LAS MOSCAS DE LA GRISALLA
Las motas de polvo aporreaban aquel cuarto de paredes grises;
las únicas empeñadas en dar vida al abandono existente. Unas moscas desbocadas se
unían a ese baile, acorralando al mudo silencio. Solo el viento chirriaba, parecía
gemir a través del ramaje del cinamomo. Y yo debía de seguir buscando, tenía
que encontrarlo, y no había otra luz en aquella maldita casa, solo las de
aquellas rendijas. Quise forzar la apertura de las ventanas, fue inútil; estaban
cerradas por fuera, selladas frente al intento de dar calor a la agónica casa.
No me acobardaba buscar a oscuras, lo que no soportaba era tropezar
continuamente con la orfandad que había allí.
El tiempo iba en mi contra. Subí las estrechas escaleras como
buenamente pude mientras las malditas moscas melladas no dejaban de perseguirme.
Intentaba apartarlas, pero con ese gris casi negro a mi alrededor no veía donde
pisaba. El suelo crujía a cada paso. El ajedrez de losas sobre el entramado de
cañaveras parecía desmenuzarse bajo mis pies; por un momento tuve la sensación
de que se desplomaría y yo con él. Conseguí llegar a la habitación de mi abuela.
Tropecé con el armazón de su cama; algo la cubría, quizás una colcha, estaba
áspera, sobada por el polvorín confinado allí. Delante de mí, vislumbré la cómoda
con ese olor apolillado de la carcoma del tiempo, y en el espejo pude ver pixelado
mi reflejo. Me miraba y no me reconocía, me acerqué y entonces, el suelo crujió
de nuevo. Permanecí inmóvil sobre aquellas baldosas blancas y negras, las vi
moverse. Cuando levanté de nuevo la vista al espejo, yo ya no estaba; tras de
mi apareció una figura indefinida. Quedé paralizada. No era el viento el que
gimoteaba. Era ella.
Salí corriendo de aquella habitación.
Sentía el latido de mi corazón acompasado al suyo. Me perseguía. En mi intento
de bajar rápido la escalera, perdí el paso en uno de los travesaños y rodé
hasta dar de bruces contra la pared del fondo. Tendida en el rellano me sentí
partida. En un segundo todo se desvaneció; ella, aquel olor… Solo escuchaba el
zumbido de las moscas.
Cuando me desperté seguía el color gris. Me
había fundido en él. Lo sentía a mi espalda, aplastando mi cabeza. Mis brazos
agarraban las rodillas y apenas tenía fuerzas para cambiar mi postura fetal.
Intenté alzar un brazo, luego otro, comprobando la dimensión de aquella angosta
cavidad. Podía tocarla por todos lados sin apenas moverme. El pecho me oprimía;
una sudoración fría y un temblor comenzaron a recorrer mi cuerpo. Miré hacia
mis pies, luego hacia delante y pude vislumbrar a lo lejos un punto de luz como
un ojo de gato. Fijé la vista al frente y comencé a arrastrarme centrándome en
una única cosa: que el punto luminoso aumentara. Y de nuevo aquel lastimero
gemido estaba allí, conmigo. Era mi otra mitad.
Angustiada quise gritar, pero por mucho
que mi garganta se esforzaba, apenas salía una hebra de voz. Avancé como pude tropezando
de lado a lado en aquel tubo oscuro. Mis hombros aporreaban las paredes como
aquellas motas de polvo atrapadas en el rayo de luz; pero mis manos no sentían
el rozamiento. De pronto alguien tiró de mí. En aquel momento de desesperación
miré hacia atrás, luego adelante; quería convencerme de que había sido solo una
sensación. No fue así. El túnel
empezó a agrandarse; su cuerpo espectral traspasaba las paredes que se alzaban sobre mí.
Y esos gemidos, como una camada de gatos escuálidos. Estaba allí conmigo,
dispuesta a recuperar la vida que había perdido. Era ella, el único vínculo con
toda mi existencia y las respuestas que necesitaba, estaban en mi mente.
