El BOTIJO EXPRESO




Un entremés costumbrista, popular, español. Inspirado en aquellos años cuando las vacaciones a la playa eran muy, pero que muy diferentes. Dos protagonistas. Son trabajadores mandados por la empresa para pasar unos dias en la playa y tomar unos baños, curativos. El tren, uno de esos de asientos de madera y en los que la gente sacaba la tortilla y los filetes empanados de la fiambrera, y se compartía con todos los viajeros del vagón. Eso sí, lo que no podía faltar era, el botijo para beber agua. Con la calor del viaje, el botijo la mantenía bien fresquita. Y no, nos engañemos. La verdadera aventura: era el viaje en tren. Para la gran mayoría, era una novedad. En los vagones, había gritos y bullicio y mucho, mucho humo de cigarro.
Pero todavía no hemos salido. En el andén esperan nuestros dos protagonistas. Salen de Madrid y van a Murcia en el Botijo expreso. Sí, era así realmente como se llamaba el tren. Y nuestros protagonistas son: Bufete y Talegón.


    —B. Uf, hace un calor que encrespa el flequillo. No hay quien duerma por las noches, y mira tú, las ganas que tengo yo de ir a Alicante.
    —T. Bufete, no te quejeee, por una vez que Isabel II hace algo bueno y nos lleva lejooo.
    —B. No es la reina, no te equivoques Talegón, es El Ramiro.
    —T. El Mestre Ramírez nos costea unas vacacioneee y tú, ¿te quejaaa encima?
    —B. Lo que es, es un tacaño, y un miserable.
    —T. Bueno, ya zabe como eee. Dicen que el viaje es la bomba, que quién ha io, ha zanáo con el yodo del agua.
    —B. Y todo esto de la salud para ahorrarse unos cuartos, según El Ramiro, a la sociedad.
    —T. Venga, tira paaal tren, vaya a ce que encima se va, y noo deja aquí tiraoo.
    —B. Talegón, que este viaje es, para que no se le ponga nadie malo, no te engañes. ¡Qué llevamos una con la gripe esa! El personal nos hemos quedado bajo mínimos.
    —T. ¡Un recreoo por el módico precio de doce pecetaaa, ceñoreé!
    —B. Doce pesetas, si vas en segunda, veinte, si vas en primera.
    —T. Hazta por ahí tiené poca gracia. Que má dá, pa remojá el culo en el agua y no hacer naaa… Dicen que laa playaaa del Levante son laá mejoreeee; ce te enderezan loó huessoó. Me vienen mú bien, que con la humedad del barrio loó tengo tooo  reablandaooo.
    —B. Pues para bañarte todavía te queda, eh. Los tres días de viaje no te los quita nadie.
    —T. Me ha contao La Sabri que hay, ¡hasta ciete balneariooo! en una de laá playaaa.
    —B. Pues yo hubiera preferido la diligencia a Granada, o ya puestos, a Cádiz, a los carnavales.
