MUDA DE VOLUNTADES











Dijeron: «Corred, corred, hasta que la tierra deje de existir bajo los pies»

Por última vez él acaricia su vieja radio de lámparas. El molino de viento que la cargaba ya no existe. El anciano nunca acabaría esa barca que quedó sola entre los riscos; el oleaje terminará destrozándola. Él nunca terminó de leer aquella novela de ballenas y tempestades; la dejó olvidada. Todavía se arrepiente de no haberlo hecho.

La torre prismática con cúpula roja ya no es la que era. El anciano la mira de lejos; acompasa su macula a la distancia, ladea su cara hacia un lado, después el otro. Una vez más el faro le deja entrar y ver los cristales de su linterna. Sus dedos pulgar e índice se le escapan; él los persigue en un plano a diferente tiempo. Las manos parecen sentir la junta de los cristales; acarician toda la superficie descubriendo quizás aquella inoportuna entrada de aire. Los dedos, hábiles, se pegan a esa textura plástica de la masilla y unen las zonas deterioradas… El anciano tiene sus manos en alto; intenta coger todo el faro. Vuelve su vista de nuevo al oleaje que rompe bajo sus pies.

Sus ojos se han ido desgastando, pero aún perciben lo suficiente para saber que la profundidad del océano le llama. El anciano ha compartido sus fuerzas con él y su inmensidad, agradecida, ha revelado siempre sus propósitos. No hubo naufragio en su costa mientras él estuvo.

El torrero —así le llaman al anciano— acaba aquí su viaje. Espera a ser engullido. Se ha encendido la luz del faro por última vez. El aparato óptico, ahora automático, brilla para el momento.

«El tiempo se presenta bravío. El océano acabará levantándose con un fuerte oleaje que irá en aumento. El viento no se acunará esta vez en la costa, pero sí lo hará en altamar y arreciará tanto que se tragará la tierra». El torrero prepara el último informe meteorológico, su último registro.

«El que creó descrea porque tiene el poder» se lo dijo el océano. También le dijo:

«Cambiaré los tiempos y sus vientos. Mis tormentas arreciaran más y más. Me elevaré sobre la tierra hasta hacerla desaparecer; se quedará enterrada en mis profundidades. Tu memoria desaparecerá para siempre y nunca más sabrás que estuviste aquí; quedará en tu mente como una radiografía de lo que fue entonces. Tu cuerpo se irá alargando. Los brazos y piernas se te acortaran y se convertirán en aletas. Hay quién engrosará la piel y en selkie se convertirá. Y a otros les saldrán escamas; serán sirenas con pulmones plegados. Todo alma errante en la tierra se volverá al agua lo mismo que lo hicieron delfines y ballenas. Que este mensaje se extienda por todo el universo». 

Se deshielan los glaciares. Poco a poco las fisuras oceánicas se separan y empujan las masas salinas sobre el continente absorbiéndolo por completo. Las burbujas de aire crean grietas y cavidades a capricho. Se derrumban las cuevas. Los islotes navegan arrancados de su eje primario; vuelven a sus orígenes. La luz se fractura, queda roto el arco iris.

Las aguas, aquellas que fueron mensajeras del límite, ahora son un caldo salino que corroe, desmenuza la tierra capa a capa, grano a grano, para cubrir los fondos y edificar su reino. Habrá un tiempo donde se hallaran construcciones de piedra volcánica; arcos y cúpulas fosilizados de arena cubiertos con algas y arrecifes. El alzado de columnas de basalto sobre paredes de conchas. Los supervivientes nadarán siguiendo senderos de setos de madréporas. Un jardín multicolor de algas asomará entre los sargazos y las posidonias.

El torrero espera paciente en su cabo, a espalda del monolito de piedra. El faro alumbra la altura del anciano dejando caer su sombra al precipicio. Sobrecogido, con miedo ausente, mira a la costa. Espera el abrazo del océano. El viento arrecia y la ropa se le deshace en jirones. 