Yo crecía y ella lo había
hecho conmigo. Mi madre y su empeño en revivirla. Antes de morir lo vaticinó: estaríamos
juntas al cumplir los quince años. Quise creer que fue mi madre la que inyectó el
mal en su propia placenta. Aquel líquido donde yo flotaba se volvió gris. Me ahogada
en él. Mi cuerpo se desarrollaba a duras penas y aquel trozo de cordón viscoso
me salvaría. Lo coloqué en su cuello, rodeándolo, hasta que agonizó. Ella salió
la primera. Muerta.
El mismo día de nuestro
nacimiento mi madre se empecinó en que nos retrataran juntas. Luego escondería
aquella fotografía. Siempre sospeché que lo hizo para que mi gemela quedara en
nuestras vidas eternamente. Fue un acto diabólico y me fui convenciendo de ello
mientras crecía. Apagándosele la vida a mi madre no acabaría su presagio. La
presencia de mi hermana era cada vez más manifiesta. Debía destruir aquella
fotografía.
A través de mi abuela
descubrí donde mi madre la había guardado. Estaba en aquella casa; donde tantas
veces yo había dormido sin imaginar que mi hermana existía allí conmigo; crecía
con los juegos que yo inventaba. Sin saberlo, le había ido confiriendo aliento
a su espíritu. Ahora debía de destruir aquel endemoniado retrato para que no se
cumpliera la profecía de mi progenitora.
Tengo que salir de aquí,
volver a la casa; tengo que llegar a la salida del túnel antes que ella ¿Qué
pasa? El tiempo empieza a ir rápido hacia atrás, veo mi nacimiento y ese olor,
parece acetona, ¡y esas malditas moscas melladas otra vez aquí! Todo se mueve,
quiero vomitar…
No, no…
Alguien me agarra de la cabeza, del cuello. Siento la
piel que me grita…
Madre, ¿eres tú?
Uf, muy buen texto. Ese nacer final tras haber estado en ese túnel gris, da a pensar que tras morir de verdad, con la presencia de esa madre y esa gemela, el ciclo vuelve a empezar, entre las moscas como un potente exponente de que siempre están, en el antes y en el después. Chapeau
ResponderEliminarMuy interesante post, para releerlo más veces. Un abrazo
Cuánto juego dan los gemelos en las historias de terror. Eso de las dos personas que son una sola, es algo muy inquietante.
ResponderEliminarUn relato magnífico que va abriendo nuevas pistas poco a poco. Mucha suerte en el concurso.
Un beso.
Hola, Eme. Tu complejo relato requiere una segunda lectura para comprenderlo bien. Con un lenguaje preciso y vigoroso construyes una trama muy ingeniosa. Acompañamos a la protagonista a esa casa donde parece que muere y luego sentimos su angustia de esa lucha por salir a la luz, mientras rememora el turbador episodio de su nacimiento con ese inenarrable homicidio intrauterino. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Eme. Es un relato complejo, muy en tu línea, que como dice Paco necesita de una segunda lectura para comprenderlo en toda su dimensión y apreciar matices. Has construido una estructura donde se respira la tensión narrativa, combinando acertadamente frases cortas con otras más largas. La acción está presente en todo el relato. La sensación de agobio, moviéndose en espacios cerrados, primero la casa y luego las mismas entrañas de su madre, se ha buscado intencionadamente. Se incluyen elementos de realismo mágico, como el asesinato de la hermana en el vientre materno por parte de la protagonista. El final es una vuelta al origen, un volver a empezar de nuevo desde cero.
ResponderEliminarInteresante propuesta para el Tintero, te deseo mucha suerte. Un abrazo.
Esto es lo que se dice un relato que pone los pelos de punta. La muerte perinatal más el tema gemelar son la tormenta perfecta para marcar a una familia de por vida. Mucha suerte en en el concurso, Eme.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muy buen relato, parece una buena trama donde el miedo y al búsqueda de la foto te revela una hermana gemela. La volveré a leer por segunda vez ya que la puntuación se merece alta. Un abrazo.
ResponderEliminarUn relato estupendo, Emerencia. Muy bien construido el argumento y muy bien escrito. Has creado un clima de tensión y un ambiente opresivo tremendo. Me ha encantado. Felicidades y mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola Eme. Un relato angustioso el que nos traes, con la presencia de esa gemela muerta "obligada" a coexistir junto a la protagonista, prisioneras de un vaticinio que se debía cumplir a los quince años.