    —T. A mucho azpiras tú con tanto quejarte, Bufete; cuando en lo ma lejooo que te haaa montaó, ha zio en barco en el Manzanareee, y valiente traqueteo que ce lleva el navío.
    —B. ¡Y tú, Talegón, que agarrado a tu mujer, que no te saquen del paseo de la Virgen del Puerto!
    —T. No te envalentonee hombre. Pronto el tren llegará hazta Cádiz. Tiempo al tiempo. Y cada uno tiraremoó pá distinto norte.
    —B. A este Ramiro como le tome el gusto a esto, todas las primaveras nos va a mandar en tren para el Levante.
    —T. Dicen… que va a llegar este tren hazta el Norte ¿te imaginaá? Conocer Bilbao, Zantander, La Coruña, Zan Zebastián….
    —B. Nooo te hagas ilusiones, que por ahí que el billete será más caro y solo irán, los pudientes. Esas playas son para los ricos que siempre tienen el pretexto que van a curarse, adolecidos de jaquecas, reumas y trastornos nerviosos. ¡Trabajo, es lo que yo les daría!
    —T. Eso eeee lo bueno de vivir en el centro de Ezpaña, que puedeé tiraá pá el levante, pál zuuuu o pá el norte.
    —B. Bah, la mar es la misma en todos lados. Pero descuida, que a ti te tocará siempre, ir para Alicante.
    —T. Mira, ahí viene el Ramiro. Noóz ha hecho esperarlo desde laa once de la mañana, paa salií a las treee de la tarde. ¡Anda, coge loo burtos, Bufete que se note que estamoo  etusiasmaoo con el remojo!
    —B. Oye Talegón, ¡¡que no nos hemos traído los botijos!! Y muy ligerico vienes tú, con solo una talega.
    —T. Ya noo darán agua, hombre, y si no, nos bebemoo el vino de la bota que llevo. ¡Pan y vino aligera el camino! Mejoó llegaá a la playa borracho que sediento.
    —B. Leñe con el tío¡Espera, espera no corras! ¡Miraaa, hay más de diez vagones! Y no te digo, la panzá de asientos que tienen que ir por dentro ¡Dios nos pille confesados! ¡Que ya suena el pito!
    —T. Saca el pañuelo Bufete, que nos vean bien los que se queaaan.
    —B. Mira ese, jajaja, el botijo, que lo ha mutilado. Con la prisa por entrar al coche, se le ha quedado sin pitorro.
    —T. ¡Otro, que va a pedií vino! Vente, sube ar coche trece, que ezté nooo va a traer suerte.
    —B. Veinte horas de viaje que nos espera. Y anda que el Ramiro ha saludado.
    —T. ¡Todo er campo eé nuestro! Vaya juerga noo espera esta noche aquí. Nos vamos a ir de coche en coche, a ver que se cuece en cá uno.
    —B. Pues, como no saltes por el techo del vagón…¡váyaá! mira tú…
    —T. ¿Qué te pazaa Bufete?
    —B. Que se me ha caído el clavo del testero al colgar la cazadora, y no lo encuentro.


