DESDE RUSIA CON AMOR. RASTREADORES Y ESPÍAS

¡Hola amigos, amigas, y compañeras, compañeros! esta vez os traigo un viaje sacado del baúl, ejem, ejem, más o menos del mismo tiempo que el de Egipto. Os digo más, éste fue mi segundo viaje con mis ahorros del primer trabajo. Segundo y primero eran los 90. Y ya veis donde me fui: a Rusia.

Lo he tenido guardado por que al igual que el primero, solo tenía las diapositivas y cuando las he pasado a papel, vaya, han perdido muchísima calidad, y es que el tiempo no perdona, claro tampoco el avance de la tecnología. Nada que ver con las fotos que salen actualmente, pero éstas son las auténticas, a mi me encantan, tiene ese no se qué y eran mis primeros pinitos con la cámara nueva. En aquellos tiempos tampoco había estas cosas que os voy a contar a continuación, por cierto, considerarlo una acotación a este viaje:

El otro día eché un vistazo por las estadísticas en el blog (las tengo por curiosidad solo) y cuál fue mi sorpresa cuando veo que desde Rusia tenía muchísimas, algo así como 7000 visitas, ohm, que rarooo..; después me fui al globito terráqueo que tengo, y allí, Rusia Federation volvía a aparecer con un interesante protagonismo. Claro pensé entonces que más lógico es que aparezca España, o los países que hablan español, nuestros amigos hispanoamericanos (Argentina, México, Colombia, Perú, Chile, Venezuela, Uruguay..,) pero ¿Rusia? Y ojo, no son los españoles que viven en Rusia, y para más inri, veo que también Ucrania y Chinaaa. Ejem, ejem, aquí hay algo raro –pensé y yo por si acaso como buena anfitriona bloguera les puse el traductor en su idioma, solo por el disfrute de ver cómo se escribe y ese gustillo en la boca de ser una analfabeta en esas lenguas-Indagué (de estos temas nunca me entero bien, es como hablar en chino o ruso) así que os cuento de lo que saqué en claro, pero antes deciros una cosa:

“NO OS CREÁIS LAS ESTADÍSTICAS, SÓLO SON UNA MERA ORIENTACIÓN¡¡HAY TAL GRADO DE MANIPULACIÓN DE DATOOOS!”

Y ahora sí, os cuento lo que he descubierto, tal vez muchos ya lo sabréis. Las estadísticas de nuestros blogs no distinguen entre visitas de personas interesadas en lo que contamos y mostramos, de los que provienen de equipos informáticos automatizados, esos equipos que sirven para “rastrear” rastreatoooor (les llaman blots, que hay buenos y malos, con otras palabrotas como spammers, scrapers, como no entiendo ni me meto). Y otra cosa ¿Sabíais que también usan nuestros blogs algunas direcciones extrañas o inusuales? son “enlaces fantasmas” que simulan apuntarse a nuestro blog (se ve porque nos visitan con cierta frecuencia) pero son de sitios fraudulentos para conseguir tráfico para sus propias páginas. Al parecer pueden llegar a infectar el ordenador, esto ni lo pienso, eso ocurre cuando pinchas esa dirección “para curiosear”, ahí es cuando debes quedarte quietesita (cosa que yo no he hecho). Hasta donde yo sé estos sitios aparecen continuamente, son “parásitos” de blogs que tienen cierta audiencia ¿qué cosas no? También notaréis la cantidad de visitas de los EEUU, encontrarlas es lógico porque allí están los mayores “rastreadores”, los principales motores de búsqueda, además de bastantes personas hispanohablantes. Pero, ¿Rusia, Ucrania o China, incluso Rumanía? Bueno pues ya sabéis uno de los porqués, es por ese referer spam, (los enlaces fantasmas). Así que si queremos saber con seguridad el tráfico que circula por nuestro blog habrá que pagar herramientas de analítica web más completita y que eviten los “espías con intenciones maliciosas”.

Y después de este preámbulo os contaré parte de este viaje a Rusia, a todo hay que verle el lado bueno, Rusia existe, y es fascinante, al menos la Rusia que yo descubrí hace tantos años y que ahora debe ser otra cosa diferente, estoy segura. Al menos el post os va a resultar curioso.

En esta época, año 1993, la que es ahora la Federación rusa era entonces la antigua Unión Soviética, la URSS; tiempos en que ejército y partido comunista andaba medio locos, amarrados en una enorme confusión. Los coches camuflados cambiando dólares cerca de la plaza roja o de incógnito en la salida de los pasajes entre las avenidas, y esos grandes almacenes GUM, vendiendo toda clase de marcas conocidas en prendas y tecnología ¡y al mismo precio que en Europa! (no imaginaba como podían pagar los rusos estos caprichos en aquellos tiempos).

Para colmo, lo que menos podría esperar es que mi primera hamburguesa en un Mac Donals iba a ser aquí, ¡en Rusia!, ya que no había ningún sitio cercano para comer y tampoco teníamos mucha confianza en movernos muy sueltos por las calles, era como un “estado de sitio” o algo por el estilo. 

