LA SOMBRA AMARILLA
Ella
tiene la piel con cierta tonalidad amarilla, un amarillo tirando a oscuro, con matices
grises que se le acentúan en las ojeras. No es china, no solo los chinos son
amarillos, pero ahora que lo pienso, sí tiene cierto parecido a una sombra
chinesca. Cuando se queda quieta su forma es de caracol, un caracol amarillo, y
si se mueve puede adquirir noventa y nueve formas más, pero siempre amarillas.
Solo un día fue anaranjada, cuando estuvo en el zoo. Allí fue la sombra del
mono aullador rojo; el primate hacía cabriolas con sus largas manos y sus patas
enganchadas al palo. A ella le encanta hacer el mono.
De
pequeña a Sombra le gustaba subirse en las montañas rusas, porque creía que en
las alturas no se le veía, ahora de mayor ella tiene que hacerse presente esté donde
esté. Detesta que la ignoren. Es un pelín vanidosa, muy egoísta y bastante
caprichosa. Siempre se enoja con la gente que tiene la manía de colocar las
cosas pegadas a las paredes, donde apenas cabe ni un dedo. Se enfada porque entonces
ella no puede ponerse detrás. Un día se quiso meter tras la maceta de la
entrada, la del soporte alto en forma de columna griega, y como no pudo, la
tiró y lo rompió todo. Desde aquel día se rebeló contra todo lo pegado a las
paredes: frigoríficos, lavadoras, lavabos, fregadero, tocador, váter. Entró en
guerra con todos ellos: le hacía pintadas cuando nadie la veía, y esto ocurría
casi siempre cuando se quedaba tiempo en casa. Odiaba las esquinas y esquineras,
escalones y escaleras, los toldos y toldillas, pero especialmente los paraguas y las
sombrillas, uhm a todos los hubiera prendido fuego. Sombra amarilla era
insoportable cuando la hacían ser tan pequeña.
El
bosque y el parque, siempre han sido sus lugares preferidos; allí todos la ven y
ella puede ser dos, tres, cuatro o cien. Le asquea todos aquellos que cortan
los árboles. Si los talan ella cae con ellos y disminuye de tamaño. Su oscuro ego
no le permite achicarse ¿qué va a ser ella debajo de un árbol caído? Sombra
conoce a todos los árboles, incluso los más grandes. En el bosque de Secuoyas
fue feliz de lo inmensa que se vio, más alta que nadie y que nada.
Una
vez fue la sombra de un oso durante un par de semanas, vagaba por los bosques.
Ella era feliz entre los árboles y el oso, siempre se la veía grande; pero un
día desapareció el animal, le tuvo que pasar algo porque después de aquel día lo
buscó por todo el bosque y no lo encontró. Entonces empezó a correr con los ciervos y los gamos, saltaba con las liebres... Los jabalíes, en particular, no le gustaban, permanecen demasiado quietos para su gusto. Sus preferidos realmente son
las jirafas ¡qué altas son! Ella se ve tan larga, casi tanto como con los
árboles, además estilizada, y eso le gusta, verse como una sílfide. Sombra prefiere todo aquello que le afina la silueta. Odia las pelotas, los huevos, los
tapones, todos tan rechonchos como una mariquita. Ni le hablen de las mariquitas. Una
vez fue la sombra de una mariquita roja en una lechuga verde. Sombra creyó al
verla que le cambiaría su color amarillo por el rojo escarlata, algo parecido a
lo que le había pasado con el mono aullador, no fue así. La estuvo siguiendo
durante una semana: primero voló de las hojas de lechuga a una coliflor, después de la coliflor a una hoja de acelga moradaaa... uy, se enfadó tanto con ella, allí apenas se la veía,
la muy idiota. Sombra se preguntaba cómo se puede cambiar tanto de gustos, así
sin más y de repente. La abandonó para siempre, no volvió a ser la sombra de
una mariquita, ni nada que se le pudiera parecer, nunca más.
Pero
de todos, todos los animales, los que más aborrece Sombra son los que entierran
las bellotas bajo tierra, y más si hay largos túneles donde la bellota rueda y
rueda. Tiene su lógica considerando que ella no se hace visible ahí abajo, y
menos tras una bellota, que además tienen algo parecido a las mariquitas.