    —T. Mira esa moza que buen trapío lleva.
    —B. Redios, ¡si es la cigarrera! Y… allí está el churrero de la calle Conde Duque, que no se pierde una por lo que veo. Y allí, allí está el carnicero. Y ahora pasa el carpintero, el de la calle Diego, de la ribera de Curtidores. Y allí están…
    —T. No, zi ahora conocerás tú a tó er tren.
    —B. Esas son las hermanas Isabel y Andrea, las costureras de la calle Ruiz, y Don Agustín, el que hace obras líricas para teatros caseros.
    —T. Mirá Bufete, esa mujer tuerta del ojo izquierdo, y el gordo ese, que vá a ocupaá por lo menoo, doo asientoo. Esto va a ser un jolgorio. Sabee, creo que la clave del viaje no eé Alicante.
    —B. Hemos dado con el vagón donde está la gente conocida. Esto va a ser muy aburrido.
    —T. Zi ezto eé un amazijo de hierroó con relleno de masa de carne, que maaa dáaa un coche que otro.
    —B. Si acaso, en la siguiente estación nos cambiamos.
    —T. Haremoo una cosa Bufete, nos bajamoo en la eztación Tembleque, o Villasequilla que está anteee, y nos subimos a otro vagón, el que tú quieraá.
    —B. ¡Mira, mira estas cuatro que aquí vienen! ¡Y vienen con más gente!
    —Ellas. Permiso, ¿está libre? ¿No les importa que nos quedemos aquí, con ustedes, verdad?
    —T. Zí, claro, ¡noo por dioó!. Bufete, haz sitio aquí en el zentro.., tirá pá allá, hombre.
    —B. Ya que vamos a pasar un tiempo aquí metidos, nos presentamos. Éste es Talegón y yo, Bufete, somos de la fábrica de Tabaco, en calle Embajadores, para servirlas.
    —Ellas. Yo me llamo Rosalía, la rubia es Trinidad, y esta, que está de espaldas, es Gertrudis. Somos peinadoras. Este señor es Luis, es anticuario y este otro, Don Cristóbal Dols, industrial de telas, y el que viene por ahí, es Fabián, a secas, el del Rastro, se dedica a comprar billetes para venderlos después a la vuelta…jejeje ¿Talegón ha dicho? Vaya nombre que tiene usted, no. Seguro, que es apodo. 
    —T. Me llamo Luií, Luií Pérez y ezte, Rubalcaba, Pedro, El Bufete. Es que quiso seee abogaó, zaben, y se quedó, en el mueble.
    —B. Y éste es Talegón, porque es ancho de cintura.. y chico. de mollera.
    —T. Aquí unoo tragoo de vino, paa tó el que quiera. Pásenlo.
    —Ella. Pues aquí llevo yo un salchichón para, echar salero… a la mollera. También tenemos tortilla.
    —B. Creo Talegón, que ya no nos cambiamos de coche, vaya que perdamos con el cambio.
    —T. Nó, si ya veraá tú, Bufete como se anima el convoy. Con el salero de estas mujereé no noooo va a faltar de náaaa.
     —B. Agua. Agua va a faltar.  Es que yo no soy mucho de beber, saben.
    —T. El Ramiro, eé un jefe nueztro, me ha dicho que en la parada que hagamo habrá un médico de la compañía. Así que, ¡que no falte el vino!
    —B. Calla, calla Talegón, ¡qué se está armando un revuelo por ahí delante. Voy, y me entero.
    —T. Ezté, que conoce a tór el mundo. Venga, ¿qué?, ¿qué pazza?
    —B. Parece que en el coche viene el Tío Saín. Sí, no pongas esa cara. Yo no se quién es. A mi me suena a lo del tío del saco. Anda que si.. es un sacamantecas y te saca la grasa esa que te sobra por ahí abajo.
    —T. No digaa tonteríaa, lo mizmo es un tuberculozo desahuciaoo que viene a curarse, de esos que se tapan entero con sombrero de ala ancha y capa.
    —Ellas. Ay, no diga usted eso. ¡Ay que miedo..! Pero, si hay médico, habrá policía. De todas formas, estamos aquí muchos, y entre todos…
    —T. Y zi noó, le invitamoó a vino y zarchichón que nos sobra. ¡Vamos al lío! Tabaco también hay.
    —B. Talegón, acércate.Sssch.Si nos ataca ese Tío Saín, le echamos al anticuario este y al Don industrial.
    —T. Zí, ezoo. Laaa peinadoraaa que se queden con nosotroo, Bufete. Que se pierda el Rastro ese por ahí.
    —B. ¡Mira! Menos mal que ya llegamos. Tengo que mandarle una postal a mi mujer. ¡Haré muchas fotos del hotel y de la playa! 
    —T. Bufete, ezperá a bañarte por lo menó, hombre. Anda baja.
    —B. ¡Cuánta gente! ¡Está toda Murcia en los andenes! Vamos Talegón, vamos para la playa.






