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Mostrando entradas de agosto, 2016

JABALINA PLAYERA

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Este verano la novedad playera han sido las figuras hercúleas con mil tatuajes al puro estilo “chinchorro” y también los sombreros, con un sinfín del modelitos, de todas las formas, hechuras y materiales. Aparte de esta moda “tátau” y los gorros (y conste que yo tengo uno de rafia modelo “blond” acabado natural) también están las entretenidas y triviales conversaciones de l@s vecin@s de arena. Pero hay algo que no cambia de un verano para otro: las sombrillas. No salgo de mi asombro como cada temporada veraniega, sobre todo en agosto, se invaden las playas de sombrillas de todos los colores en esas aventuradas horas con un calor de justicia, donde la piel se requema, pasándose por “el forro” cualquier ecuánime consejo médico. Y es que a estas horas no solo hay menosprecio a los daños solares sino también a la integridad moral, incluso diría que física por el grado de calentura verbal que se maneja en la orilla. Un día de playa de la susodicha ensayista aquí presente:

LA ALPUJARRA, ÚLTIMA MORADA MORISCA

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Este es el barranco de Poqueira con Bubión y Capileira . Al fondo, Sierra Nevada con su pico Veleta, a 3398 metros sobre el nivel del mar.  Al sur de Granada te encuentras estos maravillosos pueblos que están tan cercanos a la nieve, pero también en menos de una hora llegas a la orilla del mar. Este es un enclave aislado y montañoso, muy abrupto, que cautiva al viajero y que a muchos nos enamora. En cada estación no podemos pasar sin ir a visitarlo, cambia el paisaje, sus colores y sus matices.  Una serpenteante carretera sube y baja entre innumerables barrancos y te va descubriendo un paisaje que te abraza, acogedor, salpicado de numerosos pueblos blancos  que están adaptados perfectamente a las curvas de nivel de las faldas montañosas; entre bosquetes de encinas, alcornoques, castaños y pinares.  Hay otros pueblos que están entre matorrales dejando ver esa piedra gris plana y brillante tan característica de estos lares y que se desliza a la mirad

PLAYA DE BOLONIA Y BAELO CLAUDIA

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  Este es uno de los lugares más espectaculares que he conocido. Una franja de litoral mediterráneo excepcional. Yo lo visité cuando los prados estaban verdes y la playa estaba solitaria. Un lugar sorprendente, cualquiera diría que es el sur de Andalucía. Una carretera al noroeste de Tarifa me llevaba entre llanuras y pastizales sin perder el horizonte. Cuando divisas a lo lejos la ensenada de Bolonia y su monumental duna entre pinares nunca puedes imaginar el secreto que encierran :  las ruinas de una completa ciudad romana situada frente al mar y al fondo el continente africano.  De los restos romanos de Baelo Claudia lo primero que ves son sus columnas.   Y ya dentro del recinto vas descubriendo y trazando la ciudad con la vista.  teatro Del acueducto al teatro, pasando por sus termas. Caminas por su calzada y muy cercanos a las olas están sus salazones.  termas acueducto salazones calzada

LA INDIFERENCIA

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Creo conocer la verdad de mi vecina, pero desconozco cuál es su auténtico mundo. No hay que ser muy intuitiva para saber que ella, desde niña, solo ambicionó una sola cosa: ser tratada con respeto. Su minusvalía le hace sensible a todas las miradas. Tiene un brazo que le cuelga como un péndulo sin control, va de un lado a otro cuando ella camina. Dice que lo tiene así desde que su enfermedad se acordó de ella, un convenio al que ha llegado sin ponerse de acuerdo. Ella tiene una historia que contar, sí hablara... Es dulce en su apariencia, de mirada serena y sonrisa enmarcada. Pelo blanco ondulado, corto, cuidado. Siempre con amabilidad recibe el nuevo día, lo hace fresco en los matices. Todos los días coincidimos, ella me habla primero y hacemos juntas diagnosis del tiempo: “Hoy el calor aprieta vecina, se ciñen las ventanas”, “vecina mañana tal vez llueva, hay susurros de brisa”, “sabes vecina, dicen los pájaros que se va a levantar un viento de polvo en rop

DILIGENCIAS Y AUTOBUSES

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Esta entrada de mi blog la he hecho con la nostalgia de antaño. Cuando viajar era todo un privilegio, una gran aventura, que marcaba la vida de aquellos viajeros de entonces. No todo el mundo tenía entonces esa posibilidad de ver a familiares lejanos, encontrar un futuro o recorrer nuevos caminos. Un viaje que debería ser todo un acontecimiento. Paisajes vistos desde el pescante con traqueteos infinitos y narices polvorientas y la emoción puesta en la incertidumbre del camino a rodar. Las diligencias fueron los carruajes que más evolucionaron y las precursoras de los autocares de línea y autobuses interurbanos de hoy. Cuando vemos alguna imagen de diligencias viajamos con la mente al lejano oeste, a las películas de indios y vaqueros o algún film novelesco. No hay que ir tan lejos basta con desempolvar recuerdos y colecciones de fotos de finales del siglo XIX y nos encontramos con alguna que rueda por caminos de tierra españoles. La de la foto es la di

SOY MAR Y CONFIESO

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El pescador está ausente, pero DECLARO que es  culpable.   Culpable porque menea mis entrañas como si no le importara, porque solo me da descanso de meses y yo necesito décadas; por llenar mis fondos de anzuelos y redes y no permitirme arrancar su cable de calar. Culpable por hacer de las gaviotas sus aliadas y por su pacto con los dioses ("te arrancaría de buena gana tus supersticiones y amuletos que alejan mis torment@s") .  El pescador está ausente, pero DECLARO que es  inocente .  Inocente por haber elegido oficio de vivir para caprichos del tiempo, hoy si, mañana tal vez no. Un sustento que nadie le da y robar no puede. Es inocente porque pacta a diario conmigo; conoce lugares que nadie sabe y que son secretos de confesión ("yo soy el único que ve dónde flotan tus artes"). Inocente porque su paciencia le hace digno, porque en sus momentos de espera juega a la fantasía del dron y del radiocontrol con ese pez volador, con esa aleta.