Hay un oso polar que vaga, solitario, entre las rocas de la playa.


Emerencia Joseme
#historiasdeviajes



Comentarios

  1. He guardado este relato para leerlo con calma, ya te diré,como siempre. Pero no te escribo por eso Eme... es que he perdido ooootra vez tu correo, por favor escríbeme cuando puedas ¿sí? ¡y mi cabecita loca! ;)

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    1. Hola Isabel,
      Me comentabas sobre mi correo, aquí lo tienes viajeyfotos@gmail.com
      Los relatos los iré subiendo uno a uno. De hecho hoy voy a subir otro.
      Si quieres puedes comentármelos por el email o por aquí, lo que tú desees. Gracias.
      Un beso

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  2. Un relato apocalíptico y, por lo tanto, sobrecogedor. Quizá solo sea una falsa premonición, o quizá una verdad que se acerca lenta pero inexorablemente. Lo que quedará de ese desmadre de la naturaleza (que de madre creadora pasará a ejecutora) no lo sabemos. Quizá habrán supervivientes que se adaptarán a las nuevas condiciones, pero, de ser así, ¿sabrán comprender lo sucedido y por qué? Quizá se vuelva a cerrar el ciclo tras algunos milenios.
    A pesar de la dureza y "crueldad" del mensaje, lo he disfrutado. Tus letras siempre dan que pensar.
    Un abrazo.

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    1. ¡Hola Josep Mª! ¡Gracias por acercarte por aquí y dejar tus reflexiones que siempre son muy bienvenidas! y sobre todo teniend en cuenta el calorcito veraniego que tenemos a la chepa jeje.
      Con respecto a lo que comentas, ni decir que cada vez el cambio climático es más evidente.
      Este relato lo hice cuando viajé al sur de Portugal, concretamente a Cabo de Roca y después descubrí la costa Piedade. Increíble y maravilloso paisaje. Me inspiró esta historia, la del viejo Torrero y su amigo el océano. Un viaje con un final y un principio. Un abrazo compañero.

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  3. Una estupenda recreación literaria de esa venganza que tarde o temprano nuestro pequeño punto azul pálido se tomará contra el actuar humano.
    Solemos pensar en que nuestra civilización se está cargando el planeta. Siendo paradójico que atentemos contra el único planeta conocido en el que podemos vivir eso no es del todo cierto. La Tierra nos sobrevivirá. Lo que estamos destruyendo son las condiciones que necesitamos para vivir como muestras en este relato. El calentamiento traerá escenarios para los que no podremos adaptarnos, salvo que mutemos, algo que no pasa de un día para otro.
    Un estupendo relato cuyo origen presumo en esa frase final que menciona la imagen que no hace mucho vimos en el telediario con ese oso polar sin hielo sobre el que caminar. Un abrazo!!

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    1. Hola David, se me había pasado tu comentario, y el caso es que estaba segura que te había contestado, uhm.... bueno estas cosas virtuales. "La tierra nos sobrevivirá" "No podremos adaptarnos" A lo largo del tiempo los seres vivos han ido mutando; las especies lo hacen día a día para sobrevivir. Es cierto que esta evolución es lenta y que algunos de los condicionantes ambientales de la actualidad van demasiado rápidos. El origen del relato fue un viaje al sur de Portugal, a Cabo da Roca y Punta Piedade en el Algarve. Estos lugares me impresionaron; los acantilados bajo el faro y esos islotes veteados flotando en el mar, corroídos, dando la impresión que la tierra se gastaba. Me alegro que hayas dejado estas impresiones, me gustan. Muchísimas gracias. Un abrazo.

