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Mostrando entradas de abril, 2020

LAS MOSCAS DE LA GRISALLA

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Las motas de polvo aporreaban aquel cuarto de paredes grises; las únicas empeñadas en dar vida al abandono existente. Unas moscas desbocadas se unían a ese baile, acorralando al mudo silencio. Solo el viento chirriaba, parecía gemir a través del ramaje del cinamomo. Y yo debía de seguir buscando, tenía que encontrarlo, y no había otra luz en aquella maldita casa, solo las de aquellas rendijas. Quise forzar la apertura de las ventanas, fue inútil; estaban cerradas por fuera, selladas frente al intento de dar calor a la agónica casa. No me acobardaba buscar a oscuras, lo que no soportaba era tropezar continuamente con la orfandad que había allí. El tiempo iba en mi contra. Subí las estrechas escaleras como buenamente pude mientras las malditas moscas melladas no dejaban de perseguirme. Intentaba apartarlas, pero con ese gris casi negro a mi alrededor no veía donde pisaba. El suelo crujía a cada paso. El ajedrez de losas sobre el entramado de cañaveras parecía desmenuzarse ba

TÓTEM FAMILIAR

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Tenía cabeza de patata. La enterraba en el huerto y allí pasaba el día con su azadón. Nunca llegué a saber de él más allá de su cosecha de uvas y tomates. Era mi abuelo. Él es el culpable de que la patata sea mi espíritu guía, mi Tótem. Mi línea familiar no la relaciono con ningún animal solo con la patata. Por mucho que se empeñen en contradecirme algunos fetichistas y caballeros de la luz mágica. A mi Tótem le pido ayuda cuando se me va el santo al cielo y quiero volver a tierra. Esta raíz la considero parte de mi escudo familiar. Todo un emblema. Si queda de ella una mínima simiente en la tierra, por muy pequeña que sea, esta será capaz de salir convertida en una nueva planta. Y es que de mi familia de féminas he heredado una gran intuición para sobrevivir, lo reconozco, pero de mi abuelo tengo esa capacidad de brotar. Mi abuelo no solo parecía, también vivía dentro de una patata. De ahí su forma. Donde más se le notaba era en la calva y en unos pocos mechones de

HISOTRIAS DE ABRIL

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LA EXTRAORDINARIA La dama de corazones está en números rojos. Se ha quedado sin asignación. Es cuestión de tiempo le han dicho. Y tiene ya un plazo para la austeridad. Solo se trata de conseguir llevar una vida sencilla, común al resto de los mortales. Ahora es el tiempo para empezar a darle valor real a las cosas que son importantes. ¡ Tiempo, tiempo! —grita desesperada la dama. Se lo ha tomado al pie de la letra. Ha hecho una colecta para recuperar su dignidad y los domingos se va al rastrillo para intentar vender su colección de relojes. AUTOEXCLUSIÓN Algunas veces jugué a aplastarlos en la vía del tren. Comencé con los teléfonos fijos y luego móviles de generación inservible, y los recogía completamente aplastados. Recogía sus restos para ver que había quedado de todas aquellos mensajes hablados. Hasta entonces no había viajado en tren. Cuando los veía pasar imaginaba que era uno de aquellos pasajeros que se iban, como las palabras. Un día lo fui, vi