LA HUIDA EN CUATRO NOCHES






La llamaban la ciudad roja. Fue la ciudad que durante un tiempo despertó a la clase obrera. 
En ella su gente pudo romper la frontera, la que siempre había existido, la que separaba ricos y pobres. En tiempos pasados la mayoría de sus pobladores se levantaban en una orilla y vendían su fuerza de trabajo en la otra. Gente, la mayoría analfabeta, que conoció la educación, la que se ceñía con aparejos de inquietudes e hilos de creatividad. Pero poco tiempo duró este sueño agarrado a las entrañas, poco serían los ateneos libertarios. Tuvieron que huir porque se les empezaban a descolgar los hombros por abrazarse al miedo y por taparse la cara ante el pánico.

A esta ciudad se le acalló el bullicio de sus calles con la huida de esta gente, su gente. Salieron a prisa como bandadas de pájaros migratorios, como estorninos despavoridos por los cartuchos de un cazador. Desde aquel día fueron desapareciendo estas aves de color. Pasarían semanas, meses, años y algunos volverían de nuevo. Fueron pocos. La mayoría quedaron por el camino con sus cuerpos desmenuzados entre las piedras, fundidos por el polvo. Otros emigrarían para siempre lo más lejos de esta ciudad.
La ciudad peligraba quedándose tan sola. Quedaba vulnerable, desconfiada y con la puerta abierta. Una puerta de agua que se fue ahogando en humo y pólvora. Entraron por ella alianzas de poder y avanzadillas de barbarie. Camisas negras, camisas azules, todas le atacaron por tierra, mar y aire. Una lucha desigual, uno de esos equilibrios de balanzas, con pesas diferentes de ideales, fe y moral.



Más de cien mil almas huyendo de ella. Cuatro días con su cuatro noches. El miedo se apoderó de todas esta gente provocando el mayor éxodo conocido hasta entonces. Muchos pueblos cercanos se unirían hasta quedar desiertos. Tal fue el pánico y la desmoralización que crearon estas alianzas enemigas que huirían despavoridos y después, si alguien pretendía volver, con su arrepentimiento le degollarían.

La huida fue en silencio, con este cuchillo en la espalda y con los pies pegados a las piedras. La mayoría eran mujeres, niños y ancianos. Iban huyendo, susurrando y gimiendo, ahogados en rumores de moros que venían cortando cabezas a los hombres y pechos a las mujeres. Iban sobre mulos y bueyes, con maletas y bultos, unos arrastrados, otros en la cabeza. Envueltos en una manta y agarrados a un puñado de habas y a ratos con la cara aplastadas sobre la tierra. Se escondían de día y caminaban de noche. Bajo puente, tras la sombras de las torres, en los túneles o tirados en las cunetas, mientras los obuses le caían a bocajarro. A primera hora de la mañana metralla de aviones y a mediodía bombardeos navales. Pocas casas para hospedarse y muchos montes pelados y cañaverales en su paso cansado. Pan seco. Durmiendo en cementerios. Camiones sin llantas y aviones volando bajo. Polvo y metralla. A su paso algunos árboles suicidas con horcas desesperadas y ríos ahogados con cauces reventados. Las pizarras desgranadas de la roca convertidas en lápidas. Pies llenos de llagas, reventados, ensangrentados y a cada paso un grito de dolor en sus sandalias de trapo. Niños gritando locos por sus familias perdidas, con el miedo abrazado a sus rodillas, esperando a morir ametrallados.










Un solo socorro; una ambulancia. Hacia delante, hacia atrás, recogiendo heridos y gente desmayada. La esperanza de salvar vidas de un doctor canadiense con una furgoneta y una única unidad de transfusión de sangre.

La ciudad roja estalló como lo hace un globo al volar alto con un temporal en contra. 

Hay quien que consiguió llegar a otro puerto, el de Almería. Y nuevos bombardeos. Otra gente que terminarían en campos de concentración, en Francia, en Alemania. Otros quedarían en barracas o embarcarían con destino incierto y se convertirían en refugiados. Niños que serían adoptados.
Quien decide volver, a pesar de todo, sería encarcelados, o fusilados, o terminarían por quitarse ellos mismos la vida.

No hay final para el sufrimiento. Siempre estuvo presente en esta huida el miedo y la mentira.




