LA PRIMERA VEZ DE NIÑA LAURA

Es la primera vez que lo hace fuera de su casa. Sus ojos miran a la izquierda, luego a la derecha. Disimuladamente gira su cara hacia atrás, y de pronto, una detonación en el silencio: ¡PPRRRR! Qué a gusto ha debido de quedarse con la reverberación del sonido hueco. Ha retumbado en toda la calle, habrán temblado las macetas en sus soportes. ¡Cof, cof! Ah, qué mala suerte ¡Chiss! alguien ha tosido desde uno de los balcones. La pobre, ahora baja la cabeza y anda así, como si no fuera con ella. La vergüenza de niña Laura ha ruborizado su cara. Un rojo a mermelada de frambuesa le chorrea por los cachetes. Sigue caminando, cada vez más aprisa; acelera el paso, por si el pedo disfrazado de trueno le fuera arrojado desde ese balcón, como los rayos de Zeus desde el Olimpo. Niña Laura camina hasta volver la esquina. Ahí, se vuelve. Y asoma la nariz para comprobar que nada ni nadie le persigue. Retoma su paso y comienza a hablar en voz alta. «No comprendo como una sana ...