MI VIDA EN JUEGO

Por fín ha llegado el juicio. Empecé camelándome al abuelo. Lo engatusaba. Pero antes que él, tuve de colega al Jamelgo; murió de una sobredosis, y El Turillas, también era buena gente, pero… se suicidó. Lo encontré con el careto agarrado al miedo, hincado de rodillas y el cuello, desangrado por una lata de cola. Al abuelo, con esa mirada de donuts que tiene, le he protegido siempre a muerte. Son muchos los guardianes que han tenido navajas en el cuello y les han mordido las orejas. Se reirán si les cuento que el abuelo es el único amigo que tengo aquí, sí, un funcionario de la cárcel. Un carrazo que se trastabilla al hablar cuando se pone nervioso y guiña con el ojo izquierdo. Pero le he visto sonreír a un niño, una foto que un día le enseñaron, y eso, eso dice mucho de gente buena. Lo que me quemó mucho tiempo, lo acabé amasando aquí, en la cárcel de Navalcarnero. Detenido, Auto e ingreso en prisión. Veinti cuatro horas de aislamiento… Cuántas horas de custodia y encierro… ...