ARCADIA

Nació en la inmensidad. En el abismo. El mar es su hogar, su alianza atávica. Mil razones son y mil eran sus ancestros. Su genética, es origen. Su cuerpo, agua viva. Cada gota salada enluce su silueta. Y su cromática, sin ser espíritu, la hacen digna. Es la sirena. La criatura redimida siempre al mar y al meandro. Es corriente al abrazo de olas y mareas. Un arco iris la abraza. Un tatuaje marcado. Arco escapado del río. Abrazo regalado al mar. Ella es la que espera. Cerca de la roca o dentro de la marina cueva. Arcadia se llama. Y se la ve más nítida en la pausa del mediodía. Cuando las sombras se hacen más cortas. Cuando se entrelazan las caderas del agua. La sirena, ondina excepcional. Cacofonía. La que levita en el blanco lecho de rocas pulidas. Piedras talladas que no presumen de pertenecer a ningún artista. Dicen los poetas de ella que es un suspiro de la mar. Incluso hablan de que está envuelta en lamentos. Per...