EL HOMBRE DEL SOMBRERO MARRÓN
Boloduy tiene un montón de bolsillos en su ropa. Cada uno es diferente y cada cual tiene una historia. Verla con sus pantalones y su blusa es una fiesta: los bolsillos de colores le cuelgan de arriba abajo, algo así como
un canguro poli marsupial. No es nada comunicativa a pesar de esa apariencia. Hay momentos que parece vivir en una especie
de silencio eterno y tal vez, sea ésta la razón de su enorme capacidad inventiva.
Con esa imaginación desbordante rellena sus bolsillos.
Siempre
le ha gustado observar a la gente, hasta tal punto, que durante unos días hace
suya sus vidas para después dejarlas donde estaban. Como tampoco es muy
charlatana, no tiene curiosidad por lo que puedan contar de la vida de estas
personas, ni le preocupa si están bien de salud o si entran o salen, si tienen
familia o no, si son de aquí o de allá. No le interesa esa parte de su historia. Boloduy tiene una manía: se fija más en las personas cuando están quietas,
preferentemente sentadas, pero si alguna está de pie, repara entonces en la
sombra que proyecta su figura en el suelo o en la pared. Según ella, cuando
permanecen inmóviles su historia se congela… ¿Qué? Ah, ¡Claro que sí! Boloduy quiere preguntarte algo.
«¿Qué
bolsillo quieres?» Si yo fuera tú elegiría los de abajo, los de los pantalones,
esos suelen llevar historias más interesantes. «Bien, has elegido estos, ¿Cuál
de todos? los hay de todos los colores» Ella te ofrece una historia. Será la
historia de alguien que se caracteriza por llevar algo que le identifica,
corresponde asimismo con el color del bolsillo: el moño caoba, la gorra
amarilla, las gafas azules, el flequillo fucsia, el sombrero marroooón… «¿Éste?
Buena elección, es una de mis historias preferidas». Boloduy va a sacar la
historia de su bolsillo marrón, está mirándote con la cabeza baja y con los diminutos
labios apretados por la sonrisa.
*
El
hombre del sombrero marrón se encontraba sentado en su silla, como siempre. Y
como siempre se le veía con su cabeza baja y sus dos brazos sobre la mesa. Parecía
una estatua, como esas de bronce que invitan a que te sientes junto a ella. Sus dos manos se podría adivinar que se movían, como si dibujaran en un papel. La misma rutina y los mismos movimientos desde hace cuatro días.
El
hombre había transformado aquella pequeña mesa redonda de terraza en una mesa
de dibujante. Cuando llegaba lo primero que hacía era sacar sus lápices de un
bolso que llevaba cruzado y algo pequeño que podría ser, tal vez una goma o un
sacapuntas; seguidamente pedía una taza de café. Este bar queda justo en la
acera de enfrente del portal de mi bloque y lo llevaba observando desde mi ventana, ahí, plantado en la terraza. Aparecía sobre las 9 de la
mañana y se quedaba más o menos una hora. Luego recogía todo y se marchaba.
**
El
hombre del sombrero marrón es gris. Su chaqueta es gris, su pantalón es gris. Tiene
una expresión limitada, neutra, que no alcanzo a ver bien, debe de tratarse de
un delineante. Tal vez un delineante bien formado, con gusto y vocación por su
trabajo: un delineante proyectista, un artista de la geometría. Pero me entra
ahora una duda: ¿él trabajaría entonces sobre planos? son dibujos con dimensiones
que en esa mesa serían imposible de hacer y además, utilizaría una escala,
algo que no llego a apreciar sobre su mesa. Sin una escala no puede trabajar, entonces
no es delineante. ¿Y si fuera un pintor? Un artista de esos que garabatean en
cualquier sitio el borrador de su próximo cuadro; quizás una pintura que
dentro de un tiempo sería famosa y lo consagraría, y todo gracias a estar
sentado en la terraza de un bar ¡Qué cosas! Pero igualmente, la mesa es
sumamente pequeña, no le da ni para el borrador de una escena, y además no se le
ve que se fije en nada cuando dibuja, su sombrero no sale del papel. También
mientras pinta no debe de sonreír y ahora lo hace, por un momento he visto su
boca. Yo no me imagino a un pintor con el gesto de la sonrisa. Estos artistas,
por lo general, están callados, pensativos, dejan que la obra de arte diga las
cosas. Ya me doy hoy casi por vencida, a no ser que, Uhm… ¡claro solo podía ser
un ilustrador!
