¿DÓNDE ESTÁ ROMA ?





Siempre que hago un viaje intento desfamiliarizarme de mi realidad para luego aprehenderla de nuevo, agarrarla con otra perspectiva.

Unas veces describo el viaje como lo haría una reportera, otras veces como aprendiz de viajera y otras, poniendo la intención en las emociones. Son éstas últimas las culpables que las letras me salgan en tropel, atropelladas buscando una historia que contar. Para los/las que no me conozcáis, mis viles intenciones son pretender que mis viajes se conviertan en relatos. Y aquí ando, tomando la fantasía como contrapunto aderezada con una gran dosis de ingenuidad y juego de palabras e imágenes. 

Roma. Hubiera dicho que aprendí demasiado de este viaje, fue apasionante. Y aquí te lo dejo para que descubras la historia que trae de la mano, una historia escrita a viva voz con unas protagonistas que andan descarriadas entre restos de piedras y columnas, pero antes...



***








Nada más entrar un ojo de cielo atraviesa la ventana circular de la cúpula. Claudia queda como hechizada por la luz. Viéndola ahí, quieta, cualquiera diría que ha perdido la conciencia, habla para sí misma.
—Allí arriba Júpiter se tiene que aburrir como una ostra, se sonríe, mientras permanece embebida por el óculo—, o tal vez la inteligente Minerva está mirándole mientras le regala una de sus divertidas muecas. No me extrañaría que esté intentando convencerlo para que ceda a algunos de sus caprichos.
Y efectivamente, la vida en el cielo hoy transcurre muy animada. Minerva con sus juegos de arte entretiene a Júpiter y a las hijas de Pandora. Siempre que puede, ella los complace con una ficción divertida. En este caso, están jugando a las dominas, un pasatiempo que tiene un gran éxito en el cosmos, no solo porque se desencadenan encuentros muy significativos con los humanos, también los dioses consiguen manifestar sus emociones en ese plano terrenal que le ha sido negado.







Las piezas del juego son de mármol, unas bellas estatuas romanas con delicada indumentaria y peinados sofisticados. Son esculturas con el soplo divino de la vida que se encontraban presas en las sombras proyectabas del reloj de Augusto. Minerva las ha ido rescatando una a una de esa oscuridad. Desplegado está ya el tablero de juego: se trata de la gran ciudad de Roma. Año 2017, el mes dedicado al Dios Jano, el dios de las dos caras, el que representa un comienzo y un final. La diosa Minerva lleva meses engatusando a su padre para que no suelte ni uno de esos nimbos que tanto él aprecia. Un año con Sol, sin una nube en el cielo -esto no pasaba desde 1880 cuando la luz eléctrica iluminó el reino celeste y Júpiter guardó sus nubes y rayos por temor a ser destruidos-. 

La diosa pone en juego a las dos piezas, las coloca sobre el tablero de juego, un tablero desplegado como una alfombra mágica.


 Cornelia
 Verania















El juego ha comenzado en la plaza de La Rotonda, las dominas son Verania y Cornelia que yacen en el suelo rodeadas de gente. Se van levantando poco a poco, comienzan a mirar extrañadas a su alrededor y descubren el maravilloso Panteón de Agripa, el templo de todos los dioses, con su gigantesca cúpula, y justo delante de ellas, el obelisco de Heliópolis. Oyen a duras penas el murmullo de una fuente. Es mediodía y el aire huele a extraños perfumes. Son cautivos del miedo y la perplejidad. Una fuente que antes no existía y una muchedumbre a su alrededor y sólo, sólo escuchan en la plaza un silencio hueco e irreal. La gente no repara en ellas. No hay soldados romanos, ni senadores, nadie viste con toga. Las dominas intentan caminar, excluidas de ese ir y venir, de ese caleidoscopio viviente, de clics de cámaras y gritos. Verania mira sus sandalias de tacón, se mojan por un reguero de agua que se derrama de la fuente. Ella debería ir hacia las escaleras del templo. Se levanta a duras penas, frente a las columnas hay dos carros tirados por caballos, se sonríe, se acerca rápido; desconcertada no ve rastro humano que le resulte familiar.