(...)
(SIGUE AQUÍ LA HISTORIA)
(...)
(SIGUE AQUÍ LA HISTORIA)
¡Qué historia tan bonita la de Sombra! Me ha encantado. ¿Se fía de ella misma? Porque son muchas las personas que no ;-)
ResponderEliminarGenial, original y entretenido post.
Un beso, Eme.
¡Hola Cheloooo! comenzamos nuevo año y que mejor que hacerlo con la vida de Sombra amarilla, pura energía, le hace sombra a cualquiera jaja. Me he divertido mucho contando esta historia, me he imaginado detrás de ella por todos esos sitios, la verdad es que es incansable ya verás, ya verás todo lo que tiene que contar. Un beso
EliminarDe muy chico, dicen que me obsesionaba con las sombras, las seguía y perseguía por todas partes queriendo atraparlas, jeje. Pero todas eran grises o, peor aún, negras. Me hubiera gustado conocer a una sombre amarilla como la de tu super, hiper, mega, giga original historia que, somo siempre, me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo, y que nada le haga sombra,jajaja
Hola Josep Mª ¡con que persiguiendo sombras! eh...jaja de pequeña, a mi me pasaba igual, jugaba a tapar el sol y me veía grande, sobre todo en el atardecer. Gracias por dejar estos recuerdos. Un abrazo
EliminarNunca se me habría ocurrido pensar en lo fascinante que es la vida de una sombra, pues tiene muchas vertientes.
ResponderEliminarVolar, trepar, etc. Estupendo relato con una protagonista muy original.
Un beso, Eme.
Hola Paloma, sí, uy, y aún queda más historias de esta traviesa, gracias, un beso.
Eliminar¡Hola Eme!
ResponderEliminar¿Qué hizo Sombra cuando se encontró con Peter Pan? Porque... eso es un problema.
Y ¿Sombra no fue nunca una sombra africana? Porque, a veces, en la ausencia de luz, he oído que a las sombras amarillas les encanta teñirse de oscuro.
Un besazo
Hola Macarena, gualaaa con Peter Pan en el País de Nunca Jamás, se me ocurre que no iría detrás de ninguna mariquita, volaría, volaría con Peter Pan, se haría aliada de Campanilla, eso estoy segura que si y ya sabes como le gustan los árboles, el árbol de la Alegría, se quedaría ahí para siempre. Le encanta África, sobre todo las jirafas, bueno en realidad no le gusta mucho ese color, se camufla con los colores más brillantes, por cierto, en África allí si que no se la puede aguantar, con ese sol amarillo y ese atardecer, ella se alargaa, se alargaa en las llanuras del Serengueti. Me encantaría ser sombra amarilla para ir a África. Gracias por leernos. Un abrazote
Eliminar¡Ay queme muero... qué bonito Emerencia! ¿Por qué me gustará tanto cómo escribes?
ResponderEliminarOye, que volveré para decirte más y mejor no te vayas ¿eh? quieta pará.
Hola Isabel, no te mueras que viene la próxima semana Sombra amarilla ;)
EliminarMaravilloso, fascinante es relato!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Suni, gracias y yo que me alegro que te haya gustado, un beso
EliminarHola Eme, ¿sombras o luces? ¿O las dos? Y es que para la sombra pueda existir una luz debe nacer antes que ella.
ResponderEliminarMuchas veces he escuchado o incluso pronunciado : Él o ella parecía una sombra de si mismo, en este caso tu la sombra que has descrito está llena de luz, a pesar de lo quejica que es contra las cosas que se ponen junto a la pared y no la dejan expresarse en paz.
Muy bello Eme y super original, un abrazo enorme.