Comentarios

  1. Me ha encantado. Las conversaciones de los protagonistas son lo mas y por supuesto que hayas elegido Alicante para inspirarte.
    Un beso.

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    1. Hola Tere!!!los primeros bañistas que iban a tu tierra, y ese tren llevaba un botijo delante de la máquina. Jeje qué cosas. Gracias 🙏💕Un abrazo

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  2. Qué bien has recogido el ambiente.
    Un abrazo.

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    1. Hola Chema!!! Gracias 🙏💕un abrazo. Feliz jueves!!

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  3. Fascinante, qué lejanos nos parecen los modos y costumbres de ese viajar de hace medio siglo o más. Un gustazo leerte.

    Un abrazo

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    1. Jeje gracias por tu motivador comentario. Es la primera vez que hago un sainete de teatro. Por cierto ya está grabado el vídeo. A llovido mucho desde 1800. Un abrazo

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  4. ¿He tenido un dejà vu? ¿Has repetido el relato? ¿Lo has retocado?
    Sea como sea, sigue siendo tan bueno como el que recuerdo. Geniales los diálogos y la historia no tiene desperdicio, je,je.
    Un abrazo.

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    1. Siii, Josep M. !buena memoria!!!lo he retocado un poco. Gracias compañero. Me ha salido Milena teatral. Un abrazo

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  5. me encanta este relato tan costumbrista y el caso es que me suena. Como si ya lo hubiera leído antes o algo muy parecido. ¿Lo habías publicado antes?
    He viajado mucho en tren. Mi padre era maquinista de RENFE y el viaje nos salía gratis.
    Por supuesto, no he vivido estos tiempos que tú describes (Isabel II me quedas muy antigua), pero el botijo y la tortilla de patata los he visto muchas veces. Y alguna gallina también.
    Un beso.

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    1. Hola Rosa!!! Siiii, ya lo había publicado. Ahora le he dado una puesta a 👉 punto para ser interpretado y grabarlo en vídeo. Que por cierto, ya está. Qué bien tener un papa maquinista, cuantos viajes inolvidables, "pu, pu".Gracias.Un abrazo

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  6. Hola amiga,
    gracias por pasar por mi blog y decirte que me he recreado de una manera maravillosa con tu relato. Escribes maravillosamente. Te sigo, Emerencia...

    Un abrazo y buenas noches.

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    1. Holaaa Joaquín, qué alegría tenerte aquí, poeta. En estos andares por la vida bloguera encontrar buenas letras como las tuyas es un como encontrar un diamante perdido. Nos seguimos. Gracias y feliz finde!!!

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  7. Hola.
    He buscado el relato que mencionan en otros comentarios porqu eno me sonaba y vi que no te comenté, lo publicaste en Navidad y yo andaba desconectada. Pero me encanta haberlo leído ahora.
    Tienes razón, aquí venían los pudientes, teníamos muchos balnearios(cuando tenemos las mareonas salen restos a la luz), incluso Isabel II era asidua.

    Me ha encantado, requeteencantado y lo he disfrutado; el ambiente del tren es muy Benito Perez Galdón. Enhorabuena.
    Muy feliz finde.

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    1. Hola Gemma, si estaba tu comentario lo he buscado, por la razón que sea (estas historias virtuales) no me lo había notificado google. Pero te rescaté. Jeje. Si el comentario lo hice para felicitar el nuevo año 2020 y además ilusionada que al tener dos veintes iba a ser estupendo y mira tú como lo vamos llevando, qué te voy a contar a tí. Mi amiga. Al menos el 20 es el número de la sociabilidad, de eso entendemos mucho más y que nos sobre. Qué bueno que compartas esta historia, porque yo tuve que leer para crear el sainete, de ahí que lo puse. Es lo bueno de mis ocurrencias que antes investigo y aprendo un montón jiji. No te pierdas el vídeo lo tengo en youtube es la pera de divertido https://www.youtube.com/watch?v=KBofNrFdK8c&t=289s
      Un abrazo, ah no todavía tengo que seguir contigo más abajo jaja, qué linda eres amiga mía tu precio en oro.

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  8. El viaje en tren ya era la aventura, es cierto. Sin ir tan atrás en el tiempo como en tu relato, recuerdo mis viajes a Madrid cuando estaba en la Universidad. Doce horas de recorrido que me llenaron de anécdotas para recordar.

    Entretenido el relato. Me había asustado con la extensión, pero lo leí con mucha facilidad. Fluido y entretenido.

    Veo por una foto en tu blog que has estado en A Coruña y te has hecho una foto con Cunqueiro. ;))

    Un abrazo

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    1. Hola Alis, gracias por venir en este viaje por raíles de antaño. Siii, estuve en Galicia, en la Coruña y pase a visitar la placita donde está paciente en su Banco este novelista. Soy una enamorada de Galicia y su cultura. Un abrazo y feliz finde!!!

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  9. Hola Eme, te había comentado el otro día pero no veo nada. Por si acaso no te llegó, que me encanta el relato, que me recuerda un poco a Galdós por esa maravillosa manera de retratar los diálogos costumbristas y que aquí teníamos a gente regia y de alcurnia. Cuando en agosto tenemos lo que llamamos las mareonas, a veces se desentierran restos de los balnearios de antaño.
    Muy feliz semana.

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    1. Correspondida amiga, que me alegro un montón tenerte por aquí, con esos detallazos que dejas. Un beso y feliz semana

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