Panteón de Agripa




— ¿Y los oficiales de caballería? ¿No hay esclavos que estén aguardando? pero, ¿tampoco hay palanquines? —ella interpreta qué algo ocurre.
La domina Cornelia, por su parte, se ha quedado petrificada -más si cabe-. Se tapa los ojos para comprobar si todo es un sueño. El gentío le asusta, recuerda toda la inseguridad que tenían las calles de Roma. Verania la llama. Cornelia corre hacia el vestíbulo del Panteón, allí, bajo las columnas abraza su cuerpo sintiendo su manto y su colorido chal bordado como si de una escafandra se tratara y pudiera protegerse dentro de ella.


Verania, está como patidifusa. Rodea el edificio mirando las casas que están junto al Panteón, las ve diferentes: formas, color... las fachadas no son del blanco-crema que ella conoce. Encuentra un edificio amarillo que le recuerda a las insulae romanas...
— ¿Dónde están los muros de arenisca? pero ¡si hay luces y cristales en las ventanas!… y allí, creo que... no alcanzo a ver los criados, ni a obreros que viven en los últimos pisos. No hay aguadores subiendo ánforas a las casas, nadie tirando agua por la ventana. No hay letrinas en las calles... Los caldereros y sus martillos no se escuchan... ¿dónde están los comerciantes de Oriente? ¿y las casas de patricios con sus hermosas galerías de columnas junto al templo? No creo.., esto no es real. ¿Y Cornelia dónde está? ¡Cornelia!


Ya en el pórtico, Cornelia abraza la columna corintia, siente como su frente de ondas roza el frío granito egipcio; mira asustada hacia el arquitrabe del atrio e invoca a Venus. Se adentra en la sala circular del Panteón buscando la diosa. Gente, gente por todas partes.
— ¿Y los dioses?…. ¡¿quiénes están en sus altares?!— grita desconsolada Cornelia.
La diosa Minerva y sus acompañantes observan a través del óculo de la bóveda. La luz del Sol se desliza brillante por los casetones de piedra volcánica porosa, ven todo lo que ocurre dentro. El gentío mira hacia arriba haciendo caso omiso a su alrededor, como si de una bóveda celeste se tratara, la contemplan extasiados.
Verania acaba de entrar, se pregunta qué ha ocurrido; sabe que el Panteón sufrió varios incendios y casi quedó destruido, pero hubiera dicho que se reconstruyó para celebrar la victoria de Augusto sobre Marco Antonio. Algo insólito ha pasado….







La diosa Minerva y sus acompañantes observan a través del óculo de la bóveda. La luz de Sol se desliza brillante por los casetones de piedra volcánica porosa, ven todo lo que ocurre dentro. El gentío mira hacia arriba haciendo caso omiso a su alrededor,  como si de la bóveda celeste se tratara, la contemplan extasiados.

— ¡Claudia! ¡Claudia!
— ¿Qué? ¿Qué?, ssshhh, no chilles aquí dentro…
— ¡No te encontraba! Dijiste que estarías una hora y llevas media mañana aquí. Todavía queda mucho viaje por hacer, no vamos a estar todo el día pamplineando…Yo no sé qué le ves, un simple panteón con un agujero en su cúpula…
—Bueno, sí... vamos, venga, ve saliendo.

Claudia confía que ellas les sigan. Salen del monumento atravesando calles, callejuelas, pasadizos y arcos entre edificios coloreados; hay columnas tragadas por las fachadas de cemento... Virginia insiste,
—Claudia, esta ciudad es pura ruina, no hay colores, apenas quedan vestigios de la Roma imperial, solo piedras sobre piedras y un armazón desmantelado de lo que fue el anfiteatro ¡valiente decepción!
—Virginia, Roma sigue siendo eterna en su historia y en su arte, en ella hay muchas Romas, es ecléctica. Estoy segura, y no me engaño, que si cambias esa actitud la podrás ver más allá, no seguirás viéndola como cualquier otra—siente que no le convence mucho — y…  bueno, ven ¿nos comemos una pizza?












Mientras las dominas miran a su alrededor, no creen lo que ven ¿están en Roma? Esas callejuelas, pasadizos y arcos.... Hay detalles de este entramado de calles estrechas y pequeñas plazas, como esos patios escondidos con sus olivos y sus vides. Las dóminas reviven momentos, tienen algo de lo que fue su ciudad.









No hay candiles de bronce dorado, hay farolas. Las casas ahora son coloreadas, con restos de columnas e inscripciones romanas en las fachadas que le son tan familiares. Y esos detalles, como las trepadoras que caen entre las ventanas y los restos de ruinas romanas que aparecen en cada rincón de la ciudad. 