Ay Miguel, que me cuentas, sabes lo primero que me vino a la cabeza con tu comentario, es cuando comprobé que encendiendo una cerilla, la luz del fósforo no proyecta sombra ninguna, síii jeje, pues entre la luz y la sombra es difícil decidirse, conociendo a Sombra amarilla, se enfadaría si te dijera que prefiero la luuuz, ay, pero Sombra es especial, es diferente, tampoco tiene nada que ver con las personas mala sombra, ni con las que son las sombra de otras y no brillan con Luz propia, ves si es que al final, las dos van al unísono. Gracias por tus reflexiones en la sombra, jajaja. Un beso
EliminarQué precioso relato, Eme. Jamás se me hubiera ocurrido que una sombra (o la mano zurda si a eso vamos) pudiera protagonizar un relato, pero tú lo haces posible con una belleza y una soltura admirables.
ResponderEliminarUn beso, guapa.
Gracias Rosa, eso es que me aprecias mucho, un beso linda
Eliminar¡Qué poco caso le hacemos a las sombras! Y sin embargo son la prueba irrefutable de nuestra existencia. Un precioso relato del que destaco cómo te has metido en ese ente, tanto que ha cobrado vida, y no solo en el relato. Me parecía verte escribiendo mientras tu mente transitaba por todos esos lugares, libre. Fantástico, Eme.
ResponderEliminarGracias David, sí, es así como lo cuentas; Sombra amarilla es de los personajes más divertidos y elocuentes. Es de mis relatos preferidos, de hecho es más largo de lo que acostumbro a escribir. Lo escribí para un concurso de relatos de septiembre y no se donde habrá ido a parar, conociendo a Sombra, es capaz de cualquier cosa, jeje. Ya tenía ganas de compartirlo con vosotros, sois mucho más estimulantes y agradecidos. Un abrazo
EliminarEstupendo, dinámico y con personalidad, además de muy original. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuchos besos
Holaaaaa Sol, mi Sol, como hecho de menos tus letras. Gracias. Muchos, muchos besos
EliminarQué original tu relato Eme, me ha gustado como con tus letras le dabas vida a esa sombra, la has personalizado y la has hecho reivindicarse.
ResponderEliminarMe has recordado a los niños pequeñitos cuándo descubren a esa sombra que los persigue, ese descubrimiento es fascinante.
Besos
Hola Conxita, acabo de comentar eso mismo con Josep Mª de chica descubrí este juego con las sombras y no era tan pequeña jeje. Lo de reivindicativa, ya verás ya verás todavía hay mucha historia de Sombra amarilla. Un besote
Eliminar¡Hola Eme!
ResponderEliminarEmpezamos el años juguetonaa jajaja me encanta. De pequeña siempre pensaba en las sombras, me gustaba mirar las sombras en la calle, en el verano, con el sol en lo más algo. Y aquí estás tú, en un relato muy original, hablando de esa Sombra amarilla. Eres genial amiga!!
Un abrazo muy grande Eme.
Gracias Xus, eso es porque conoces mis entresijos, jeje. Comenzar el año con Sombra amarilla es olvidarse por un momento de ajustes tóxicos, aunque no te fíes, que Sombra tiene a veces unos puntos...Un abrazo grande
EliminarMe ha gustado mucho tú relato y de siempre me han gustado las sombras, me encantan las sombras chinescas, esas que hacen cosas con las manos reflejadas en una pared, son capaces de hacer de todo. De pequeña jugaba con ellas, y dice mi madre que a veces hasta lloraba porque no podía cogerla jejeje.
ResponderEliminarGracias por traernos un relato tan bonito. Un beso
Hola Teresa, sabes estoy segura que el teatro de sombras chinas nacería de las sombras, del juego de algún crío con muñecos y el sol, después usarían ya la luz artificial y las cortinas, yo las he hecho con los críos cuando trabajaba en la granja escuela, no hay crío (y mayor) que no se embobe con ellas,mira por donde con "pocas luces" todo el mundo mágico que se consigue. Gracias por dejar aquí tus recuerdos. Un beso
EliminarQué sombra tan fascinante. Busca al sombreado HUye de él, se acerca y se aleja. Un gusto leerte.
