SAINT CIRQ LAPOPIE







No te lo voy a contar todo porque el relato quedó inconcluso y bajo candado. Mi desafío es recuperarlo algún día; confío que la posadera tenga bien en devolvérmelo cuando regrese. Esta historia te trasladará a un lugar lejano y a un tiempo incierto, pero tranquil@ me quedaré rondando tu imaginación para seducirla y así permanezcas a mi lado por un lapsus de tiempo. Las imágenes te contarán gran parte de la historia que falta. Te adelanto que hay personajes ficticios, un vis a vis con el medievo; ellos solo actúan acorde a la esencia que les conforma. Mantener la distancia con ellos va a depender solo de ti; pero te aviso que si pueden, ellos van a intentar tocarte. Aquí comienza la historia y con esta música de fiesta.











Hay una carretera que zigzaguea entre prados y robles; la orilla de muros de piedra te deja ventanas para que te asomes entre los árboles y divises a lo lejos unas pequeñas aldeas aisladas de madera, piedra y teja. 






Grupos de ovejas pastan inmutables a cualquier ruido. El tiempo se ha detenido en estos valles des Causses du QuercyBien podríamos estar en el siglo XIII.










En un recodo de la carretera aparece un pequeño pueblo medieval, dominando sobre el valle. Los restos de castillo y su iglesia se alzan en un montículo de piedra a un centenar de metros del río Lot.









Las campanas de la torre llaman a la oración y hacen revolotear las aves que anidan entre los aleros. Los monjes ya llevan rato despiertos aferrados a las escrituras y a los desvelos de los aldeanos.








Las casas se disponen sobre la fortaleza ganando terreno a la piedra. Tienen tejados con un color ladrillo muy característico de la región; guardan esa armonía, el mimetismo con el color, el de la piedra calcárea y la madera de roble. La calle central, la única que vertebra, te invita a que entres sin reparo; uhm, huele a pan de horno y queso recién hecho. Se despierta la mañana en el territorio de Quercy.








Mientras la luna se va a dormir, por la estrecha calle empedrada del castillo se oye que cabalga alguien, reluce el metal, posiblemente sea un caballero.















Ventanas, ventanucos y buhardillas, se abren a los rayos del sol. Portezuelas y postigos se escuchan entreabrirse al paso de tus pisadas. Humean las chimeneas con el desayuno. Hay esquivos de movimientos en el patio trasero, se oye el caldero, tal vez coge agua del pozo o... alguno que sale de la letrina.













Se ven viviendas diferentes; algunas sencillas, como la de los campesinos, con una sola estancia que hace de cocina, salón y habitación; es el lugar donde más se trabaja, hay espacio suficiente para almacenar la cosecha y lo útiles de arar. 















Otras casas tienen varias dependencias, más señoriales, con huerto y corral. Cercana a la calle principal los artesanos comparten su casa con el taller y en mucho de los casos con la tienda que empieza a abrir su puerta a esta hora de la mañana.









Los carpinteros comienzan la jornada cortando la madera de roble oscuro de la meseta. Hay que terminar todos los encargos de los muebles, y hay que apilar las vigas recogidas del bosque cercano.








El gremio de los armeros preparan los artilugios para los cazadores y para los caballeros que se aprecien en el arte bélico.













En las casas de más abajo están las modistas, sastres y las trabajadoras de la lana. Todos en la mañana, hombres y mujeres, están cortando patrones de trajes y tejiendo solo se les ven a las mujeres. La calidad del traje y el precio son muy valorados, sobre todo si es el traje del domingo, es el gran día y toda la familia va a misa luciendo sus mejores ropajes.







Hay una ventana abierta; se comparten saludos, parecen que te invitan a charlar a pesar del ajetreo que se  traen. Dos modistas te cuentan sus quehaceres diarios. Hoy tienen la reunión con el gremio, un evento muy importante para un artesano que se aprecie.







El sendero con la puerta del arco lleva al molino del río. Huele a piel curtida y tinte, olores agridulces que amargan el olfato. Unos aprendices en el oficio bajo la mirada atenta del maestro mueve que te mueve tinte y lana, agua y paño.













El río, la noria, pescadores y labradores; en Saint-Cirq-Lapopie todos saben que dependen de la naturaleza que les rodea, es su supervivencia y su integridad. Los agricultores cuidan los bienes apreciados de los campos, el agua, incluso parte del ganado. Los recolectores de plantas medicinales bajan de los prados y los bosques; traen cestas de mimbre con hierbas cogidas con el esmero y la esperanza de la curación. 