Claudia mientras, intenta explicar a Virginia que las ruinas son la evidencia de lo que fue una gran urbe. La ciudad hay que verla tal como es hoy. Deben subir a alguna colina cercana para ver Roma. Subir al mirador de Laniculum (colina de Gianicolo), un lugar fundado por el dios bifronte Jano. Salen de la pizzeria.

Las dominas la siguen, andan deprisa, con miedo a perderse, a su paso se encuentran con algo que les asusta. 

¿Qué son esas luces, ese eco?—Cornelia pregunta, agarrada fuertemente del brazo de Verania y con el manto arrastrándole.




Autos, motos, pasan por las calles adoquinadas, junto a ellas. Suben las escaleras. Una gran fuente de mármol aparece ante sus ojos (la fontana dell´Acqua Paola). Cornerlia se para, 

 ¡Si aquí había un acueducto! —admirando la fuente y tomando el agua entre sus manos.

Mientras las dos viajeras cansadas se sientan unos minutos a descansar en las escalinatas de la fuente. 

— Si pretendes que me quede a vivir en Roma, creo que andas equivocada— dice Virginia tomando aliento. Es una ciudad para soñadores anclados al pasado. Hay que verla como es ahora; es absurdo pretender algo más. La embadurnas con esa imaginación desbordante que tienes, ves lo que crees que fue y no ves lo que hay ahora.

Retoman el camino. Las dominas mientras, están embebidas en la fuente, asomándose a todos los rincones que la rodean: una guirnalda de luces de colores en un patio, un auto aparcado, la gente que pasa, su ropa, calzado..,todo les sorprende. De pronto, se dan cuenta que han quedado solas, corren por una alineación de pinos piñoneros hasta encontrar a las dos viajeras. Se abre un gran claro ante ellas. El eco se hace silencio......






Están en uno de esos maravillosos miradores, el de Gianicolo. Existen otros repartidos por la urbe: el de Aventino, Pincio, que ofrecen unas hermosas panorámicas. Ahora es el momento de poner una perspectiva particular a la ciudad, desde el ojo que la ve. Las dos viajeras quedan inmersas en todo lo que su vista les abarca. Invisibles, como sombras, diáfanas, las dominas están junto a ellas.

Desde el cielo los dioses de comienzan a impacientar, el juego se ha parado en un silencio.

— No se mueven, no hacen nada, ¿por qué? pregunta una de las hijas de Pandora.

La diosa Minerva las mira con su halo de matriarcado. Cómo explicarles el sentido de la magia más allá de inconsciencia; ella desde hace tiempo trata de acariciar esas emociones que solo en el plano terrenal existen. En el Cosmos esos planos afectivos son más triviales, las percepciones son diferentes. Los dioses tienen las emociones básicas del miedo, enfado o alegría, las que tienen los terrenales, humanos y algunos animales al nacer pero que con las experiencias se van haciendo más complejas. Minerva lo sabe bien, los ha descubierto a través del juego. A cambio con el juego a algunos terrenales les regala la percepción del alcance de la historia. Minerva invoca a que solo algunos sean capaces de ver los cambios del tiempo en una ciudad en el instante del presente.

Minerva las acerca hacia ellas con la consciencia puesta en lo que el juego les puede hacer descubrir.

— Contemplar Roma desde ahí abajo es una percepción diferente a la nuestra. Nosotros vemos el mundo desde aquí y no percibimos los detalles, nos perdemos mucho aunque no os lo creáis. Las dominas ven lo que fue una ciudad y es ahora, ellas están sobre sus cimientos, en su creación. Ellas nos contarán ese misterio del pasado que muchos de los ciudadanos de ahí abajo no llegan ni a percibir. La historia engrandece, cuando la vista se aleja y se acerca como lo haría un telescopio, apreciando una belleza que no está en los libros les cuenta la diosa Minerva. 


¿Dónde está Roma? La ciudad del mayor imperio, el museo más bello de arte y arquitectura. Sólo se ve a lo lejos las ruinas de un circo, no, es el anfiteatro de los gladiadores ¿dónde están los colores de Roma: el blanco, rojo, verde y oro? Los tejados verde-oro de los templos y edificios imperiales. Los cuarenta arcos de triunfo, sus doce foros, sus cien templos y sus once acueductos con su millar de fuentes. No se ve nada de los bosques sagrados, los campos cultivados, ni los jardines públicos, solo apenas trazos de pinar….el corazón se les encoge, lloran abrazadas, mutismo.



