MERCADOS
Soy
adicta a los mercados me pasaría la vida asomada a ellos.
Las luces de la noche acaban
de apagarse, empieza aclarar el día. Las fachadas se han puesto de acuerdo para
mirarse y cuchichear sobre lo que ocurre en la plaza. Abren sus balcones,
afianzan los postigos de sus contraventanas. Allí abajo el bullicio del comienzo,
el trajinar del día a día, plaza a plaza o techo o cercado. El lugar más
alegre, más animoso para el encuentro. Con arcos y fuentes, porches, con cielo
abierto o con cierres.
2016 |
Música que acompaña, en un mercado no hay que impacientarse
1910 |
Todos los días, en viernes, en
sábado o en domingo. Se extienden los toldos, se montan los hierros y se abren
las mesas, manteles hasta el suelo. Todo se coloca al alcance de la mano: los expositores,
tablas y caballetes. A diferentes niveles las estanterías y las correderas para
el género. El peso o la balanza que no falte.
foto archivo 1900 |
Todo preparado para llamar la
atención, sueltas quedan esas exhibiciones que hacen equilibrio y que te
seducirán la vista, y si no lo han hecho ya, iniciarte al mercadeo que ya toca
en esta vida.
La mercancía queda atrapada en
un juego de alturas que descienden hasta el suelo. Todo está lleno con ella en
los puestos. El vacío no existe en el mercado, para eso hay modelos, tallas y
colores; hay bandejas, cestas; platos y cubiertos y hasta, si me apuras, música
y gorros, colgantes y llaveros.
Perecederos o de temporadas el
género debe ser vistoso al gusto y al deseo. El colorido y la variedad de
disposiciones te atraparán en segundos. Ordenado o haciendo filigranas en
arcos, subidos en pirámides, torres y tartas.
Fruta y flores, bisutería y
ropa, cenacho y cestas, pescado y carnes. Donde se despacha y también se come.
El mercado es una tradición, fusión, armonía. Deseo. Provoca a la tripa y te
adelanta la sed.
Mis preferidos son los
primeros: Frutas, verduras, legumbres, hortalizas, frutos secos, flores y
semillas, con esa gama de colores, cualidades de primera. No les hace falta
etiquetas ni carteles brillan por sí solos, te lo ponen fácil con solo verles
la cara, el brillo, palpar la dureza y apreciar su firmeza, y el color, bendito
en su gama y en su esencia.
Por olvidarse se me olvidan
cosas, pero ay de esa chispa, ese secreto del puesto y del mercado, ¿el turno?
ese ya está tomado, es el que está en el trato y en la alegría, por comprar y
por vender, con ese cariño y esa cercanía. Tocar ese género, llevártelo a la
nariz, sentirlo, acariciarlo para establecer el vínculo hacia tu regazo, hacia
tu cesta.
¡Qué gentío ya hay, pero si
está llena la plaza! Hay amas de casa, turistas, emigrantes y policías; grandes
y niños de la mano o sueltos; ancianos en sus carritos o en andadores. Va la
gente con amigos, en pareja, en grupo o en familia. Café y bollos, tapas,
pinchos, cerveza, vino o refresco. Quesos, fiambres, chacinas y delicatesen que
te porfían.
Atractivos los que quieras.
Mucha labia y sanos consejos. Mentirijillas las de menos. Puede haber
esculturas, lámparas y lamparones, sí, en el suelo, como debe ser, ¿alfombras?
No, esas no caben.
Voces de llamada, cantinelas,
algarabías, risas y carcajadas. Se habla en inglés, en francés, en gallego, en
vasco y en catalán. La buena educación que no falte: Bos días, Egunon, Bon día
y buenos días. Moitas gracias, Eskerrik asko, Moltes gràcies y Muchas gracias
son las que tienes.
Es la hora, ya toca, se
encajan contraventanas y se cierran las ventanas al almuerzo y al sueño. Vuelve
a desmontarse todo y la plaza queda vacía.
Adiós, Adéu, Agur y hasta
mañana, pero no te vayas que hay posdata.
Ya sé porque soy adicta a los mercados, leyendo, yendo y viniendo, por fin
vengo y encuentro.
“Mercado
viene de comprar (mercari), de mercancía, también lo relacionan con Mercurio (el
dios del comercio) mercadería, mercelogía y aquí llego, que esta raíz dio la
palabra merces (paga, recompensa) la que nos da
merced. Y que tal vez el verbo merecer también
tenga la misma raíz y de aquí, merito, merecedor
¿y adivináis? SÍ, efectivamente, de aquí viene mi nombre Emerencia lo que son las cosas y es que una no para de
sorprenderse cada día.
¿Y
a ti te gustan los mercados?
Las fotos están tomadas en nuestros periplos por rincones y hermosas ciudades. Son los mercados y plazas de Granada, Ordizia, Santander, Bilbao, Barcelona, Amsterdam y Roma .
¡¡¡Buenos días!!!!
ResponderEliminarYo también soy adicta, he ido a muchos en mi región, por España, por Europa, en Túnez...he visto muchísimos y me encantan todos aunque mis preferidos son los del sur de Francia, son maravillosos.
Un beso y el texto me ha encantado, lo has iniciado de una forma realmente bonita.
Gracias Gema, como me alegra compartir tantos gustos contigo y como curiosas que somos, los mercados, hay tantas cosas para ver, disfrutarlas, tantas curiosidades, gente. Te puedes pasar el día solo observando y sintiendo ese bullicio. Un abrazo
EliminarMe encantan los mercados. En León suelo ir a uno que hay cerca de mi casa los martes y los viernes. Es de esos en los que hay de todo desde garbanzos hasta sartenes, pasando por bragas, ciruelas y chorizo (de León, claro).
ResponderEliminardurante tres años, viví en Santander a cincuenta metros del Mercado central, un edificio precioso y los mejores pescados y mariscos de la ciudad (además de carne, embutido, quesos, frutas y verduras).
Y sobre todo, me encanta visitar los mercados en ciudades extranjeras. Tienen cosas tan raras...
Preciosa entrada Eme.
Un beso.
Gracias Rosa, qué alegría que a pesar de estar en vacaciones te pases a leer por aquí. Me alegra mucho lo que me cuentas porque es así, esa mezcolanza de sabores, de sensaciones, de género, de gente en cualquier rincón, lugar o país, los mercados dicen mucho de allí. Un abrazote
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