REZONGO

Cuéntame ¿Cómo te ha ido? Le pregunto a riesgo de que se burle y me tilde de guasona. Todos saben que no conduce su vida con gran acierto. Y la culpa es de él, solo de él. Viaja por este mundo de desamor con tilde de vándalo. Y es que no tiene reparo en vapulear al primero que le pille por delante. Hablarle no lo desaprueba. Pero a fuerza de ir conociéndole, si quiero emitir algún juicio de valor y derramarlo encima de sus hombros, y que le pese, tengo que hacerlo antes de las nueve de la mañana (que anda con más sueño). Así no pongo en riesgo que me rechace para todo el día.

A él le hablo con cariño, desde la distancia, para que corrija cualquier postura que le haga parecer un repudiado; que ande derecho ante quien le observe con mal miramiento. Digno ante todo incluso si se le acercan con el objeto de darle un mínimo recado.

Pero un día, era julio, plena ola de calor, se levantó con mal pie. No lo vi venir. Me pilló desprevenida ¡Volverás! Le dije, cerrando la puerta de un portazo. 

Y volvió.

Puede que me tachen de paciente y aguantalotodo, pero no soporto verle como le prohíben entrar a lugares tachándole de gamberro. Las malas lenguas criticonas del barrio le hostigan. Yo, por si las moscas, desestimo frecuentar bares, peluquerías, panaderías, carnicerías y cualquier parada no menesterosa, que no sea de extrema necesidad. Incluso manifiesto que me opongo a asistir a cualquier acto masivo codo con codo. La censura está a la orden del día, como el menú incompleto de los comedores.

Cuéntame ¿Cómo te ha ido? Y él me comenta que está sin un amigo. Yo le digo que si se ha convencido por fin que yo tenía razón. Que aún sigue vivo por mi amor por él. Refunfuña siempre cuando tiene que dar algún paso. No quiere hacerlo sin mi apoyo; se enfada, sale al rellano de la puerta y le riñe al primero que pasa. Yo le veo, me sonrío. Son regañinas a los inocentes vecinos; mayores son los descréditos y las calumnias que él recibe de algunos de ellos. Siempre le digo que un buen rezongo a tiempo pone a cada uno en su lugar. Ante lo que no le encaje disienta. Se debe mostrar en desacuerdo siempre y negar cualquier acusación.

Que nadie me venga con sermones de lo que está bien o está mal. Que para despreciables ya están otros.

*

Hoy no ha vuelto. Se fue después de las nueve. Estaba muy atento a mis palabras, eso me ha extrañado. Pero esta vez yo no le castigaré, serán otros quienes lo hagan.

Lo condenarán por abandonarme. Como puede afear así una relación de tantos años. Se burlarán de él, le increparán, tan mayor y no sabe hacer nada bueno. No darán crédito a sus ojos. Y él, los maldecirá y les negará todo. Tratará de acallar sus sospechas, esas que se esconden tras las miradas ajenas que fluctúan entre el temor y el reproche hacia su madre.

Pero una voz dentro de mi ser repite volverá, volverá, volverá.