La diosa Minerva había puesto en el tablero dos nuevas damas elegidas por las niñas: Son Virginia y Claudia, que al caer gritan; una busca su móvil, la otra casi pisa sus gafas ¿se habrán roto mis gafas graduadas de loock working? Virginia la manda callar. Ven a  Verania y Cornelia y han escuchado que hablan de una Roma que ya no existe. Virginia tras presentarse les cuenta que Roma sigue siendo eterna en su historia y en su arte; en ella hay muchas Romas, es ecléctica, y es lo que están viendo. El arte ha permanecido pero se ha creado a partir de los restos de otra Roma que existió antes. Claudia les comenta que su Roma fue la de la toga y el palio, después vino la de los peregrinos de la época medieval y después la del cinquecento y la barroca. Les describe las cúpulas, iglesias, basílicas, monumentos, y otros muchos que no se ven como fuentes y escalinatas. 





Cornelia no llega a comprender como desapareció la hermosa ciudad encendida del imperio donde Sol iluminaba las blancas columnas y los frontones de bronce dorado ¿dónde se han ido sus miles de estatuas de bronce, oro y marfil?




Claudia le cuenta que en el siglo XVI Roma se convirtió en cantera. El Papa Julio II reestructuró la ciudad, hubo una expoliación, una demolición de mármoles, columnas y capiteles; muchos de ellos convertidos en cal para hacer ladrillos y mortero.




Las dominas transforman su cara entre asombro y cólera, pero ¿nosotras qué evocamos ahora? ¿a quién representamos? ¿acaso algo que ya no existe? Somos una obra creada y moldeada para exhibirse, nuestra actitud atrae la inspiración misma. Somos vínculo y narración, somos momento....


Virginia las tranquiliza. Y es así, les comenta. Sois nuestra inspiración ahora, sois la estética del Renacimiento y el Neoclasicismo. 

Siempre habéis estado presentes, representáis la vitalidad de todos los tiempos. Siempre en Roma.

Os llevaremos a un lugar donde permanece el espíritu de vuestra Roma, donde nace y donde muere parte de la historia, es en el Palatino, en Los Foros y en El Coliseo.





Las cuatro damas marchan hacia la colina del Palatino es el origen de la ciudad y es donde se tomaron las decisiones que más influyeron en la historia de la Europa Mediterránea y parte de Asia.

Verania les pregunta si hay cerca unas termas para lavarse. La negación de las damas del siglo XXI les aflige. 

Roma tenía grandes termas que parecían villas, lugares para el esparcimiento y la mente con bibliotecas, ( “Mens sana in corpere sano”) fuentes monumentales revestidas de mármol y mosaicos. Toda la ciudad estaba siempre cubierta de una niebla matutina que marcaba las siete colinas por la actividad de las calderas.















No os preocupéis, que aún sigue siendo la ciudad de las fuentes.

Atraviesan el río Tiber pasan por el mausoleo del emperador Adriano y por el Pons Aelius (puente de Sant Angelo) ahora llenos de estatuas de ángeles. El río ya no tiene sus marismas donde los cangrejos se escondían en los cavernáculos de la orilla.


Cerca de aquí vivía Cornelia, junto al estanque central del cenáculo (apartamento). Lo describe con nostalgia. Tenía grandes ventanales para la luz, dos jarrones de flores sobre una mesa de madera exótica. Las paredes lucían en vivos colores, anaranjados, azul celeste o rojo pompeyano; una de ellas tenía un paisaje pintado con las musas de Apolo. A su mente le viene la mesa redonda de mármol de patas felinas con una pequeña Venus. El suelo de elegantes mosaicos en blanco y negro de basalto. Los mosaicos de colores de pastas de vidrio y mármol policromado con figuras humanas o de animales. La cocina humeante con el hornillo de bronce……

 sigue la historia en 




Comentarios

  1. Joseme en esta visita me has hecho viajar por Roma, y has dibujado la vida de de los Dioses romanos que tanto hemos visto en las películas. Italia es unos de los lugares que tengo ganas de visitar. Gracias por mostrar esta ciudad romana

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    1. Gracias Maria del Carmen, qué ilusión les va a hacer a nuestras protagonistas, por cierto, te invitan a seguir de su mano para conocer más esa ciudad. Un beso

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  2. Precioso texto para acompañar a unas magníficas fotografías. Enhorabuena querida amiga.
    Gracias por compartirlo.