ResponderEliminarHola MariaÉ ¡qué alegría! verte por aquí de nuevo. Sí que es especial Sombra amarilla, tiene sus manías como cualquier hijo de vecino jeje. Un beso
Eliminar¿Es esta sombra amarilla y descolorida que medra al abrigo de quienes son más altos que ella, para parecer más grande, y rehuye de los pequeños, rechonchos y redonditos que no pueden engrandecerla... es esta sombra como digo un reflejo de esas gentes que necesitan empequeñecer a otros para verse grandes a sí mismos? o voy demasiado lejos con Sombra Amarilla y le atribuyo más características de las que tiene? después de todo puede que sólo sea una sombra china, o chinesca, y nada más. Shhhh no digas nada, la respuesta, si es que la hay, la próxima semana, más y mejor. P.D.: que fluído escribes Eme! Abrazos.
ResponderEliminarUhmmmm, puf, ¿la has descubierto Javier? siiií, ella es así: vanidosa y egoísta y además, caprichosa como la que más. Y si ya hablamos de su ego, puf, puf, le va más allá, y te confío que es descolorida, para nada su ego la hace ennegrecer; es un poco "alma de caballero sith" jeje. Gracias por compartir tu ocurrencias pero ya la irás conociendo a esa protagonista....Abrazos
EliminarUna maravilla Emerencia, siempre de dejas con la boca abierta por tu tremenda imaginación a la hora de elegir y afrontar temas que a pocos se nos ocurren. ¡Mira que personalizar una sombra y sus vicisitudes, sus gustos y disgustos, y sobre todo, sus aventuras.
ResponderEliminar¿Cómo se habría sentido Sombra en la alegoría de la caverna?
Eres una grandísima escritora de relatos Emerencia, me recuerdas un poco a mi cuentista preferido, Julio Cortázar, y te pongo a la par ¿eh?
¡Qué suerte tenemos de poder leerte!
Jeje vamos por partes Isabel que te pierdeees jaja. Primero, Sombra con salir de la cueva... ésta no aguanta encerrá, ya ves lo viajera que es, y por aprender, si que si, pero indisciplinada e inconformista yo la veo un rato, es ligerilla y aprende como una posesa ahora, si es para impresionar y que se vea crecida, ésta con su ego es capaz de quedarse en la cueva por un rato jeje pero ya está. Segunda parte, no te engañes, linda, se que me aprecias mucho, pero no estoy ni a la altura de la capa inferior del betún del zapato más gastado de Julio Cortázar, siempre lo digo soy "escribidora con imaginación". Y por último, comentarios como éste y los que me dejáis hacen que el próximo relato sea más difícil para mí, porque ya no sé con que os voy a sorprender jeje; menos mal que os tengo reservada la segunda parte de Sombra amarilla y Boloduy, uf, por ahí me escapo. Gracias, aparte de la broma, un fuerte abrazo compañera.
EliminarPues que sepas que yo no digo nada que no sienta, ni siquiera por amabilidad. Eres una buena cuentista, en el mejor de los sentidos, o mejor, contadora. ¡Ea!
ResponderEliminarGracias compañera
Eliminar¡¡¡¡Hola!!!! Ayyyy que me había saltado este relato.
ResponderEliminarMe encanta, soy fan de las sombras, jejeje.
Besos.
Hola Gema, linda, gracias ya somos dos, pero fans de las sombras buenas, sí, hay que ponerse junto a ellas, pero las malas,...ay... como que mejor dejarlas a un lado. Un besote
EliminarLas sombras, esas figuras tan cambiantes que reflejan las cosas materiales en presencia de alguna luz.
ResponderEliminarSiempre han sido fascinantes y muy observadas por mi, es como si me viera en negativo, donde no distingues los detalles y accesorios que acostumbramos a llevar, solo como vinimos al mundo, por eso me encanta, por autentica, sin adornos, sin rostro ni genero definido, solo cuerpo en movimiento o quieto.
Muy buena inventiva esa de darle vida a las sombras.
Bueno has aportado un aspecto muy interesante y que me gusta mucho: la autenticidad de la sombra, sin detalles y adornos, sin rostro ni género, guau,me gusta. Solo que Sombra Amarilla, es muy particular eso de eser sombra de los humanos no le hace mucha gracia, aunque tampoco los ve del todo como seres transparentes...Un beso y gracias
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