El SUEÑO DE NORMA

En este bullicio del fluir de mi sangre, solo escucho silencio, un silencio inoportuno. Hoy no tengo ninguna preocupación, respiro aire libre. Hoy soy feliz. Hoy no quisiera estar muerta. Miro a la calle. Estoy en los ojos de esos hombres. Me observan con amor desde el otro lado de la ventana. Yo les sonrío y luego bajo la mirada. Qué vergüenza que todos me miren y yo, tener ganas de llorar. Qué vergüenza esta máscara mía de rubia tonta. Cuando subo de nuevo la cabeza, ellos me siguen mirando, ahora, desde esa mesa, delante de la barra. He atravesado un largo puente para venir aquí, a mi refugio urbano, la Vía Láctea . Un garito mítico . Un café bar de una esquina lúgubre con luces de neón. Aquí, me siento libre, ausente de todas partes. Un lugar donde los versos de los poetas corren como la espuma y que luego el duende travieso los atesora en servilletas de papel. Aquí, comencé mis primeros poemas, y fue aquí, donde me desnudé como una niña por primera vez. Fue un desnudo m...