Hoy
se me está dando bien la investigación. Mi madre siempre ha dicho que tuve una
época que todo lo relacionaba con las historias de Agatha Chistie. Y ahora que
cuento esto, también el hombre del sombrero marrón podría tratarse de un ladrón
preparando un robo, ah, ¡pero esto es absurdo! tal cosa se prepara en un día y
no todos los días desde hace cuatro. Aunque también podría estar preparando el
robo del siglo ¡guau, qué emoción! y todo en la terraza del bar de enfrente. No obstante, si se impone el sentido común, como diría mi padre –pese a que él no
tenía cualidades para el dibujo- seguro me haría razonar «hija, si te dan a
escoger entre un trabajo artístico y robar…». Y como siempre su consejo sería
el más acertado. Descarto al hombre del sombrero marrón como ladrón y lo dejo
como ilustrador, ya está decidido. Le concedo el beneficio de la destreza, la
habilidad, pero en un mundo lleno de historias y objetos no planos, ni lienzos,
ni con ese concienzudo trabajo, utilizando métodos totalmente planificados y
poco creativos como el del delineante. Seguro que el delineador tendría una
caligrafía recta, centrada en la hoja, dejando unos márgenes perfectos, casi
trazados con tiralíneas. Y sus dibujos serían coloreados dentro de unos límites…
Búa, que aburrimiento.
El
trabajo del hombre del sombrero marrón será fantástico, como el del pintor. Donde
las emociones fluyan. Y lo harán en un solo trazo, como la creación del
ilustrador: con un sencillo dibujo la poesía podrá brotar y provocar. El hombre
del sombrero marrón entonces es un incitador con sus dibujos, nos desafía. Es
un insinuador de otra realidad que, aunque la vemos no reparamos en ella hasta
que nos la muestra. Vaya, no hay que negarse que tiene clase este hombre con
ese sombrero marrón de ala.
¡Qué maravilla! Es un famoso ilustrador de portadas de libros que hace las delicias de los escritores, capaz de dibujar árboles de algodón y definir unos trazos hundidos en las raíces de dónde va a sacar pequeñas notas musicales. Notas que suenan y mientras en otra página, que está en blanco, empiezan a aparecer figuras que hacen equilibrio con las palabras como esa equilibrista que caza estrellas con los zancos. El ilustrador es capaz de convertir una simple casa de cuco en el mundo redondo que todos conocemos. Este artista del lápiz será capaz de hacer llegar el mar al barco tirando de las olas como si fueran una colcha. Llegaría a pintar líneas tiradas por pájaros, líneas que serían globos, globos que serán nubes. Creo que me gusta este hombre del sombrero marrón.
***
Boloduy ahora está con los ojos como sandías y la boca cayéndole hacia abajo como un merengue en la pared. Su mano, la ha metido en ese bolsillo marrón, ya no la saca. Mucho me temo que por unos días esta historia se va a quedar ahí.
Una historia dedicada a todos los ilustradores que, con sus sencillos dibujos, algunos incluso minimalistas, son capaces de hacernos emocionar, reflexionar, sentir y ver más allá. Estoy segura que tú conoces a alguien, algún ilustrador que te guste mucho ¿..........?
Bonito homenaje a los ilustradores Eme. Un relato muy bien llevado y lleno de originalidad, algo complicado de conseguir este inmenso mar de letras. Respecto a ilustradores que me gusten y para no ir muy lejos, me quedo con David Rubio que ilustra sus buenos relatos con unos dibujos de mucho valor añadido. Un abrazo Eme y felicitaciones por esta etapa cada vez más continuada de relatos en el blog.
ResponderEliminarQué bonito Eme. Desde luego tienes un maravillo y único estilo a la hora de escribir. Una historia preciosa, sencilla, pero original, que convierte a los ilustradores en protagonistas. Me fascina tu utilización de las metáforas.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte y sigue escribiendo tan bien.
Un raudal de palabras muy bien halladas, una cascada de originalidad, y todo ello para contar una historia llena de fantasía para dedicársela a esos artistas de la ilustración que, a mi entender, no están lo suficientemente valorados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un homenaje precioso Eme, :)
ResponderEliminarA parte de blogs de amigos que muchos seguimos, una de mis mejores amigas es ilustradora, así que me ha encantado tu historia, con puntadas a fantasía y necesaria magia.