Había aún muchos emblemas del comunismo en todos los rincones de Moscú y la consciencia colectiva de que empezaba a desmantelarse esa dictadura comunista. En esta época, el primer presidente de esta Federación rusa era Boris Yeltsein, y con él, la economía que había estado controlada por el gobierno empezaba a ser orientada al mercado mundial. Se hablaba de privatización y las empresas empezaban a meter cabeza; y el banco mundial y las políticas neoliberales de los Estados Unidos estaban más que presentes. Por aquel entonces vivimos un atentado a la Casa Blanca en Moscú, atacada por el ejército. La política de disolución del congreso de los diputados y de una nueva constitución supuso protestas en la calle y, sobre todo, el acuartelamiento de los diputados en dicho edificio. Recuerdo a todos nuestros familiares asustados desde España, creyendo que en Rusia había comenzado una guerra civil. 

No estábamos muy lúcidos con este hecho histórico, la transición tan considerable que estaba sufriendo este trozo de mundo y, además, para nada despiertos de cómo iba a influir en nuestras vidas en el futuro. Por no decir todas las diferentes guerras que se desencadenarían contra las repúblicas que querían separarse de Rusia, desafíos por intereses económicos, históricos y religiosos..., una especie de guerra de las galaxias, pero terrestres rusas.

En esta liberalización hubo ganadores y perdedores, eso es evidente, el mercado negro estaba muy presente, y los niveles de vida de unas concretas clases sufrirían bastante. Aún recuerdo la gente en los pasajes subterráneos como si fueran escaparates humanos, caras tristes, mayores y jóvenes, ofreciendo cosas básicas: un abrigo, cerillas, un cazo, lo poco que podían tener para vender, porque sobrar no les sobraba nada. Aquella imagen la tengo muy grabada en la retina. No eran tiempos para que turistas estuviéramos deambulado por las calles de ese Moscú; de hecho, nos habían dicho que no saliéramos del hotel.

Estación de metro Komsomolskaya

Algo que no hicimos, la curiosidad nos podía, porque ¿quién no se aventuraba a ir a la Plaza roja de noche o a meterse en el metro moscovita? Ese palacio enterrado en las profundidades. Las paradas de metro eran, y serán, claro, espectaculares, no podía imaginarme algo así. Al no entender nada de ruso, nos guiábamos por los colores y escribíamos a nuestro modo las salidas y entradas que sí estaban marcadas con letra legible. Fue inaugurado en 1935, creo con casi 200 estaciones y más de 300 kilómetros, al parecer el tercero en longitud después de Londres y Nueva York, trasportando millones, unos 7 millones de pasajeros al día; con lujosas lámparas de cristal, mosaicos, mármoles, jaspes, pinturas, esculturas, mosaicos y motivos militares. 

Como otra curiosidad, deciros que llegamos a ver entradas secretas y cerradas, verdaderos búnkers que se usarían para protegerse de futuros bombardeos antiaéreos o nucleares. Había incluso escaleras bloqueadas, sin acceso. Tal vez fueran las entradas a ese segundo metro secreto del que hablaban entonces para que escaparan los altos cargos del gobierno y del ejército. Creo que ahora son una atracción turística donde han puesto un museo de la guerra fría; hacen fiestas y presentaciones, incluidas alarma de ataque antiaéreo y ataques nucleares falsos contra otros países que los invitados pueden accionar. No sé cómo pueden hacer esto, ni incluso planteárselo…lo peor de todo, es que estoy segura que los refugios estratégicos de verdad siguen existiendo, y estarán más que cuidados… Aparte de este fin frívolo, que se cuenta a la ligera pero que da hasta miedo pensarlo, tengo que deciros que algunas estaciones bajan hasta más de 80 metros de profundidad con escaleras interminables. Los nombres de las estaciones eran muy curiosos: Komsomolskaya (una de las más impresionantes) Kievskaya, Belorruskaya, Novokusznetskaya, Novosloboskaya, Mayakovskaya. Escritas como veréis en nuestro alfabeto, porque cuántas cosas estaban escrita en cirílico, y claro, no nos enterábamos de nada. El inglés tampoco era muy usado entonces, como comprenderéis. 

Este metro es una muestra de lo que fue La Rusia de los zares, la Rusia imperial de esos palacios y esas llamativas iglesias ortodoxas, con esas cúpulas doradas y majestuosas.

Otro recuerdo que se me quedó grabado es el de la Plaza Roja en la noche, con la lluvia, fue escalofriante e impresionante verla desierta…  esa catedral de San Basilio, por un lado, y por otro, la tumba mausoleo de Lenin… Durante el día la habíamos visto llena de gente, una correría por todo la plaza y la morbosa cola para ver la momia de Lenin, que la visitamos, claro, como no. 

Y esa iglesia de San Basilio, una primorosa tarta de cúpulas como pirulines de caramelo, única. El recinto amurallado de ese Kremlin, donde se encuentra ahora el Consejo de ministros, un recinto al que no pudimos acceder entonces, pero si a los bellos jardines que había a su alrededor. 

Vimos mucho más, sobre todo, museos e iglesias, pero aquí lo dejo. Me quedo en esa noche en Moscú...Os dejo esta música con voces rusas de la noche moscovita, y estas imágenes de este siglo, no pueden ir la una sin las otras.

Podéis dejar cualquier comentario: de Rusia, o de amores y espías en vuestros blogs; me gustaría saber si os ocurre algo por el estilo. También comprobaréis que ahora tardan un poco en subirse los comentarios ¿o es solo a mí? hay que esperar un ratito, al final suben. Cómo veis el tema da para mucho. Un beso y gracias por estar ahí.