", de Ildefonso Falcones, y me encantó la novela. Desde entonces, me entró el gusanillo e conocer las tierras alpujarreñas. Con el tiempo, el gusanillo se fue convirtiendo en mariposa y... voló, como tantas otras cosas que lo hacen en nuestra vida. Pero tus letras han vuelto a dejar otro gusanillo ante mis ojos. A ver si ésta vez sí que saco tiempo y no dejo que se metamorfosee, je, je.
ResponderEliminarCon toda la información que incluyes en tu blog y a la que haces referencia, me lo apunto para volver sobre ello. Ah, y unas fotos muy bonitas.
Besos
Hola Isidoro, me han hablado del libro, lo tengo pendiente. si, si, que se metamorfosee así le saldrán alas y volará hasta aquí. Gracias por tus sueños de "buterfly" algún día llegará estoy segura. Es una región para no perdersela. Las noches y los días de otoño son para escribir en cada rincón del camino, callejuela y tejado. Un abrazo
EliminarHola, gracias por compartir tan bello lugar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a ti Suni, es un gusto siempre, un abrazo
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