Toda la aldea al unísono, al compás. La gente comienza a reunirse cayendo la tarde. La vida cotidiana de este pueblo gira entorno al tiempo y al espacio, y el ritmo de la vida depende de las horas de luz. Es la hora de la comida más preciada del día, la cena; pan, vino y cerveza no pueden faltar.






Alguna cantiga se escucha a lo lejos en las casas más nobles. Los juglares son el centro de atención. La poesía, el mayor divertimento del pueblo noble, junto a la taberna. ¡Señores,señoras aquí se reparte vino, comida y diversión!

Se cierra un día en Saint-Cirq-Lapopie.








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Comentarios

  1. El pueblo que hoy nos traes me ha recordado cuando visite Carcassone, que también es Medieval y también es una preciosidad.
    El texto es precioso pero las fotografías que lo acompañan todavía lo son más. Gracias Emerencia por traernos un pueblo tan bonito.
    Besos.

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    1. Gracias a ti Teresa, si conozco también Carcassone, ya lo subiré en otra ocasión, lo tengo en un entrada sobre puentes y cine, sí que es bonito. Gracias por la visita. Un beso fuerte

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  2. ¡Hola!
    Me ha pasado como a Tere, he pensado en Carcassone, qué buen texto y qué buenas fotos, me has atrapado.
    Besos y como siempre una delicia leerte.

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    1. Gracias Gemma, me alegra que sea así, ya subiré en otra ocasión Carcassone para la gente que no lo conoce. Un beso linda

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  3. Hola Eme, en cierta manera vivimos un renacer del medievo y una atracción muy especial sobre él a través de por ejemplo, los numerosos mercados medievales que salpican los distintos puntos de España y supongo que del resto del mundo. Desde luego que un día en Saint-Cirq-Lapopie es como un viaje en el tiempo que tan originalmente has retratado. Un beso guapa.

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    1. Hola Miguel, es cierto que los mercadillos medievales es una atracción para la gente. Aquí algunos puestos son muy fidedignos otros no tanto. El carrusel fabricado de de madera y fuerza rotatoria palanca de mano, esa atracción está muy conseguida para los peques. Un beso Miguel

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  4. Tienes buen ojo para captar esos rincones que todos los lugares poseen, e imaginación para recrear épocas pasadas y gentes de otros tiempos que hollaron los mismos sitios que después tú visitas.
    Bonito paseo.
    Un besote.

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    1. Gracias Paloma, gracias. Esta aldea se conserva muy bien, no te puedes resistir a visitarla, sobre todo los viajeros que nos gusta adentrarnos por los caminos menos transitados; de hecho hay que ir exclusivamente a verlo, rodando unos cuantos kilómetros de las vías más transitadas. Un beso

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  5. Preciosa forma de describirnos un bonito pueblo con este relato "ilustrado" tan especial que nos traslada a otra época y nos hace imaginarnos cómo era la vida cotidiana de sus gentes.
    Como siempre las imágenes y las fotografías extraordinarias, Eme.
    Un besazo, guapísima.
    U

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    1. Gracias Ziortza, y yo que me alegro que te haya gustado perderte en el tiempo. Un beso linda.

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  6. Muy evocador tu inconcluso relato. Me encantaría leerlo completo, aunque así no queda mal y con la música y las imágenes que lo acompañan, está genial.
    Un beso.

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    1. Hola Rosa, bueno es un relato inconcluso porque mi historia se quedó olvidada en la mesa de la posada. Tendría que volver...y no creas que me encantaría jeje. Lo considero inconcluso porque se podría contar tanto de estos lugares; como bien dices tan evocadores, aquí la imaginación vuela, vuela cuando la historia se detiene ¿verdad? Gracias. Un beso

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  7. ¡Qué preciosidad!! Una secuencia de maravillosas fotos que consiguen transportarnos en el tiempo, como en la máquina del tiempo me has llevado a las calles y los barrios de los gremios de una aldea medieval. La vida cotidiana de los hombres y mujeres, sus quehaceres, y quebrantos reflejados en esas maravillosas pinturas y trabajos en hierro.
    Tus palabras me han llevado por esas calles de una región de Francia que desconocía.
    Muy bueno, como siempre, Eme y enhorabuena por las fotos también.
    Un abrazo muy grande y feliz semana.

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    1. Hola Xus, gracias compañera. Uy, que bien, plaf, plaf, me alegro que te la haya descubierto. Me inspiró esta forma de presentar la entrada, porque el lugar era cautivador para un alma viajera que le gusta los paisajes evocadores: bosques, ríos, aldeas aisladas escondidas en los valles, olor a pastel y carne asada. Un placer para los sentidos. Un beso y feliz semana.