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    1. Gracias Elisenda, a ti por tus palabras. Un abrazo

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  3. ¡Oooh, qué gusto, y qué texto, y qué fotos, y qué Roma tan Roma! Ha sido un placer volver a callejear por nuestro viejo y entrañable pueblo entre café y café, helado y helado.

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    1. Oooo, qué alegría!!!muchas gracias Carmen, sí, café y helado para nuestras protagonistas, se lo han merecido. Un abrazo

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  4. Me ha encantado esta entrada!! Roma me apasiona y esta manera de adentrarse en ella también. Ya he estado tres veces ahí y volveré ya con mi pequeño. Siempre hay cosas por descubrir, la historia continua. Un abrazo :)

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    1. Gracias Elena, qué bien, porque la historia continua y la vida también, a volver a la ciudad eterna. Un abrazo

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  5. Cómo he disfrutado de este "viaje" por Roma...tan solo un vez estuve, me quedó tanto por ver...
    GRACIAS por acercarme a "ella".
    Te sonrío con el Alma.

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    1. Hola DesdeMiVentana, gracias, pues la historia sigue, para recordar......

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  6. ¡Estupenda entrada y magníficas fotos! Me encanta la narración, siempre me ha encantado la mitología, pero nunca se me hubiera ocurrido que contemporáneos del lugar que visito, pudieran mostrarme "su hogar". Y... ni qué decir tiene que seguiré las siguientes entregas. Un beso.

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    1. Hola Macarena, y yo encantada que la sigas, gracias, un beso

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  7. Desde luego no va a ser la última vez que me asome, este viaje virtual a Roma, siempre maravillosa y llena de cultura. Una ciudad para no cansarse de andar y disfrutar. Gracias por estas entradas que son maravillosas. un saludo cordial. TERESA.

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    1. Hola Teresa, bienvenida, gracias a ti. Un abrazo

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  8. Las fotos son maravillosas, Emerencia, pero el texto... es una delicia. Me ha encantado este encuentro en Roma entre estas cuatro damas de tan distintas épocas.
    Fascinante, me ha encantado.
    Mil besos

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    1. Graciaaas Chari, y yo que me alegro mucho, ya sabes que sigue la historia de las cuatro damas, aún te queda conocer a Virginia y a Claudia. Mil para ti también.

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  9. Un paseo muy especial el que hemos podido dar por Roma de tu mano, joseme. El año pasado tuve la suerte de poder visitarla y tu texto me ha traído recuerdos, pero desde luego alabo la originalidad de tu presentación. Y las fotos, ¡preciosas! :)

    Un beso.

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    1. Gracias Julia, me alegra saber que volvistes a recordar estos maravillosos rincones!!!! un beso

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  10. No sé si estuviste tú allí o las dóminas romanas te raptaron y embrujaron con misteriosos elixires capaces de hacerte diosa del Olimpo Romano, porque no sé si fue solamente tu pluma o fue Minerva quien te inspiró semejante viaje.
    Me encantó disfrutar de este encantamiento literario, descubriendo con otra mirada, una ciudad que ya he visitado, pero que contigo la he redescubierto.

    Muchos besos y buenas noches!!

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  11. Yo creo que me perdí por ese cielo de dioses y caí en brazos de Morfeo, después resbalé en la túnica de alguna vestal y de pronto desperté en Roma. Gracias por tu comentario. Un abrazo

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  12. Francisco Moroz27/1/16

    Preciosa la forma de narrar tu viaje. Empezar en el panteón todo un acierto. La primera edificación con grandiosa cúpula.
    ¿Dónde terminarás la aventura?¿En el foro? ¡Ten cuidado! dicen que todavía quedan espíritus de gladiadores y condenados vagando entre las sombras del foso.
    Adriano y Trajano, mis dos emperadores favoritos, por ser hispanos ambos y por ser, dentro de lo que se estilaba, los menos déspotas y más congruentes con su poder ostentado.
    Pido a Mitra por ti, para que los hados, dueños de las luminarias sembradas en los bosques sagrados desaparecidos entre el fragor urbano; junto con los manes, y los penates de los ancestros, te sean propicios para seguir narrando cual Homero tus viajes por una ciudad que nunca morirá del todo. Sé tu, Cicerone de nuestra expedición no punitiva y haznos donación de tu inspirado verbo de musa.


