Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2021

LA REINA DEL SWING

Imagen
No soy de ninguna generación, o al menos, así lo quiero creer. Lo único que me podría alterar es una colonoscopia de urgencia. No estoy muy dispuesta a dedicarle tiempo a la incertidumbre que provoca la muerte. Hay cosas en las que el mundo no avanza y esa, es una de ellas. Solo quiero amor. He vivido más de lo que me queda por vivir. Cuántas encrucijadas y esquinas dobladas. He errado, acertado y resbalado. Y tengo la edad suficiente para seguir enamorándome. Aún conservo mi cuerpo con forma de reloj de arena y estos pechos piña, con cierta tendencia a gota de agua, pero a los que le queda bien cualquier escote. Ya no me preocupo de sujetadores que hagan milagros, ahora tengo la ventaja de que no se me descuelguen los senos y me lleguen al ombligo. Yo también me enamoré de aquel profesor joven que me apasionó en la escuela, con aquellos zapatos marrones… Federico, también los lleva marrones, pero con la suela ya desgastada de arrastrar los pies para que le baje el azúcar. Fede

LA ESFINGE

Imagen
Nació prematura. En la medianoche de una habitación miserable con papel amarillo despegado a trozos. Nació esmirriada. Envuelta en trapos con aroma de alcanfor. Viéndola, el temor se apoderó de su familia. Su delicada salud presagiaba que no sobreviviría. Su madre, se levantó vacilante, arrastrando aún la placenta entre las piernas. Quedó espantada al ver aquel pedazo de su carne, casi helado, muriéndose a espasmos. Y llenó su boca de blasfemia. Crispó sus puños en alto para que la suprema divinidad, fuera la que fuese, se apiadara de ella. Era tal el dolor que sentía, que sangraba por dentro y por fuera. Amamantar a su hija. Ese había sido siempre su único deseo. La desesperación se le fue convirtiendo en rabia. Mientras, las manos pulidas de la comadrona ataban el cordón umbilical al muslo de la recién parida para que la placenta terminara de desprenderse. La madre, blasfemaba aporreándose el vientre, creyéndose culpable por haber concebido a tal engendro en una noche de placeres e

HOLA CARIÑO

Imagen
  Reinaldo traga un buche de agua. Respira hondo. No sabe bien por dónde le va a salir su mujer. Al fin y al cabo, el dinero es suyo. Intenta desenroscar el cuello; las cervicales las tiene empaladas. Vigila la puerta del baño, y en cuanto la escucha abrirse, busca desesperadamente algo con lo que trastear y no mirar a su mujer a los ojos. Escurre el trasero, escondiéndose tras la pantalla del ordenador. Su esposa, furiosa, acaba de salir de la ducha con el pelo enmarañado; chorreándole aún el agua por la nariz. Más que secarse, lucha con la toalla que la envuelve, frotándose enérgicamente parte de su celulítico y redondo trasero.   —¡¿Y no te has dado cuenta que era mucho dinero?! —Virti… ya te lo he dicho, me iba a pagar el doble de lo que vale. —¡A quién se le ocurre darle dinero a una desconocida! —Virti, no es cualquiera, es la princesa de Burkina… —¡Exiliada en Holanda, Reinaldo, exiliada! —Quiere cerrar de inmediato el negocio que tiene en Hong Kong. —¡¿Y no te m