EL INVENTOR
“Keep Calm and Carry On”
“Mantén la calma y
sigue adelante”
Entrada la
madrugada, con las primeras luces del alba y un mar tranquilo, salió de viaje.
Esa mañana era especial y lo sabía; estaba muy nervioso. El silencio del mar
siempre le había protegido de todas sus dudas, sabía que un barco era el modo perfecto
para viajar a la ciudad.
Mientras navegaba le
venían recuerdos del pasado, ese olor a salitre, la brisa fresca del fiordo...
Su padre fue pescador de salmones en el río Orkla y él siempre le había
acompañado en los grandes momentos de la pesca de mayo, cuando llegaban los
salmones de tres inviernos.
Siempre supo que su
futuro debía de ser otro, más aún, cuando falleció su progenitor en aquel
accidente.
Se hizo con su vida
en cuanto se trasladó a la ciudad noruega de Orkanger; aquí fue donde incubó
sueños y proyectos que, después, se harían realidad en Oslo, donde vivió la
mayor parte de su madurez profesional.
Su afición verdadera
no fue nunca capturar peces. Desde pequeño construía artilugios con todo lo que
se encontraba abandonado en la orilla. En su casa inventaba cosas prácticas que
ayudaban al día a día. También en el trabajo, cuando paseaba, corría, e incluso
con su familia; no había momentos en que su cabeza parara de ronronearle ideas
que apuntaba en su libreta. Era inventor de tecnología. Noruega era ya famosa
por el cortador de queso y el clip, el cyclocable y el aerosol. Su fijación era
inventar algo diferente, que trascendiera más lejos que la cotidianidad del
tiempo.
Vivía a orillas del
estuario, el único vínculo que tenía con su pasado. En su pequeño jardín de
brezos, revisaba su cuaderno al caer la tarde y elegía entre todas las opciones
escritas. Consideraba los detalles de cada una. Dibujaba en un papel, medía
cada trazo, pintaba cada elemento. Sus invenciones tenían una genialidad muy
fuera de lo cotidiano y se le conocía por ello en esos parajes (aunque también
se le había tachado de loco y excéntrico en más de una ocasión). Su familia se
había acostumbrado a sus horas de aislamiento en el cobertizo. Corregía noche y
día sus ideas, realizaba cambios continuamente, hacía y deshacía bocetos.
En su oficina
investigaba sobre sus inventos, quería saber hasta qué punto eran originales.
Sus paseos por la ciudad los realizaba siempre con la atención puesta en
tiendas donde hubiese productos similares al suyo. Rebuscaba repisas y
estantes, intercambiaba comentarios con los dueños del negocio; a veces
contrastaba toda la información y comprobaba sí había inventos parecidos.
Cuando la
información que reclutaba sobre lo que tenía en la cabeza no le era fidedigna,
indagaba por otros lugares. Solía acercarse con frecuencia por la Biblioteca
Nacional. Allí siempre encontraba datos que le ayudaban a mejorar sus invenciones.
Este invento que
tenía ahora entre manos sabía que le cambiaría el rumbo de su vida y, tal vez
por eso, estaba tan preocupado. Nadie hasta ahora había conseguido algo así.
Gracias a esta
invención él había sido capaz de excavar en su vida, tallar imágenes y códigos
y ordenarlos. Con él había conseguido tener la confianza de vivir con satisfacción
y quería que otros también lo hicieran.
Llegó al muelle,
miró la ciudad, el embarcadero, la gente sobre él y consideró si quería seguir
adelante. En sus manos estaba el aparato de inducción mecánica para saltar a
otro plano de la realidad, para poder observar la vida como un espectador.
Tenía miedos. Pensaba si a la gente le intrigaría tanto su invento como para
plantearse usarlo
¿Realmente las
personas querían averiguar cómo era su vida pasada? ¿Tal vez la gente no quería
traer recuerdos al presente? ¿Se reconocerían entonces si se vieran? ¿Les ayudaría
su invento a cambiarla para ser más felices?
El viento estaba en
calma. Maniobró el barco para hacer un atraque a babor en el muelle. Con
destreza y escrupulosa meticulosidad puso el timón a la vía y dio cabos de
popa. Keep calm.
ilustraciones de Dani Padron
A veces sí me gustaría saber cómo me ven los demás, sobre todo con afán de superación, conocer los defectos que otros ven y yo no. También creo que sería muy duro, el primer choque sería brutal. Hay que ser valiente para hacer uso de tu invento.
