LA NOVIA
La novia me cuenta historias. Ella representa la añoranza que otros han perdido. Se alimenta de los fuertes alientos del pasado. Y solo a ella la invocan para que atraiga esos buenos presagios. Contenta ella canturrea por el monte:
Amigo ven que te dejo simientes esparcidas con mi manto.
Trae tu vara en mano y espuertas de esparto.
Cáscaras dejaré en un montón para el picón
y almendra para el pan de higo.
Ella es a
la única que se le perdona sus excesos en floritura y, no es vanidad, sino un ansia
a raudales de preñarse de alegría. Motivos nobles no le faltan.
Sus almendras y sus ramas fueron
entereza de supervivencia y valentía en épocas de desdicha. Y aún hoy, su gala ofrece
esperanza donde se ha envilecido el paisaje.
En su
origen hubo susurros de brisa y sonidos de mares lejanos. Amarres en bodegas
fenicias y campaña en calzadas romanas.
La novia persiste en el tiempo, tiene una fuerza que es poder manso y una energía carente de agitación. A pesar de su ingenuidad, su fuerte naturaleza acalló hace tiempo rumores de hielo. Florece cada año en el invierno con ese aliento orgulloso al abrazo del frío. La nevada es la inspiración para esta enamorada. Ella obedece imperturbable al reloj floral que dictamina su savia y lo hace cada año por febrero, cuando brilla la dosis de luz exacta. Ella revienta entonces en mil pasiones con una floración tan blanca que regocija el alma más enamorada, y tan nacarada, que despierta la aurora.
La novia persiste en el tiempo, tiene una fuerza que es poder manso y una energía carente de agitación. A pesar de su ingenuidad, su fuerte naturaleza acalló hace tiempo rumores de hielo. Florece cada año en el invierno con ese aliento orgulloso al abrazo del frío. La nevada es la inspiración para esta enamorada. Ella obedece imperturbable al reloj floral que dictamina su savia y lo hace cada año por febrero, cuando brilla la dosis de luz exacta. Ella revienta entonces en mil pasiones con una floración tan blanca que regocija el alma más enamorada, y tan nacarada, que despierta la aurora.
Nunca un vestido
de seda fue más breve. Los pétalos se desmayan poco a poco bajo su sombra como
si fueran copos de nieve. Pero no, no es pesadumbre ¡es alegría! Ella es la
novia, la que abraza, la que quedó fiel para siempre. Es árbol. Es almendro. La
que se deja caer brillante por las montañas, la que rueda alegre por
torrenteras y se descuelga por las quebradas; la que bebe en los cauces y en bancales duerme.
Aproxímate
a ella, el latido de su corazón se va transformando en un zumbido de abejas
para convertir tu invierno en primavera. Su semblante se vislumbra. Las ramas conforman una mirada serena; una blanca sonrisa
se enmarca en un rostro translúcido. Pelo
blanco, ondulado, y unos rizos brillantes que caen y se ciñen al tronco. Su piel,
fresca en matices, tiene un tono róseo que solo la del bebé presumirla puede. Es
cariño y maternidad. Es miel.
Ella
será madre una vez más. Nueve meses de
gestación y el millar de ovarios se convertirán en marfil; crujirán a mandorla
árabe, a almendra. La semilla encierra todo el alborozo que tuvo entonces la
novia, un entusiasmo de almendro, un manifiesto al arte. Arte de paleta y
pinceles, arte para acuciar la pluma y el lápiz.
Una belleza de publicación. Has fusionado con gran acierto las dos novias, la humana y la planta, creando un texto delicioso. Enhorabuena!
ResponderEliminarMe encanta, preciosa tu entrada Emerencia.
ResponderEliminarQué bonitas imágenes traen tus palabras "Nunca un vestido de seda fue más breve..."
Me fascina la delicadeza de esas flores blancas, rosadas saliendo del invierno, como un canto de vida que son.
Saludos
Ayyyy qué texto tan bonito...y las fotos. Me ha gustado mucho esta entrada.
ResponderEliminarBesos.
Ya solo faltaba la música para acabar de adornar esa semblanza tan bella y poética. Solo un trovador hubiera podido expresarlo mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso, texto e imagen formando una unidad. Me encanta. Como te comentan, ya solo falta la música para culminar la belleza. Un abrazo, Emerencia.
ResponderEliminarQué belleza en tus palabras Emerencia..., poesía pura. Cuánta inspiración puede traer la naturaleza, con sus colores y sus matices. Y qué bien lo interpretas.
ResponderEliminarUn placer leerte, Emerencia.
Un abrazo.
Una maravilla tu texto, verdadera poesía en tus palabras, me han remontado a cantares de juglares y me han florecido las alegrías.
ResponderEliminarEnhorabuena Emerencia y un abrazo bien fuerte.
Qué preciosidad de texto y de fotos. En carnaval estuve por la provincia de Tarragona y estaban bonitos los almendros, pero nada que ver. Creo que aún era un poco pronto.
ResponderEliminarUn beso.
Hola a todos!!! y muchísimas gracias por vuestras palabras ¡qué alegría! Sois un encanto y un aliciente: David, Conxita, Marigem, Josep Mª, Ángeles, Ziortza, Xus, Rosa. Acabo de ponerme música para que baile la novia al son de tango con trovadores, juglares ¡qué jueguen y que bailen para que florezcan las alegrías! Un abrazo a todos
ResponderEliminarElla revienta entonces en mil pasiones con una floración tan blanca que regocija el alma más enamorada, y tan nacarada, que despierta la aurora.
ResponderEliminarArte puro Eme, eres un artistaza!!
Graaacias Miguel, el arte es de la novia que inspira al renacer la primavera. Un abrazo
Eliminar¡Por todos los dioses, qué cosas más bonitas escribes! Voy a compartirlo en mi perfil, hala.
ResponderEliminarGracias Milano, que amable. Un abrazo
Eliminar" Pelo blanco, ondulado, y unos rizos brillantes que caen y se ciñen al tronco."
ResponderEliminarPreciosa novia!!
Te sonrío conn el Alma.
Gracias desdemiventana, y un abrazo blanco, puro con el alma
EliminarHermosa entrada Emerencia!
ResponderEliminarGracias Norte. Saluditos
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