Se celebra este mes el 81 Aniversario de esta huida por la costa, con actos emotivos de recuerdo y grupos de personas que recorren este trayecto por la costa malagueña y granadina hasta llegar a Almería. En febrero de 1937 comenzaría una masacre en la carretera de Málaga a Almería “La Desbandá”. Un ataque a civiles durante 4 días, dando comienzo a la Guerra Civil Española. Un episodio olvidado a pesar de ser una de las peores matanzas de civiles. Se habla de más de 5000 asesinados. Ni se sabe. Se considera un precedente sanguinario de episodios de locura humana.

Una multitud de refugiados andaluces, la mayoría malagueños, se calcula que unas 200.000 personas, abarrotaron la carretera N-340 (la única salida) huyendo de la leyenda negra y lo harían hacia Almería (ciudad bajo el control del Ejército Popular Republicano). Entre ellos mi madre y su familia, mi abuela embarazada. Se encaminaron a este destino. Recorrerían 200 km, los que se salvaran, porque muchos no llegaron. Le atacaron tropas nacionales apoyadas por fuerzas marroquíes, italianas, bombardeados por mar, tierra y aire, causando la muerte de muchos. Un testigo que lo relató y lo documentó en su libro, un doctor canadiense, era Norman Bethune, acompañado de Hazen Sise (autor de gran parte de estas fotografías) que dejó constancia de lo sucedido. 

Un episodio de la historia de España olvidado y silenciado durante muchas décadas. Una memoria recobrada en las páginas gracias a investigadores, las pocas fosas de los fusilados encontradas y sobre todo a la memoria de la vieja generación que se va acallando en este siglo XXI, mueren con la pena a cuesta de haber vivido semejante terror. Los historiadores Maribel Brenes y Andrés Fernández, entre otros, han sacado a la luz esta historia con datos, de la penumbra bibliográfica a los hechos exactos. 

Considérese ésta una manifestación para despertar el olvido y las conciencias con la esperanza que no se vuelva a repetir. La mejor manera de cicatrizar las crueles heridas con la palabra libre. Durante esta semana se celebran actos conmemorativos en Almuñécar, Salobreña, Motril. Hay una marcha que ya ha salido desde Málaga y que llegará aquí el sábado para seguir el domingo hacia Salobreña.





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Comentarios

  1. Una historia como muchas de la guerra civil española que no se debe de olvidar. Un abrazo

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  2. Nunca sale nada bueno de una guerra y mucho menos de una guerra donde se enfrentan personas de un mismo país con ideales distintos. Terrible esa masacre silenciada y muchos años después seguimos viendo a personas que huyen del terror, que dejan atrás sus vidas y no se aprende, seguimos repitiendo errores.
    Estoy contigo en que se deben contar sus historias, leerlas, recordarlas para que, ojalá, no vuelvan a pasar, ¿cuándo se aprenderá a respetar a los otros tengan la ideología qué tengan?
    Gracias por compartirlo, bonito homenaje a los que sufrieron tanto.
    Un beso

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  3. Hola Emerencia, es increíble cómo este episodio ha sido silenciado y pocos saben de él. Hace unos días yo mismo compartí en mi perfil un artículo de Motril Digital sobre una muestra de cine de la memoria en el que se recordaban estos hechos en su 80 aniversario.
    Este es uno de los mayores crímenes de guerra contra población civil, una masacre o un genocidio da igual el nombre. Hay documentos históricos que muestran como los barcos se aproximaron a menos de 500 metros y masacraron a discreción, los aviones remataban la "faena".
    Un verdadero éxodo oculto y ocultado que demuestra la barbarie en nombre de unas ideologías fanáticas.
    ¿Aprendera el ser humano de su historia? No lo sé, pero desde luego el primer paso es conocerla.
    Bravo Eme por la sensibilidad de tu relato, sin revanchismos, pues no es momento para ello, pero si de aprender y conocer.
    Un beso y un gran abrazo.

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  4. ¡Qué horror!
    Pero además, en tu descripción me has situado en aquel lugar y en aquel momento.
    ¿Y lo peor? Que el hombre no ha aprendido de la Historia y aún hoy, en muchos lugares del mundo siguen con la cara aplastada en la tierra, escondidos de día y andando de noche.
    Un beso Eme

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  5. Un episodio aterrador del que no sabía nada, Eme. El dato de que tu familia fue víctima de esta barbarie no es menor. Se luce tu pluma cada vez que abordas estos temas, y ciertamente logras tu noble objetivo de imponer la memoria y la conciencia al olvido.