Un abrazo, y feliz fin de semana.
Encantada de haberte leído. Un saludo
ResponderEliminarque bien escribes muchacho me he metido con todo en tus letras
ResponderEliminarun saludo inmenso
desde
Miami
Muchas gracias a Miguel, Ziortza, Josep Mª, Irene. Me alegra que os haya gustado, también que compartáis conmigo ese recuerdo al minucioso trabajo de los ilustradores. En los cuentos y en los relatos son artistas capaces de crear poemas y microrelatos con sus dibujos, trazados tan definidos que a veces con pequeños detalles despiertan emociones. Es bueno destacar el trabajo de David y el de tu amiga, Irene.
ResponderEliminarBienvendia Pili Rubio, y con respecto a Recomenzar, que me ha convertido en un chico jaja, (es que el nombre de joseme despista un poco) Me quedo con las emociones que despiertan los relatos, espero que no sean otros "despertares", es broma jeje. Un abrazo a todos
Estoy de acuerdo con Miguel Pina. las ilustraciones de David, son muy buenas. Las de su libro "Demonios exteriores" que, en mi edición de amazon aparecen al final, son realmente preciosas.
ResponderEliminarMuy buen relato Eme. Una historia dentro de otra historia.
Un beso.
Estupendo relato, Eme! Boloduy es desde luego un personaje fascinante que bien podría ser un conector para un futuro libro de relatos. Esas historias por descubrir en cada uno de los bolsillos es fascinante. Como sus ojos de escritor, nada es más atrapante como observar a alguien sentado en una mesa escribiendo o dibujando, y, por supuesto, fantasear con él.
ResponderEliminarLa ilustración es sin duda importante, es la carta de presentación de un montón de trabajo y dedicación. Un abrazo!!!!
Hola Rosa y David, gracias. Tomo muy en cuenta tu observación Davdi, tal vez lo lleve a cabo, esa idea me gusta; hay muchas historias que Boloduy puede sacar de su bolsillo. Un abrazo
ResponderEliminarTambién me ha gustado mucho este homenaje, Eme. Creo que a los ilustradores a veces no se les reconoce el mérito que tienen, pues, en vez de palabras, ellos hacen uso de líneas, figuras y colores que pueden transmitir mucho más que un cuento o una historia.
ResponderEliminarMe quito el sombrero (y nunca mejor dicho).
Un abrazo.
Gracias Sofía, me alegra que coincidamos hay imágenes, ilustraciones, que hablan por si mismas, conmueven, despiertan historias. Un abrazo
EliminarCuanto ingenio y creatividad nos regalas en este relato Eme, me ha gustado el detalle de resaltar la libertad que despliegan los ilustradores en sus impredecibles trazados (incluso para ellos mismos)
ResponderEliminarEl personaje de Bolundy y sus muchos bolsillos llenos de diferentes historias y colores, me hicieron asociarlo con la cantidad de historias que creamos a diario y nos guardamos en el bolsillo de la indiferencia.
Vaya Idalia, gracias, eres la segunda persona que me habla de los bolsillos y me motiva a no dejarlos llenos así como así, sin saber sus historias; tendré que ir sacándolas una a una, a ver si Boloduy me deja. Un abrazo
EliminarHe llegado hasta aquí a través del blog del compañero David Rubio. Leí tu maravilloso relato homenaje.
ResponderEliminar¡Qué bien escribes Emerencia Joseme!¡Chapeau!
Hola Tara, pues ha sido un encuentro mágico por que también me he perdido en tus letras por esos tejados, azoteas entre amantes y afganos en un cielo añil. Gracias por el comentario y bienvenida. Un abrazo
EliminarEmerencia, precioso relato y preciosos personajes. A partir de aquí, pueden surgir un montón de historias. Espero que no se quede solo y nos deleites con tu hermosa forma de escribir.
ResponderEliminarBesos apretados.
Emerencia Joseme, la verdad que tus descripciones son magníficas. Derroche de inventiva e imaginación la tuya. Gran precisión para inventar una historia a partir de la observación de un personaje, dónde le das vida.
ResponderEliminarConsidero que tienes muchas tablas, soy mera aprendiz. Un abrazo literario.
Saludos Pilar y Lola, gracias por los comentarios, me alegra saber que os ha gustado tanto y definitivamente, Boloduy será mi personaje en alguna que otra ocasión. Y Lola, agradezco tu apreciación, pero considero que aun me queda mucha por aprender. Los comentarios me motivan para seguir escribiendo y seguir ahí, rellenando bolsillos, como ese personaje. Un abrazo a las dos.