ResponderEliminarMe gusta mucho, tu idea da que pensar.
Muchos besos: Sol
Gracias Sol, creo que si es bueno saberlo, siempre que lo veas con un fin positivo para ti. El espejo en los demás es duro, te conmueve, te remueve, te tambalea pero afianza tu eje gravitacional. Uf,... un abrazo
EliminarQué bonito relato, Eme. Creo que nunca te había leído nada de ficción y me ha gustado mucho. Uf, yo no sé si me gustaría el invento... por miedo a saber.
ResponderEliminarMuy bueno, ¡escribes fenomenal!
Un beso
Gracias Chelo. Estoy en ello, he comenzado a escribir, tengo mucho por hacer en esta fase mía. Lo del invento, es muy particular, en este caso el protagonista resolvió sus dudas con respecto al accidente de su padre, es lo que no cuento, pero le afectó bastante, inició una búsqueda de si mismo hasta encontrar su calma interior. Un beso
EliminarHola Emerencia, he leído tu historia qué por cierto, no, no me gustaría tú invento ficticio jajá. Probablemente a nadie le gustaría saber lo que piensan los demás de nuestros actos (aunque como dice Sol fuera con la intención de mejorar). Perdona la pregunta, pero no acabo de ver la relación de tu historia de ficción con la utilización de este eslogan que se hizo viral en las redes sociales hace tiempo por la historia tan cruda que arrastra a sus espaldas.
ResponderEliminarUn besote.
Hola Encarna. Sí lo sabía cuando estaba escribiendo el relato. Estoy viendo continuamente el uso que tiene este póster con las cosas más simples, algunas comerciales, parodiando incluso. Quería poner esta frase en un contexto diferente. Por un lado, el protagonista resolvió sus dudas con respecto al accidente de su padre, es lo que no cuento, pero le afectó bastante, inició una búsqueda de si mismo hasta encontrar su calma interior. La máquina le ayuda a esa búsqueda y se enfrenta con estas dudas del pasado, continuamente se decía: "ten calma, sigue adelante". Hasta que una vez inventada, incluso debía de seguir teniendo calma por todo lo que podía provocar: paz o infierno en las personas. Por otro lado, el póster de Inglaterra, éste que se diseñó para subir esa moral de un pueblo hundido ante una inminente guerra, este cartel nunca fue usado, se encontró en el año 2000, cuando se usó para otros fines, con otros sentidos. He intentado darle un uso más respetuoso.
ResponderEliminarLas cosas de la literatura, esta mía, siempre me inspiro, escribo y tal vez no esgrimo las palabras como debiera. Me resulta muy difícil escribir y expresar todo lo que tengo en la cabeza. Espero haberte aclarado algo, mi querida amiga. Gracias por tu comentario, siempre tan acertado. Un abrazo
Muy interesante el relato, nos pone en la tesitura de lo que realmente nos conviene para hacernos mejores o sumirnos en un pozo oscuro al saber que es lo que los demás opinan de nosotros.
ResponderEliminarCreo que ya se inventó el espejo a ese respecto, un instrumento para observarnos y vernos de forma exterior, retocar nuestros defectos y arreglar las inconveniencias de imagen.
Creo que el invento de tu personaje puede llamarse introspección, y ese nos viene de serie. Lo que pasa que no nos gusta vernos realmente como somos y utilizamos toda una compleja utilería de máscaras y trajes para disfrazar nuestro verdadero yo. Incluso algunos utilizan armaduras para protegerlo (El Yo)
Creo que al inventor no le comprarán la patente, es muy compleja la utilidad que ofrece el producto y sospecho, que para muchos no muy apetecible.
Me gusta tu primer pinito escribiendo, el resultado es muy bueno.
besos
Hola Francisco, sí efectivamente, mucha gente busca esa tesitura, viven con miedos e incertidumbres con el pasado a cuestas. El espejo, uhmm, sí pero a pesar de que nos vemos en él preguntamos a una segunda persona si le parece bien, nunca estamos muy conformes con nuestros méritos físicos ¿no crees? aunque cuando no olvidamos de ellos, sí que es cierto que vemos algo que va más allá y que tal vez no queremos ver, lo que fuimos y ya no somos,...