    Un beso grande!

    Fer

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  6. Un escrito precioso. Un maravilloso homenaje a esas gentes que se vieron obligadas a huir, muchas para encontrar la muerte en le huida; otros para encontrarla en los lugares a los que llegaron, en la misma guerra o en otra; otros para encontrarla en el mismo lugar tras creer las mentiras de los que se habían hecho con el poder. Algunos se salvarían, salvarían la vida, porque de lo que no podrían salvarse sería del horror vivido.
    Son necesarios estos testimonios, como son necesarias las novelas y las películas. Nunca es demasiado cuando se trata de que no olvidemos la injusticia y el horror.
    Un beso.

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  7. Un episodio que tampoco conocía. Historias que se silencian y se pierden en el olvido y a los que se alude con números, sin tener en cuenta que cada número era un ser humano con una vida que se le arrebató. Nunca hay que olvidar el pasado, porque nos recuerda lo que el ser humano es capaz de hacer.
    Lo has descrito con gran sensibilidad y desgarro, Emerencia. Supongo que el hecho de que tu familia fuera víctima te ha removido al hacerlo.
    Un abrazo.

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  8. Gracias a todos por vuestros comentarios: Mamen, Conxita, Miguel, Macarena, Fer, Rosa. Añado un comentario general recogiendo vuestras impresiones. Este triste acontecimiento fue un preludio de lo que sería el bombardeo de Guernica, un mes después y el genocidio en la segunda guerra mundial. Picasso inmortalizó esta matanza y se ha recordado pero este acontecimiento de la carretera N-340 ha estado 70 años silenciada. Es en estos últimos años cuando se ha sabido más detalles con los relatos de los supervivientes y los historiadores y arqueólogos. Como bien decís no se aprende y la historia se repite actualmente. "La catástrofe interminable" El pasado no hay que olvidarlo lo debemos tener presente siempre, hay que recordarlo. Como bien dice Miguel, aquí en la costa de Granada se han celebrado varios actos. También ha sido un homenaje al recuerdo de los que hemos tenido familia que lo han vivido. Mi madre con 4 años con su hermana en los serones de esparto de un mulo, una a cada lado. Su hermano con 7 años andando de su madre (mi abuela) embarazada y mi abuelo. Mi abuela Concha parió cuando llegó a Almería. Mi madre me contaba el pánico a las bombas por el camino y dentro de los refugios subterráneos en Almería. Ellos pudieron contarlo. Gracias a todos por vuestros comentarios. Un abrazo

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    1. Se me olvidaba, gracias también a Ziortza, un beso

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  9. Si todas las guerras son horribles, lo más repugnante de ellas son los crímenes cometidos contra la población civil. Muchos fueron los casos de ataques premeditados contra ciudades y muchos fueron los civiles ametrallados desde el aire mientras pretendían huir del horror y buscar refugio en otros lugares.
    Contrariamente a lo que preconizan algunos, si bien estas heridas deben cerrarse, nunca jamás deben olvidarse. De hecho, la cicatriz que queda ya nos recuerda lo que ocurrió. Y recordándolo ya es una forma de hacerles justicia a esos inocentes caídos a traición.
    Un magnífico relato-denuncia.
    Un abrazo.

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  10. Magnífico texto, a través de tu lenguaje, de tu manera poética de narrar esos hechos, has trasmitido angustia, desolación, impotencia. Me temo que la barbarie nos amenaza siempre y que ni siquiera saber la historia nos curará de ella.
    Un abrazo, Emerencia.

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  11. ... es una tristeza comprobar que no hemos aprendido nada.

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  12. Tu post es un relato tan ilustrativo como aterrador. No conocía esta historia que, aunque acompañada de tu bella narrativa, no ha de caer en el olvido pues son muchos los que sufrieron.
    Gracias, Eme. Un beso

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  13. Gracias Josep Mª, Ángeles, Norte y Chelo por acompañarme en este relato con vuestros comentarios. La historia hay que conocerla y son muchas las formas, esta al fin ha salida a la luz y ojala se pueda ir cerrando heridas de los que vivieron tan tremenda barbarie. A veces pienso que fue una tentativa de alemanes e italianos para lo que aconteció en la segunda guerra mundial. Una premeditación al acecho. Un abrazo compañeros.

