CARABELAS DE COLÓN
CARABELAS DE COLÓN
esfera armilar |
LOS TROTAMUNDOS DE ANTAÑO
Los navegantes de entonces, hablamos de
1200-1500, eran protagonistas de verdaderas hazañas humanas. Hoy en día con
todos los adelantos tecnológicos que hay pocos creo que se adentrarían en estos menesteres sin rumbo fijo.
Se lanzaban al mar hacia nuevas rutas con una gran dosis de duda e incertidumbre sobre tierras desconocidas. Pasaban
años en océanos y mares, con la inquietud de las rutas comerciales que se iban
abriendo y por las misiones diplomáticas de imperios que apoyaban estas
aventuras.
Estos jóvenes marineros de antaño eran
aventureros que además tenían grandes sueños, un gran valor, talento y una gran
dosis de intuición para llegar a pisar tierra.
Cristóbal Colon fue uno de estos
navegantes con una fe ciega en rutas inexploradas aún y con
instrumentos de medida que apenas definían la longitud y la latitud; pero su ingenio y curiosidad, su imaginación y
visualización, en cambio, hacían que todo tuviera cabida en este marinero. Sus
únicos guías: los astros y la estrella polar.
Con embarcaciones ligeras y estrechas y con una gran capacidad de mantenerse a flote. Las carabelas navegaban con el viento de popa sobre sus velas y ya entonces se consideraban veloces alcanzando los 15 km/h.
Cuenta la historia que este tipo de
nave ha evolucionado de embarcaciones árabes, la trina, que se introdujo
en la península ibérica durante la ocupación musulmana.
Copiada por portugueses
y españoles le dieron alas a los descubrimientos. Después serían sustituidas
por los galeones, con mayor capacidad de carga, resistencia y maniobralidad.
Llegados a este punto nos mueve la curiosidad en estas
carabelas y por eso fuimos a visitarlas, bueno en realidad son sus replicas las que se encuentran en el muelle de Palos de la Frontera, en Huelva. Impresionan, no por lo grandes
sino por lo frágiles que parecen. Increíble de pensar que pudieran haber hecho
estas travesías y que fueran capaces de alimentar a una tripulación durante ellas.
bodega |
Pero es así, eran naves que entonces destacaban por sus cualidades náuticas.
En el museo del muelle de Palos se ven los instrumentos de navegación y los códices mayas entre otras cosas.
bayestina |
cuadrante y nocturlabio |
códice maya |
Colón encontró una gran cultura en América central, la de los mayas. Una civilización que se desarrolló aislada y que trasmitieron al mundo una escritura jeroglífica en donde recogieron la ciencia, la religión y la sabiduría de este pueblo. Páginas pintadas con pincel sobre papel hecho de corteza de árboles en donde desarrollaron cálculos para medir con exactitud el tiempo y los movimientos de los planetas. Este pueblo también tenía conocimiento de navegación y así lo plasmaron los sacerdotes en sus escrituras.
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La verdad que es una pasada que pudieran navegar en estas naves ¡Y cruzar el océano! Ciertamente parecen frágiles. La contrapartida es su construcción... mucha precisión para unas técnicas aún tan rudimentarias. Muchas gracias, Emergencia, me ha gustado tu entrada. Besos.
ResponderEliminarHola Macarena, sí realmente era la precisión de esa técnica. Me recuerda a la obra de los romanos, sus acueductos llevan siglos piedra sobre piedra, ahí presentes ni la erosión ni el tiempo. Sí definitivamente es eso su precisión. Gracias a ti (jaja y no me cambies el nombre que salgo corriendo) un beso
EliminarSeguramente sea uno de los viajes más emocionante de la historia de la humanidad, cuyos tripulantes debieron pasar por todos los estados de ánimo conocidos por las personas. Todavía hoy resulta increíble e impresionante. Saludos.
ResponderEliminarSi que es verdad Fran, así lo creo, y ahí viajaron, gracias por comentar, un abrazo
EliminarTienes razón en lo interesante de la visita a conocer estas embarcaciones tan peculiares sobre todo vistas con los ojos de nuestros días. Parecen frágiles pero a mí lo que más me impresiona es pensar en las duras condiciones climatológicas y en las muchas penurias que debían pasar en tan largas travesías. Una buena entrada diferente e interesante.