EliminarEstoy segura que tampoco la compraran, pero el invento quedará en una de esas estanterías que alguien alguna vez encontrará y puede que entonces si la patente; el futuro puede llegar a ser tan inminente, más que el tiempo que tarda nuestro pensamiento.
Gracias por ese aliento, sabes que tengo muy en cuenta tu opinión mi querido amigo. Un fuerte abrazo
Hola Emerencia, independiente del contenido del relato que ya de por si es muy bueno, me quedo con la forma que tienes de escribir.
ResponderEliminarCreo que lo mejor que se puede decir de un relato es que engancha y que te quedas con ganas de más y más, que es lo que me ha sucedido a mí con tu texto, así que sólo me queda felicitarte y desear que pronto nos traigas más relatos tan interesantes y fluidos como este.
Un abrazo.
Hola Miguel, gracias, no se bien como es mi estilo, pero ya de por sí dices que engancha, guau, lo tomo como un gran cumplido. Lo de seguir el relato, ni me atrevo, me creo que puede perder el hechizo que le envuelve. Incluso Cuando ya lo estoy terminando, es tan difícil saber cual es la frase final.
EliminarJeje, aprendiz nada más pero sabes te voy a contar un secreto me encantaría ser la eterna aprendiz, la ilusión con la que escribo ahora me daría miedo perderla algún día. Un abrazo grande
Creo que el invento de tu protagonista es original al cien por cien, y también creo que sería muy interesante de usar, aunque aceptando siempre los riesgos: puede que no te guste lo que veas.
ResponderEliminarA mí en particular sí me gustaría probarlo, aunque solo fuese unos días. Seguro que me enteraba de cosas interesantes que desconozco sobre mí misma y sobre mi vida.
Un relato muy interesante, Eme, me ha gustado mucho. Además es muy original, como el invento de tu protagonista.
¡Besos!
Hola Julia, si es el riesgo de ahondar en el pasado. Sí uno días estaría bien, curiosidad ¿verdad? la pregunta es si no nos cambiaría el presente: Revivir momentos que creías que eras infeliz y tal vez no lo eras tanto, darte cuenta de errores, malentendidos,..
EliminarJosé Saramago dijo: "El pasado es un inmenso pedregal que a muchos les gustaría recorrer como si de una autopista se tratara, mientras otros, pacientemente, van de piedra en piedra, y las levantan, porque necesitan saber qué hay debajo de ellas. A veces les salen alacranes o escolopendras, pero no es imposible que, al menos una vez, aparezca un elefante"
Un abrazo grande Julia y siempre Gracias
Hay inventos peligrosos, sobre todo si nos enfrentan con nuestra propia realidad que, a veces, preferimos no ver o ver dulcificada y transformada.
ResponderEliminarMuy buen relato. Un beso.
Gracias Rosa, es un regalo tenerte por aquí. Al igual que otros compañeros, sois personas de letra ávida, y creo que sois sinceros cuando algo os gusta. Me animas a sacar de mi lo que tengo escondido y compartirlo. Con respecto al relato. Sí que es peligroso este invento pero al hilo de lo que te he contado, cuando escribimos también lo hacemos, nos enfrentamos con nosotros mismos. Unas veces escribimos realidades y otras escapamos de ellas, máscara o no, nuestras letras nos ausentan de la nuestra. Visionarnos en ellas, trasladarnos en el espacio y vernos como público de otro escenario, el del pasado ¿te imaginas escribir nuestras memorias gracias a poder ver nuestro pasado con esta máquina? Ya ves, se me fue la "pinza" Un abrazo mi querida Rosa
EliminarOtro relato que demuestra un gran poder de invención de tu parte, Eme, y una concienzuda y meticulosa técnica narrativa. La idea central resulta inquietante, el personaje y su delineación, entrañables, y el respaldo de la figura paterna le brinda aun mayor anclaje a ese barco. Me encantan las historias de viaje: siempre implican un crecimiento profundo de sus protagonistas y de quienes las leemos. Yo creo que el mejor destino para este viajero sería llegar al punto de partida. El viaje vale la pena en tanto y en cuanto nos sorprenda y nos convierta en activos protagonistas de nuestros mares, nunca en meros espectadores.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho!!!
Besos y muy buen finde!
Fer
Hola Maria Paz, cómo me alegran tus comentarios, realmente haces una síntesis muy concienzuda llegas a fundirla con tu visión particular y a una reflexión final que incluso me animas a seguir escribiendo, gracias, un abrazo
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