ResponderEliminarTrabajas muy bien el ritmo de la narración, creando un drama circular en el que las protagonistas nacen y mueren interminablemente. ¿Logrará romper la protagonista la maldición encarnada en una foto?
Un abrazo enorme, Eme.
Hola.
ResponderEliminarQué bueno Eme, atrapa desde el principio y me has puesto los pelos de punta.
Mucha suerte en el concurso, a mí, al menos, me ha gustado mucho.
Feliz día.
Hola a todos compañeros y compañeras: Albada, Rosa, Paco, Jorge, Miguel, Mamen, Marta,Bruno,Gemma. Muchas gracias. Esta vez os dejaré solitos, solitas con estas moscas melladas y las gemelas. Solo comentaros que me he animado a ponerle voz al relato, lo subiré a mi canal de Youtube, por si alguien se anima a verlo y escucharlo. Pasaré a leeros a tuti. De nuevo gracias y nos vemos en el Tintero. Un abrazo
ResponderEliminarQue buena entrada tiene de todo
ResponderEliminareres única para escribir
un saludo desde el mar
Ciertamente es un relato inquietante con una muy acertada manera de narrarlo: He necesitado dos lecturas para ahondar en el mensaje, pero he creído entender que se trata de un ciclo repetitivo de muerte y nacimiento con asesinato premeditado con el afán de terminar con una maldición o profecía maldita.
ResponderEliminarEl desasosiego acompaña al lector, sin duda.
Un abrazo.
Me has tenido desconcertado hasta bien entrada la segunda mitad del relato. Creía que era el fantasma de su abuela (como entra en su habitación) quien la perseguía, cuando de pronto nos has presentado a la hermana gemela muerta al nacer. A partir de ahí, el relato se ha vuelto más espeluznante y ha ido mejorando por momentos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Emerencia! Magnífico tu relato, me ha gustado mucho. Es cierto lo que has comentado en tu blog en cuanto a que hay ciertos paralelismos anecdóticos con mi historia (casa a oscuras, presencia de un abuelo/abuela ya difunto, etc.). Sin embargo, tu planteamiento es muy distinto; ya que la protagonista se sumerge en la oscuridad a través de un viaje yo diría instrospectivo, buceando en sus propios recuerdos y remontándose incluso a un pasado intrauterino. ¡Menudo relato, hija! Te doy mi más sincera enhorabuena y te deseo la mejor de las suertes. Un abrazo y cuídate mucho!
ResponderEliminarA mi las novelas de terror no es que me entusiasmen sinceramente, pero sabiendo lo bien que escribes como para no resistirse a hacerlo y aunque me he sentido en algún momento angustiada he reconocer, que es muy bueno, y he llegado al final.
ResponderEliminarEnhorabuena Eme y suerte en el tintero.
Un beso.
Gracias a los que os asomáis por aquí: Mucha, Francisco, Josep Mª,Beri, Tere. Sigo en la lectura de quiénes compartís relato. Como voy por orden de lista de participación, ya iré llegando a vuestros relatos y os comento. Un abrazo
ResponderEliminarBuen relato.El miedo al lugar cerrado se siente, sobre todo porque va hacia alguna parte. Tal vez en la primera parte, hasta el espejo, la línea de acción del personaje no aparezca tan clara. Ya sabes, como en el teatro, a veces resulta mejor cambiar el orden de los externos. De cualquier manera es un buen relato. Gracias. Un abrazo y salud
ResponderEliminarSi tuviera que resumir en una sola palabra la sensación de tu relato sería la de opresión. Creo que has elegido todos los términos con intención, incluso el aporreo de las motas de polvo, porque no se posan, nooo, aporrean el cuarto, todo golpea, oprime y encierra en una atmósfera grisácea, como la propia grisalla (confieso que tuve que buscar su significado).
ResponderEliminarNo es solo el tema es de gemelas fraticidas, vas más allá. De acuerdo con la mayoría de los comentarios, en que el relato es complicado; tu manera de escribir es así, ya te lo dije, buscando las diversas vertientes en cada una de las frases, originales y precisas, ejemplo de ellos es el tropiezo con la orfandad, la carcoma del tiempo, el ajedrez de lozas…. y hay muchas más que no repito, un mosaico de palabras y de intenciones.