ResponderEliminarUn besote.
Hola Encarna, cuando subí en ellas, viendo su cubierta, su bodega, me pareció tan, tan diminuta, que aún todavía no llego a creer que hiciera este viaje. Las condiciones se alejan de lo que me puedo imaginar. Gracias. Un abrazo
EliminarQué post tan instructivo, Eme (te llamaré así que me gusta mucho, y si no te importa), me ha encantado tu manera de contar lo que fue y lo que has visto. Desde luego, como dices, es increíble pensar que esas carabelas pudieran haber hecho estas travesías. Como siempre, menos es más.
ResponderEliminar¡Muy buen tema! Un besazo enorme
Hola Chelo, síi es lo he hecho muy divulgativo, la vena de educadora me sale. Cada viaje intento poner mi granito de conocimiento y me documento para confirmar y ampliar datos. Gracias. Un abrazo
EliminarYo soy todo lo contrario a intrépida y aventurera por lo que no entiendo cómo podían cruzar el océano en esos barquitos de madera. Pensar en cómo podían moverse en medio de una tormenta, me hace sudar de pavor.
ResponderEliminarInteresante entrada.
Un abrazo.
Siii ¿verdad? pues así eran, ya ves, lo último que he compartido de la armada invencible de Felipe II en la costa de La Herradura en 1562 el mar llevo a toda la flota de galeras al fondo por vientos y mareas.Eso sí, al rey le sirvió para hacer mejores barcos. Besos Rosa
EliminarValor y agallas es lo que tenían y le echaban estos personajes.
ResponderEliminarTodas sus carencias en medios la suplían con ingenio y muchas ganas de aprender y descubrir.
Una entrada interesante.
Un abrazo.
Gracias Francisco, pues si el ejemplo de nuestro Colon, que era almirante y cartógrafo, pero navegante ante todo con la corazonada por bandera de conseguir alcanzar el nuevo Oriente. Trazando rutas y explorando nuevas tierras. Especias y oro, buen olfato y ambición. Un abrazo Francisco. Gracias
EliminarUnas naves muy frágiles para unos hombres muy valientes en descubrir nuevos mundos. Un abrazo
ResponderEliminarHola Mamen, si que lo eran, sin miedo a nada, ni a nadie, inconscientes no!!! aventureros!!! un abrazo!!
EliminarCierto que viendo esos barcos aparentemente frágiles desde la comodidad y descubrimientos de nuestros días parece imposible que se hicieran todos esos descubrimientos, y eso dice mucho de esas personas aventureras y valientes para enfrentarse a mares desconocidos.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Conchita gracias por venir a comentar me alegra que te sorprenda. Ya ves lo que liaron estos intrépidos descubridores. Un abrazo
EliminarSiempre que leo y aprendo acerca de navegantes como Colón, pienso lo mismo: tremendos huevos tenían, y no me refiero precisamente al huevo histórico con el cual ilustró ante la Reina de España la redondez de la tierra, ja,ja ;)!
ResponderEliminarExcelente entrega, didáctica, amena y muy gráfica, Joseme.
Un beso grande!
Fer
Ja ja qué bueno Fer!!! sí que le echaron, gracias por tu comentario. Sí se me nota la vena didáctica ¿verdad? tal vez porque tenga en mi haber unos cuantos años dedicados a enseñar. Un abrazo
EliminarQué chula tu entrada, Eme, y qué buenos recuerdos me ha traído. Yo estuve allí también con unos amigos, hace tiempo. Ellos son de Huelva pero viven en Mazagón y durante una de las visitas que les hicimos nos llevaron a conocer las naves de Colón. Sorprende, efectivamente, que sean naves de aspecto tan frágil las que consiguieron semejantes proezas. Grandes hombres y grandes sueños, no hay mejor combinación :))
ResponderEliminar¡Gracias por llevarnos de paseo contigo!
Besos y feliz jueves.
Qué bien, ves como ya sabía yo que estas carabelas tú ya las conocías. Encantada de que las hayas recordado conmigo a bordo. Un abrazo
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