VERDUGO Y SENTENCIA

El atlas se desencajó partiéndose en dos. Le seguirían el resto de vértebras al giro de la manivela. El garrote iba apretando el collar conforme sucumbían las fuerzas del verdugo hasta que no pudo girar más. La bola del tornillo dejó de avanzar. No habían contado con su corpulencia. El cuello del villano era más grande y fuerte que las fuerzas del verdugo. Se mantenía erguido dentro de aquella capucha negra. El verdugo comenzó a sentir mareos, tuvieron que emborracharlo para que cumpliera su cometido. Volvió a colocar ambas manos y de nuevo, las puntas de alcachofa giraron. Aquí comenzaría la agonía del reo hasta que el tornillo entrara y se incrustara en su columna vertebral. Se le reventó la tráquea soltándosele las cuerdas vocales para dejar salir su último sonido de debajo de la nuca « jhjhgg » y el descuelgue de la mandíbula. Veinte minutos tardó en morir asfixiado hasta el coma cerebral. El Corujo, el verdugo “de plantilla,” acudió al despacho de la Audiencia ...