DONDE LA TIERRA SE ACABA
Dijeron: “Corred, corred, hasta que la tierra deje de existir bajo los pies” El farero por última vez acaricia su vieja radio de lámparas, el molino de viento que la cargaba ya no existe. El farero nunca acabó esa barca que quedaría sola entre los riscos para que el oleaje la destrozara. Nunca terminó de leer aquella novela de ballenas y tempestades que dejó olvidada, y todavía se arrepiente de no haberlo hecho. La torre prismática con linterna y cúpula roja ya no es la que era. El anciano la mira de lejos, acompasa su macula a la distancia, ladea su cara y el faro le deja entrever los cristales de la linterna. Sus dedos pulgar e índice se escapan a otro plano del momento. Se le asoman frente a su cara; se van sobre la junta de los cristales. Son hábiles. Con entereza, están ahora pegados a esa textura plástica de la masilla para unir las zonas deterioradas. Los dedos derrochan tanta agilidad que se llevan al resto de la mano con ellos. El anciano tien...