Pues eso Eme, que sea cual sea el género que escribas lleva tu firma.
¡Ah! ya vi el enlace que tienes en la página a tu canal de Youtube. Buena dicción y mejor representación.
ResponderEliminarGracias Javier e Isabel. Vuestros comentarios siempre me dan la confianza para seguir mejorando. No os apenéis conmigo, que con las críticas constructivas se avanza. Un abrazo a los dos
ResponderEliminarHola, Eme, me gustó mucho tu relato. Escrito en un estilo onírico, te desenvuelves como si de un sueño o alucinación se tratara. La escritura es muy compleja, pero precisa, y una trama algo difusa que se va dibujando hasta el final. Me gustó mucho más en la segunda lectura donde pude visualizar los puntos claves y donde tu maestría se hace más patente.
ResponderEliminarArriesgado, duro, terrorífico, pero, desde mi punto de vista, genial.
Un placer, Eme. Mucha suerte y un abrazo.
Hola, Eme: La historia, a tu estilo: original y dinámica. Toda la trama se teje en un escenario de blancos, negros y grises, en perpetuo desequilibrio. La angustia impregna a la narradora protagonista. Sus antagonistas, mamá y hermana, la azuzan como moscas afanosas e incesantes. Excelente.
ResponderEliminarHola, Eme. ¿Qué te puedo decir? Es maravillosa la forma en que nos sumerges en esa atmósfera opresiva, angustiante. Y luego nos sorprendes con esa idea de la hermana gemela, fantasma como pocos.
ResponderEliminarMe ha encantado
Un abrazo
Hola, Eme, esas moscas melladas desde el principio me anunciaban lo que estaba por venir. Pero la historia lo supera con mucho. Angustia, opresión,inmovilidad en una atmósfera gris donde el terreno que se pisa se tambalea y cuando menos te lo piensas le das una vuelta de tuerca y aparece el terrorífico tema de las gemelas con el maleficio de la madre que lleva al desenlace.
ResponderEliminarMás que leer me ha parecido estar en un cine viendo una película de terror con el corazón encogido.
¡Qué buena historia!
Te deseo lo mejor en El tintero.
Magnífico relato.
ResponderEliminarEn esta edición de El Tintero va a estar caro el acceso a los premios. ¡Menudo nivel!
Un abrazo.
Gracias por vuestros comentarios: Pepe,Beba,Mirna,Maria Pilar y Chema, por cierto, Chema bienvenido.
ResponderEliminarCompañeros y compañeras,sigo leyendo vuestros relatos. Esto de salir, así de golpe, jeje me ha descolocao. Un abrazo y a caminar, a sus horas.
Hola Emerencia
ResponderEliminarMe ha encantado tu historia. Un viaje hacia atrás en la oscuridad y en la opresión más absoluta. Bien narrado, con trama perfecta y una idea bien planteada.
Enhorabuena y abrazos
Hola, Eme. Duro, complejo e imaginativo relato éste que nos presentas, amiga. La existencia de tu protagonista no es nada corriente que se diga, con ese asesinato prenatal que se hace presente en su recuerdo y del que hace responsable a su madre, esa búsqueda para deshacerse de la prueba en forma de fotografía, ese final agónico... ¡Uffff, espeluznante todo! Y todo muy bien descrito, muy visual, como ya nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarTe felicito, compañera, y te deseo mucha suerte en El Tintero.
Un fuerte abrazo junto al deseo de que la salud te acompañe sin limitaciones.
Hola, Emerencia.
ResponderEliminarCasi me dejas sin aliento y no precisamente por falta de signos que, en este sentido está impecable, sino por el desasosiego que produce tanto sobresalto. Y las moscas uniéndose al baile para terminar la faena. La aparición de la gemela también le da un plus de terror así que te ha salido un relato redondo.
Me queda una duda que no he sabido resolver y la RAE no me ha sacado de dudas. Es el significado de melladas (por las moscas).
Suerte en el tintero. Este mes no participo, pero estoy puliendo el próximo reto de Alicia.
Saludos.