ResponderEliminarGran imaginación Un relato muy bien contado.De ese personaje se podía esperar cualquier cosa.Pero el señor del sombrero marrón al final era un ilustrador.Saludos
ResponderEliminarHola Betty, bienvenida, gracias. Sí que es verdad que te puedes esperar cualquier cosa es cuestión de pedirle que nos enseñe un bolsillo, jeje. Un abrazo
EliminarQué bonito relato y qué preciosa manera de hablar de los ilustradores. No sólo el significado de la historia me ha encantado, también la sutileza a la hora de elegir las palabras. Felicidades, un besito :)
ResponderEliminarHola Eme bonito homenaje a los ilustradores que tanto ponen en las historias, sus imágenes nos ayudan a volar tanto como las mismas palabras. Y qué decir del personaje que describen tus letras, un auténtico mago, capaz de todo y qué bonito suena eso habla de ilusiones y seguro que hay muchas historias ahí esperando.
ResponderEliminarBesos
¡Emeee!! qué maravilla, con pinceladas, con pensamientos, con preguntas, con colores y con tu prosa tan bonita nos has mostrado tu admiración y tu pequeño homenaje a los maravillosos ilustradores que nos ponen luz en las letras.
ResponderEliminarEnhorabuena amiga, escribes de maravilla.
Muchos besitos y feliz semana
Gracias María, Conxita y Xus. Me alegra que os haya gustado, creo que definitivamente Boloduy va a dar que hablar, aunque ella no es muy charlatana pero imaginación tiene de sobra, a ver cuando nos saca otra historia de su bolsillo. Un abrazo a todas.
EliminarHola, descubrí tu blog gracias a David Rubio y su concurso, y me maravilla este cuento, el homenaje a esos ilustradores que ponen imágenes a las palabras haciendo así mas comprensibles los cuentos.
ResponderEliminarEse bolsillo de Boloduy contiene secretos que seguro poco a poco nos irá desvelando.
Un placer pasar por aquí Emerencia Joseme
Un abrazo
Puri
Hola Puri (Dulcinea) Bienvenida a esta casa. Boloduy tiene algunos bolsillos más a ver si en un de esas se le escapa otra historia. Un abrazo
EliminarUna historia enternecedora y con mucha creatividad por tu parte, Emerencia, aunque siempre que te he leído me ha parecido estar leyendo a alguien que escribe con una creatividad desbordada y que sale cual pensamiento plasmado.
ResponderEliminarEl hombre del sombrero marrón, un ilustrador que honor al resto con tu bonito homenaje y seductoras palabras.
¡Un abrazo, Eme!
Hola Mila, muchas gracias por tu comentario. Guau, qué amable. Así ya no paro, a ver cuanto me dura jeje. Un abrazo
EliminarHola Eme! No recuerdo si ya había visitado tu blog con anterioridad, pero en esta ocasión vengo a raíz del concurso. He de decirte que tu relato me ha encantado y me parece una narración maravillosa. Boloudy es un personaje fascinante que sin duda, da para mucho juego. ¿Que tendrá guardado en el bolsillo? ¿Otra historia interesante tal vez? Jeje. Como ilustrador/diseñador gráfico a parte de escritor, agradezco mucho este precioso homenaje. Un fuerte abrazo! ; )
ResponderEliminarWuala!! qué contenta se va a poner Boloduy cuando le diga que se saque otro cuento de algunos de sus bolsillos. Estoy intentando convencerla, a ver que pasa, tal vez nos sorprenda pronto con otro cuento. Muchas gracias por el comentario, realmente es muy motivador y más aún, siendo ¡ilustrador! qué bien, me alegra mucho que haya sido así. Es admirable vuestro trabajo, escribir con líneas, contar historias con simples dibujos. Maravilloso. Un abrazo
EliminarHola Eme, te visito a través del concurso "Tintero de oro" de David. Es un cuento muy bien escrito, donde cada palabra está en su justo lugar, un relato lleno de frescura, en el que te permites el lujo de dialogar con el lector con toda naturalidad. Has creado un personaje atrayente con un curioso nombre que parece sacado de alguna tribu africana, que no sé por qué me recuerda a la Momo de Michael Ende, y la has rodeado de una historia muy original.