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  14. Tan impresionante como necesario el relato de lo sucedido en esa olvidada zona de Málaga. Tengo el corazón encogido y las lágrimas a punto de salir.. has conseguido trasladarme y hacerme sentir el miedo, el terror y la angustia de los inocentes ante la masacre de lo inhumano.
    Mi familia sufrió el bombardeo del 25 de Mayo en el Mercado de Alicante, perdiendo una tía y quedando mutilada otra tía que en ese momento tenía 13 años. También fue un hecho silenciado y olvidado hasta que con la Ley de la Memoria Histórica han conseguido poner una placa y reconocer a alguna de las víctimas. Mi tía y mi familia me lo contaban pero siempre con miedo y dolor en su palabras, siempre contenidas. El miedo tiene la patas muy largas y llega hasta nuestros días.
    Enhorabuena querida Eme, con tu sensibilidad y tu prosa consigues transmitir más de lo que te imaginas. Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias Xus, no solo por leer el relato, sino por compartir lo acontecido a tu familia. Un silencio más que se ha despertado después de tanto tiempo silenciado por incertidumbre, miedos que llegan hasta nuestros días. La Memoria histórica ha sido la que también ha aportado luz a lo sucedido en la carretera N-340. Han sido muchos los mayores que han contado, han sido muchos los cadáveres que han sacado en el cementerio de San Rafael en Málaga donde murieron tantas personas fusiladas. El libro del médico canadiense también ha aportado información y por supuesto estas imágenes. Setenta años sin decir nada y nosotros aquí, tan cerca de todo lo que aconteció. De hecho ahora escribo esto y la carretera está frente a mi ventana a dos metros y esos árboles que en tantas localidades se plantaban para entrar, para salir, los únicos entonces, las únicas sombras de aquella historia. Gracias por tus palabras, son aliciente para seguir escribiendo. Un abrazo

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  15. Los horrores de la guerra no hay que olvidarlos. La guerra convierte al hombre en un monstruo. Esos episodios no son actos de guerra, son crímenes de guerra, un genocidio sin paliativos. Y Europa, como casi siempre, mirando hacia otro lado argumentando asuntos internos. La inestimable ayuda de voluntarios extranjeros no fue suficiente para neutralizar esa barbarie. Atacar a civiles indefensos se convirtió en algo habitual. Y las cunetas llenándose de ancianos, mujeres y niños que solo pretendían huir de una muerte segura que, finalmente, les pilló de camino hacia un lugar mejor.
    Hubieron crímenes por ambas partes, por supuesto, y eso nunca debemos olvidarlo. Para esto está la memoria histórica, esa que hay quien se empeña en frustrar.
    Un magnífico y escalofriante relato que has plasmado, como siempre, con maestría. Tienes un don especial para traducir una historia en palabras.
    Un abrazo, Eme.

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    1. De nuevo escucho tus palabras, gracias Josep Mª, la historia hay que escucharla por ambos lados, la guerra es cruel en cualquier punto de mira y el objetivo es miedo, terror para movilizar a las masas; una artimaña que moviliza a la gente civil hacia la muerte. Pero la historia hay que conocerla para comprender. Un abrazo

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  16. Una muestra mas de la crueldad a la que es capaz de llegar el ser humano por falta de amor, por ambicion, o simplemente por miedo a negarse su bestialidad.

    Lo lamentable es que esas historias son tan comunes y aun siguen ocurriendo.

    A pesar de los pesares actuales, creo que nuestros antepasados vivieron tiempos mas duros que los nuestros.

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    1. Hola Idalia, si son genocidios para no olvidar, para recordar lo que podemos llegara a hacer. El ser humano puede convertirse en el ser vivo más destructor; destruir lo conocido y desconocido, a su familia y a sus amigos; crea enemigos y puede llegar a destruirse a sí mismo. Provoca el miedo, lo convoca, a ese miedo que puede destruir masa de gente y la gente más inocente, como es este caso, el miedo provocó esta huida de miles de personas, no sabían bien de quien huían, y la masa fue bombardeada, fusilada, por esa razón: por huir del miedo. Gracias por dejar tus impresiones. Un abrazo

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  17. Decía Orwell que para hacer cumplir las mentiras del presente había que borrar las verdades del pasado. Importantisimo recuperar los testimonios de los testigos.

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