Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2022

LABERINTO

Imagen
Hablaron del camino. Fue la primera vez. Cuando jugábamos aquel día a la oca. Ernestina, mi hermana, decía que era la ruta que debía seguir para aclarar mis ideas. Y yo…Yo solo veía la cárcel, la posada, la muerte y el pozo. Pero no contaba que también estaba el laberinto. La complicación de la vida. Y fue la mía, fue cuando por primera vez el cuerpo se me apretó por dentro y me sangró el alma. Pese a que se pierde la perspectiva si lo cuento así, es en lo que se convirtió aquel viaje. Y no era lo que sentía entonces. Es lo que siento ahora. Me retaron. Si no me salvaba en aquel dichoso juego debía hacer el camino a Compostela. Era algo tan absurdo; y además, sesenta y tres días, el número de casillas. ¿Cómo podían desear mis padres aquello? Intenté persuadirles con eso de que mi vida estaba bien como estaba, que era feliz y todo lo demás, pero no coló. Después, mis otros argumentos: no creía en ese umbral entre cielo y tierra, y mucho menos, en mundos subterráneos —el universo de án

BOTAS MANSAS

Imagen
La lluvia andaba muy lejos de dejarle soñar. Las siluetas desiguales de las casas de A Moa era el albergue de Lucinda en una tarde ensombrecida por la cortina de agua. El diccionario gallego-castellano abierto por la letra h en aquella mesa de roble del abuelo Anxon y el jarro con azaleas, como era costumbre, más cerca de la ventana. No siempre el pensamiento de Lucinda acompañaba a su vocabulario y tenía las páginas marcadas con pétalos secos y letras escritas. Su padre, el viejo Bento, la veía escribir y, a ratos, perdida mirándose los pies. Se le acercaba con la vara de azuzar a los bueyes y golpeaba el suelo hueco, mientas murmuraba: " Lucinda, non teñas ideas peregrinas". Había pasado dos años sin tener noticias de él. Aquella perniciosa lluvia dañó la telefonía y no tenía esperanza de que se pudiera arreglar. Escribir en ese tiempo muerto era la forma de conservar su recuerdo y ponerse los calcetines que le dejó. Un par sin costuras que él ajustaba a sus grandes pie