ResponderEliminarPor cierto, mi cuñada es ilustradora de cuentos infantiles, así que el relato me toca también por ese lado. Te deseo mucha suerte en el concurso.
Hola Jorge, un feliz encuentro. Ya había pasado por tu blog y he leído tu última historia, premonición subconsciente y acertada en la fecha claro, (es otra vez mi pensamiento, es que me puede). Gracias por tus apreciaciones con respecto a este relato que he presentado al Tintero de oro. A Boloduy le encanta Momo, esa niña ingeniosa de M. Ende con sus historias del tiempo. ¿Además tu cuñada es ilustradora, qué casualidad, me encanta!. Me hubiera gustado que hubieras dicho su nombre, para conocer sus trabajos a través de la red. Gracias de nuevo. Un abrazo
EliminarEme un gran relato dentro de un bolsillo. Cuántas historias puedes sacar de ese hombre Boludio. Han llevado la trama muy amena y larga. El acordarte de los ilustradores has tocado una profesión que es difícil y muy poco reconocida. Un abrazo
ResponderEliminarMuy muy bonito. Un personaje que atrapa.
ResponderEliminarHola Marta, gracias, me ha venido ahora a la cabeza tu relato "niños de nadie" tan real. Un tema que conmueve y que has descrito para que quede presente, para que no se ignore. Un abrazo
EliminarHola Eme!! Qué precioso tu relato que va ocurriendo como un dibujo sobre el papel. Me encantó la idea de este personaje, toda la historia pasa en su memoria, no sale, pero por la magia de tu narración logramos verla.
ResponderEliminarComo siempre, un placer tus letras.
Abrazo y suerte en el concurso!!
Hola Diana!!! muchas gracias, yo también aprovecho para destacar tu "disgresión" con esa excelente prosa que te caracteriza. Un abrazo
EliminarBolodoy nos deja con la miel en los labios. ¿Quién será este ilustrador del sombrero marrón?
ResponderEliminarMuy bello homenaje a todos los ilustradores. Un saludo.
Gracias Bruno, de este planeta seguro, uno de tantos artistas anónimos que desarrollan su ingenio en un trocito de rincón. Tus toros zombies también tienen miga, ¡qué imaginación compañero!. Un abrazo
EliminarMuy buen relato, me ha gustado.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en el concurso.
Un abrazo.
Deseando elegir otro bolsillo, en ese rojo que lleva cerca del corazón seguro que tiene una buena historia guardada.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Javier, David, bienvenidos, gracias. Bueno, vamos a ver con que historia nos sorprende próximamente Boloduy, estoy a ver si la convenzo. Un abrazo
ResponderEliminarHola , Emerencia, llego a tu blog de la mano del Tintero de Oro. Estupendo relato y bonito homenaje. Tu personaje observa con la atención de todo artista, también los escritores cavilan sobre sus personajes. Suerte en el concurso. abrazos.
ResponderEliminarBienvenida Lana. Me alegro que te guste. Sí ya sabemos de esa obsesión grande que tiene Boloduy por coleccionar bolsillos de colores y es que no sabemos mucho más de ella. Tal vez también, como bien dices, tenga algo de artista. Habrá que esperar a que nos lo cuente; pero eso sí, observadora es y le gusta la investigación. Es una pista... Un abrazo
EliminarTal y como he leído a otros compañeros comentar al principio algunos de sus comentarios, he llegado hasta aquí gracias a “El Tintero de Oro” de David Rubio Sánchez, y así he podido disfrutar de tu relato, Emerencia. Me parece una historia muy original y fantasiosa con esos bolsillos casi mágicos. Sólo me queda darte mi enhorabuena y desearte mucha suerte en el concurso. Un abrazo. Nos leemos…
ResponderEliminarBienvenido Patxi, gracias por dejar tu comentario. Está siendo una experiencia muy interesante, no imaginaba tanta gente nueva leyendo a Boloduy, un lujazo, muy agradecida. Nos seguimos leyendo. Un abrazo
EliminarEnhorabuena Emerencia por tu cuarta posición que no es poco dado los relatos de los compañeros que participaban. A mi me gustó un montonazo tu cuento, mucho mucho.
ResponderEliminarSigue escribiendo compañera, un beso.
Llegué tarde a tu contestar a este comentario, ahora ando con Boloduy descubriendo otra nueva historia que nos quiere contar, a ver con que nos sorprende. Gracias Isabel. Un abrazo
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