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  4. Hola Eme, ya estoy por aquí. Por cierto, ue buen comentario el de David.
    Me gusta especialmente las profesiones en desuso, ya no la llaman farero,o torrero, sino técnico mecánico de señales luminosas ¡ná que ver! Que tremendamente visual es el anciano cuando mira de lejos ladeando la cara para enfocar mejor.Mimas todos los detalles, y pones el mismo empeño en los cristales de la linterna, que en el molino de viento., por ponerte un ejemplo.
    No sabía que era un selkie, ya ves, aprendiendo.
    Sobre los tiempos verbales, me parece que hay alguna incoherencia entre ellos, por ej: “el anciano nunca acabaría esa barca...; el oleaje la “destroza” (quizás mejor la destrozó” o “la terminaría destrozando”
    Pero no te queda solo en una historia particular, de una persona determinada. Tu relato va más allá porque hablas de la historia de la tierra y lo cuentas desde cierto toque mitológico y un mucho de realidad, y aunque todo cambia, muta, desparece, renace, continentes, planetas, universos, le estamos dando un patada catastrófica al planeta en el que habitamos.
    Final potente con la imagen del oso.
    Y para terminar, qu e me he enrrollao… no sé si este es el micro para Zenda del que me hablaste. Si es para un micro, no lo limitaría solo a un micro, (no sé cuantas palabras te permiten), creo que hay demasiadas imágenes alternativas (el viejo, el faro, el molino, los recuerdos, la mitología o leyenda de las focas, los recursos humanos que se acaban...), sin embargo es un magnífico relato incluso si se desarrolla más. Es muy muy bueno.

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    1. ¡Hola Isabel! tus comentarios son un verdadero aliciente para mis historias, los espero con impaciencia como agua de mayo. Muchísimas gracias por todas esas impresiones y aportaciones, sobre todo, por hacer ese "alto" en tu construcción particular: esa terraza. Espero que al menos esté cerca del mar, así vas de cabeza en esta Apocalipsis. Lo siento, no he podio aguantarme la guasa.

      Por cierto, te tenido en cuenta el cambio del verbo. Buen toque. Hay un juego de tiempos verbales en ese párrafo, entre presente-pasado-pasado-presente que me gusta. Ese tiempo en el centro lo he cambiado, pero por un futuro (todo para llevarte la contraria jaja) sí, realmente me gusta más ahora. Te cuento que este simple cambio me ha hecho tener en cuenta la conjugación del presente y futuro en el antepenúltimo párrafo, "El Alter Perfeccionista" jaja.
      Bueno guapa, hoy subo un tercer relato y con estos tres elijo dos para el concurso; tengo que subirlos antes del domingo. Ya has visto que son entre 100 a 1000 palabras. ¡No es micro! Hemos hecho dos y ya se nos fue la olla jajaja. Bueno niña Isabel. Un beso grande

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  5. ¡Ahhhhh nooooo! Que no son micros!!!!!!!!! ¡Que son HISTORIA DE VIAJES!
    ¡Ya decía yo...! y yo pensando, a ver como le digo a Eme que es muuuy largo ;)

    Un relato genial, ya leeré los demás y te digo corazón.

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  6. Hola Eme, es increible lo que puede crear y recrear un paisaje o una pequeña vista en la mente, las imagenes vuelan y nos vamos con ellas en un viaje, por suerte con regreso, ja, ja.

    No se que tiene el mar, pero hay tanta vida oculta en él, que nos cuenta miles de historias, nos lleva tanto a sus profundidades, como a su litoral huracanado con la sola contemplación.

    Excelente relato, muy gráfico y vívido. me hiciste recordar el libro de Hemingway "El viejo y el mar".

    Besos.

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    1. Hola Idalia, te tengo abandonada amiga. Pasaré a leerte en cuanto me deslíe. Gracias de todo corazón por dejar tu comentario. Me alegra mucho que te guste. Siempre andamos las dos reflexionando sobre el mundo, su presente y futuro ¿verdad? pero nosotros no mutaremos, pasaremos directamente a ser sirenas de Neptuno jeje. Besos.

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