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  8. ¡Pero qué preciosidad de presentación, Eme! Nos trasladas a la Edad Media en una entrada en la que no sé que muestra mejor esta villa: si las fotos, el texto tan visual y trasparente. Un magnífico día el que pasaste allí y un regalo para tus lectores. ¡Precioso!

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    1. Hola David, esta era la aldea de la que te hablaba. Es una entrada que he actualizado en base a tu último comentario de las puertas de Ainsa, sabía que te iba a gustar, para mi fue muy especial, en general me cautivan los lugares en donde aun permanece su esencia histórica. Gracias. Un abrazo compañero

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  9. Qué detallista eres Eme, con entradas como esta me doy cuenta de cuantas pinceladas pasamos de largo. Me ha encantado sumergirme en esta maravillosa secuencia de imágenes, y con tus letras sentir que formaba parte de esta fiesta tabernera donde se recitaba poesía.
    Un beso, y feliz tarde.

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    1. Gracias Irene. Para mi es un placer compartir estos detalles, lleva un tiempo buscar las imágenes, elegirlas, montar el diseño y luego casar imágenes y las fotografías (previamente ya elegidas del viaje); finalmente el texto fluye y baila alrededor de ellas. Un beso compañera

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  10. Hay lugares que parecen haberse quedado anclados en el pasado y eso es precisamente lo que les da ese encanto tan especial. Deambular por sus calles es viajar al pasado y el hecho de que se conserven algunos de sus rasgos, costumbres y artesanía más característicos, ayuda todavía más a transportarnos a unos cuantos siglos atrás, donde todo era más sencillo y natural, aunque menos práctico.
    Estupendo este viaje al que nos has invitado y estupendas sus imágenes.
    Un abrazo.

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    1. Hola Josep Mª, gracias compañero. Estos lugares suelen mantener una esencia especial y gracias al turismo se conservan. En este caso no es un turismo de masas; el lugar está bastante alejado de las vías principales de comunicación, tal vez por eso mereció la pena ir a verlo. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo

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  11. Me ha encantado recorrer este lugar contigo, Eme, y me has traído muchos y muy buenos recuerdos de algunos de mis viajes. Estos lugares que te trasladan a la Edad Media están llenos de una magia especial. A mi me impacto en especial Rothemburg, en Alemania, que parecía sacado de un cuento de los hermanos Grimm.
    Me encantan también las preciosas fotografías que nos ofreces.
    Un beso enorme

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    1. Gracias CHari, si te gustaron las puertas no me extraña que te haya gustado este viaje. Me apunto este nota de Rothemburg, en Alemania. Un beso linda.

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  12. Que lindo paseo medieval nos has regalado Eme, a mi en particular me recordó mi época de estudiante, los libros mostraban imágenes parecidas a estas y lo que nos relataban de la vida en tiempos antiguos se parece mucho a este relato tan bien llevado, explicito, detallista y muy interesante en su colorido tanto folclórico como fotográfico.

    Debe ser toda una excitante aventura y delicia pasearse por esta ciudad, cuyos muros guardan tantas historias y sus riquezas naturales, ríos, montañas y vida mineral nos hablan de aquellos tiempos en que la vida era mas cercana al cielo que al infierno, ja, ja.

    Hermoso amiga y gracias por el deleite de leerte y poder disfrutar esas hermosas imágenes y fotografías.

    Que tengas una alegre culminación de la semana querida.

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    1. Hola Idalia, sí estas imágenes creo que los teníamos todos, las veíamos y sabíamos que era el medievo. Me alegro que te hayas apuntado conmigo a este paseo del tiempo. En este caso la aldea de Saint Cirq Lapopie, está en lo alto de un peñasco donde la iglesia al tocar las campanas se oyen en todo el valle. Un abrazo y feliz fin de semana.

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  13. Qué bonito nos cuentas de la aldea de Saint Cirq Lapopie, Donde el medievo parece que no ha salido de allí. Esas pinceladas de color junto con las fotografías y los distintos gremios que parecen que nos trasladan a esa época. Un abrazo

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    1. Grracias Mamen, veo que ya estás de vuelta de tu viaje, ya nos contarás. Me alegro que te haya gustado este guiño al medievo con esta aldea francesa, es muy particular; su conservación y su enclave hacen de ella una referencia en la conservación histórica, un pequeño patrimonio. Un beso, feliz finde!!!

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