LAS COSAS COMO DIOS MANDA

(Alguien -un incrédulo, un escéptico- hablando con un mudo de letras cuyo nombre empieza con H) A partir de ahora, nada, síiiiii, Na-da. ¿Qué? ¡Qué! ¿Qué pasa? Pues que ando un poco desconfiado, receloso, agnóstico… ando por andar. ¿De qué sirve ser sensato? ¿Para qué tener buen juicio? Si ya las galletas de la suerte no traen sorpresa –con lo que me gustaban- encima se le ha roto el resorte de la pata a mi gato dorado chino y, para colmo, hasta se me están quitando las ganas de soplar velas. Mi mundo se ha vuelto boca abajo. Son las estrellas embelesadas up side down las que nos están mirando; y no me atrevo a mirar hacia arriba por si… cae alguna (y aumenta el número de estrellados). Ves, en eso sí que soy prudente. No voy a contribuir más a este orden, ¡la orden, nooo! el orden. Si es que no me lleva a ningún lado. ¿Para qué seguir aceptando lo que creo que no es justo? Tampoco quiero sentirme neutro, como el pH del lavavajillas o como la letra Schwa. No ...