    Un abrazo domina. Vale.

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    1. Hola Francisco, gracias. Me encantó el Panteón, es uno de los lugares más fascinantes de este ciudad. Su cúpula es impresionante, guarda ese misterio divino. La aventura ya está hecha, de hecho la voy a subir ahora y cuidado, jaja por que vas a conocer las otras dos damas que no le dan miedo los espíritus. Gracias por tus palabras creo que Mitra se ha compinchado con mi musa y ha viajado con ella bajo la atenta mirada de Minerva. Un abrazo

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  13. Qué agradable, Roma adquiere un encanto aún mayor desde tu texto, las fotografías son excelentes. Felicidades Joseme

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    1. Gracias a tí MaríaÉ, me alegra tu comentario, siempre es un gusto cuando realizo este tipo de publicación entre reportaje-historia-relato. Un beso

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  14. Joseme!!! me ha encantado tu post!!! Fue un viaje maravilloso a Roma y su historia! Me encanta esta manera de contar un lugar. Le dá otro encanto especial! Así es como me gusta contar mis viajes!!! Graciasss!!!!

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    1. Gracias a ti Lilián, me alegra que te haya gustado, te queda la segunda parte,..... un beso viajera

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  15. Un bello recorrido por su antes y su despues, apreciado arte e histórica mitología de personajes damas que viven en su recuerdo, de monumentos que transcienden. Arte en estado puro. Las fotos son mágicas y reflejan los ecos del pasado y un presente que envuelve sus reminiscencias en el tiempo. Ha sido un viaje precioso.
    Un beso

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    1. Gracias Marisa por compartir este viaje con mis dominas, la historia y su recuerdo es algo más que ruinas, son trazos que hay que interpretar, leer en su piedra yacente o mármol pulido en una sala de museo. Un abrazo

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  16. Me va a gustar conocer tu blog, me encanta viajar. Y bueno, quizá me inspire con alguno de tus viajes para planear los míos, ¿verdad que podría pasar?

    Otra cosa ya es lo de las fotos... verás, no me importa admitir que soy un zote haciéndo fotos, un cero a la izquierda. Hay las mismas posibilidades de que yo retrate la belleza a través de las lentes de un objetívo que con carboncillo y un lienzo, por desgracia.

    Y en cualquier caso, aún no conozco nada de Italia. Curioso, ¿no? Haber viajado a más de 10.000 km pero no haber visitado nada de un país vecino tan popular.

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    1. Hola Holden, bienvenido, y tanto que podría ocurrir, a mi ya me ha ocurrido, las publicaciones en estos blogs personales están llena de encuentros y detalles que no tiene un viajero profesional, intentas "describir" sensaciones, emociones,...a mi me pasa que descubro el espíritu del viaje cuando escribo y lo describo después pasado incluso meses. Es una experiencia que la disfruto mucho. Si consigo que viajes a través de mi blog, estaré encantada Holden. Puedes pintar un rincón como puedes fotografiarlo, la fotografía para mí es captar más allá de tu retina una imagen y pararla en el tiempo para recordarla y compartirla, a través de ella vuelvo a vivir ese momento del viaje. Un abrazo

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  17. Ha sido un placer recordarla de tu mano.
    Besos.

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    1. Gracias Suni y tú que me acompañes en el viaje, un abrazo grande

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  18. Hola no conocía tu blog y he entrado a curiosear, me ha encantado esa visión de la preciosa Roma. Me ha encantado la manera de contarlo y esas fotos que me hacían pasear por sus calles.
    Una delicia.
    Me quedo por aquí, también he visto en tu blog a muchos conocidos a los que leo y admiro.
    Un saludo

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    1. Bienvenida Conxita!! gracias si son todos gente estupenda, me alegro que te haya gustado este viaje a la vieja Roma, la de hoy, la de siempre, la eterna. Un abrazo

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  19. Como siempre tus textos y tus fotos. Una simbiosis perfecta en una ciudad de ensueño.

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    1. Gracias Norte pro pasarte por aquí, un abrazo

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