Gracias Paola, Patxi e Isan por pasaros por aquí y dejar vuestras impresiones. Isan sin participar te has pasado por aquí, pues encantada de contestar a tu inquietud. Lo que comentas Isan, las moscas melladas, es ese detalle del realismo mágico que he querido meter en la historia, ese dinosaurio o cocodrilo del que nos hablaba David en unas de sus entradas en el Tintero. Son moscas perniciosas, que te persiguen y que en la mente de una adolescente, las ve con las bocas abiertas, zumbando y la asusta, de ahí lo de melladas, que le faltan dientes, claro. Yo guardo ese recuerdo de pequeña cuando se me cayeron las paletas y quería decir cosas y me salían extraños sonidos. Un abrazo y nos vemos con Alicia, espero que no se vayan estas moscas melladas con ella. Feliz día
ResponderEliminarHola Eme,desde el principio creas una sensación de ahogo que vas incrementando hasta el final, que bárbaro.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte en el concurso
Puri
Hola, Eme. Presentas un relato complejo y angustioso, con descripciones muy visuales que inquietan al lector. La trama se comprende mejor en una segunda o tercera lectura que se disfrutan más aún que la primera. Las moscas melladas es una imagen original y espeluznante.Tremendo y original, me ha gustado mucho. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarSaludos Emerencia, muy original tu relato, ocurren cosas muy duras en él también, qué vínculos tan complicados. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarHola Puri, Jose R. y Mery, gracias por la visita y comentarios. Feliz día.
ResponderEliminarUn buen relato, efectista, con una ambientación muy lograda a base de sensaciones. Todo ello nos tansporta a esa atmosfera asfixiante por momentos. Destaco también la originalidad del argumento, en mi familia hay una gran cantidad de mellizos, así que tu relato me ha arrancado una sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo compañera
Gracias Araceli. Si te cuento que en mi familia hay de generación en generación. La abuela materna tuvo varias parejas de mellizos solo le sobrevivió mi madre y mi tia, mellizas. Y ahora mis primas han tenido, concretamente dos de ellas. Una de mi tía y otra de mi tio, su hermano. Todo queda en familia. Gracias por compartirlo y un abrazo.
EliminarHola Emerencia!
ResponderEliminarUn relato super inquietante, Muy bien construido el argumento espeluznante de la gemela.
Un abrazo.
Estupendo y original relato Eme, felicidades por tu puesto en Tintero. Ya ví tu vídeo ¡genial!
ResponderEliminarHola, ay se me olvidó Yessy que también se pasó por aquí, gracias. Y gracias Isabel, pues todavía no he leido el Tintero, ahora lo hago. Vaya tú, yo que me había mimetizado contigo y disfrutaba con tus premios como si fueran propios, pero si ahora lo compartimos pues guay, una orbita doble que tiene Saturno y mira que ya tiene anillos con tus tinteros jajaja. Qué linda, muchas gracias compa. Un abrazote
ResponderEliminarENHORABUENA, Eme, por ese SÉPTIMO PUESTO. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Paco, todavía no he ido al tintero, estoy con un relato nuevo que me tiene atrapada. Bueno, ya he descubierto que he quedado la siete, buen número, me gusta. Los números primeros es una respondabilidad complicada de asumir. Gracias. Me imagino que tú eres uno de los compañeros a los que le han gustado mis moscas melladas. Un abrazo
EliminarExcelente relato Emerencia, aplaudo tu avidez literaria, tu genial descripción de los hechos aumentado cada vez más el drama y la angustia, y el uso del juego de palabras e imágenes literarias, tan original, y armónicamente accidentado y esculpido, muy caracteristico de tu estilo único, es un morboso ejercicio para la razón y para locura misma. leerte nos hace desarrollar más el intelecto y el subconsciente.
ResponderEliminarLa sola idea de que un ser que crece junto a otro en el interior del útero materno sea capaz de aniquilar a su gemela para sobrevivir, es ya de por sí espeluznante.
Nunca dejas de sorprenderme querida.
Hola Idalia, gracias amiga. ¿Has oido el video? lo tengo aqui en el blog a la derecha puedes pincharlo. No hay como darle la emoción que he querido trasmitir con el relato. A veces es dificil solo con las letras. Pero si lo he conseguido, superado entonces. Qué generosa con tus comentarios siempre estimada. Un abrazo y buen día.
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