NUNILO
La Nuni no era de entrar al trapo con
pesquisas de vecino, ni se la veía mucho por misa. Aun así, fue la primera en
llegar al cielo.
También la llamaban La Churrapalos. Un apodo
heredado del marido por indulto divino. Un gañán que trabajó de sol a sol a las
órdenes de un indiano que había amasado su fortuna, decían las malas lenguas, por Santo Domingo. Cayendo la tarde, era un bebedor a destajo y una mano a
las cartas apostaba y a veces, hasta las dos. Su mal beber era temido los miércoles,
viernes y domingos, y si tenía mala partida, su silla volaba hasta empotrarse
en la pared. En una de estas embestidas tuvo una trifulca con el hijo del
sepulturero, y el Churrapalos, murió.
La vieja Nuni tenía la casa más grande de
la cortijada, que congeniaba muy bien con la envidia vecinal, y enviudó, feliz.
Se quitó de encima el adobo de perdices que tanto aborrecía y a ese energúmeno
de su marido de los lunes, martes y sábados. La soledad, mientras pudo aguantar
su cuerpo serrano, la llevó de forma divina.
Un día de los inocentes, después de su devota
siesta, la Nuni murió atragantada. No porque la ahogarán los vecinos, fue por
roer garbanzos tostados. Con solo tres muelas, la mitad de los garbanzos que se
echaba a la boca le pasaban enteros por el gaznate.
Consolación, la de los huevos, fue quien
dio la noticia. Cada dos días venía a traerle su media docena y al no abrir la Nuni,
entró empujando el portalón. Cómo le vería de desfigurado el rostro con esa expresión
de asfixia agónica para correr piespelaos por la cuesta de Ventura, que quien la sube la suda, como si le persiguiera
el cascamorras.
El único sobrino que tenía, Ceferino el de
Graná, hijo de su hermano, también difunto, fue el primero en aparecer al olor
del dinero. El resto de la gente, diez de treinta vecinos, se fueron acercando
con resquemor.
Las beatas del Candelabro fueron las
primeras en acercarse para ungir a Nunilo, nombre completo de la difunta,
heredado de una de las dos santas mártires de la comarca. Con ungüento
milagroso allí que la empezaron a ungir. Un aceite de romero y esencia de
lavanda que le haría entrar como dios manda a la Nuni en el cielo. Mientras la preparaban,
justo a medio vestir y a falta del rosario, comenzó a nevar en la cortijada. Y
sabiendo cómo se las amañaba el tiempo en esta comarca del altiplano de Baza, las
vecinas salieron en estampida dejando allí el cadáver. Todas corrieron a
reparar portalones, afianzar contraventanas y enderezar canalones, además de aprovisionarse
de agua, velas y comida. Allí quedó Ceferino, sentado, impávido con su única
ceja alzada frente a la finada. Lo que ocurrió después fue un hecho impensable
y difícil de creer.
—Cuchi con la vieja, qué bocaná acaba de
sortá.
De tanto meneo que le habían dado a la
Nuni, empezó a echar restos de garbanzos por la boca.
—¡La Vín, que ajco! ¿Y qué pólla hago´ora?
Y Ceferino encerrado en la casa. Y es que
tanto fue la gélida cara del tiempo que las calles se cubrieron con un metro de
nieve. Se cortó la comunicación en este recóndito lugar y también, para colmo,
se fue la luz. Ni coche ni burro pudo circular. Y la nieve, en la oscuridad de
la noche dio paso a una escurridiza placa de hielo. Y seguía Ceferino encerrado
en la casa. Ante lo que pudiera empezar a oler su tía por dentro y por fuera,
divagaba con su menguada cabeza qué hacer con la muerta.
—La Vin compáe que nevazo ¿qu´ hago? Conti
conezo habrá qu´amortajaála.
Y se la ventiló a la muerta, como mejor
pudo. Comenzó a arrastrar el cadáver por la escalera arriba. Los cabezazos iban
peldaño a peldaño, clom, clom, clom. La subió hasta lo más alto: la azotea.
Allí la dejó para que el frío la conservara. La pobre Nuni, toda ella vestida
de luto en ese blancor de la nieve, y un cordón de nazareno que de la cintura
se le había subido hasta el cuello apretándole el pescuezo y acentuándole más
su expresión agónica. Allí quedó echada, con esta mala jeta frente a la cara
del tiempo y abierta al firmamento. Capa a capa se fue tapando con la nieve y
mientras, el resto del pueblo, al calor de las candelas con migas y gachas que
de la fallecida, ni se acordaban.
El cuerpo de la Nuni estuvo tres días boca
arriba más sola que la una hasta que paró de nevar. Medio metro de nieve sobre
ella y más tiesa que un palo. Y la bajaron de la azotea, vaya si la bajaron, en
ataúd, de hielo. Bajó ligerica por la escalera, clam, clam, clam, y después la
lanzaron por la ventana para trasladarla al cementerio, cataplom.
Los vecinos, los pocos que vinieron a
ayudar a Ceferino, no esperaban que entrara de sopetón aquel sol abrasante. A
la Nuni la subieron a un carromato tal cual estaba, no había forma de meterla
en una caja. El cementerio estaba a catorce kilómetros de la cortijada, en
Benamaurel, y con tanta sacudida en el camino, el cuerpo se deslizaba como un
glacial, iba de un lado para otro, cabezazo viene y costalazo va. Y como era de
suponer, por el camino, se fue descongelando.
Al derretírse todo el hielo que cubría a
la Nuni apareció su aspecto de ahogo agonizante, terrorífico. La gente al verla
salió corriendo huyendo de maleficios y dejándola sola con el sepulturero.Este no se lo pensó. Agarró con todas sus
fuerzas la venganza por la paliza que le dio el marido a su hijo y de un palazo,
plam, la metió en el agujero.
Y aquí no acaba la historia de la Nuni. Cuentan que en alguna de estas
fuertes nevadas, harta del puesto de honor de ser la primera en llegar al cielo,
a Nunilo se la ve salir de bajo la nieve con el puño en alto, reivindicando su
lugar en el infierno, donde hay bailes y alegría al compás de su Juanito
Valderrama.
FIN
Gran relato, Emerencia. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Chema, 😀 un abrazo
EliminarDe los relatos mejores que he leído últimamente. El lenguaje, la selección del paisaje o escenario, las vecinas ese sobrino..es que todo me gusta. El avatar de la nevada es genial.
ResponderEliminarSi sale de la nieve una mujer con moratones, con el puño en alto, ya sabré que es Nunilo. Magistral, amiga. Un abrazo.
Jajaja ya te veo Albaida que te has divertido de lo lindo. Gracias 🙏💕Feliz día. Un abrazo
EliminarEl corrector te cambio el nombre, sorryy Albada.
EliminarBuen día, Eme.
ResponderEliminarCon ese lenguaje tan particular que nos recuerda a Delibes en sus santos inocentes, nos transportas a esa España entre negra, gris o blanca por la nieve. Un neo-realismo mágico al compás de Valderrama que da a luz un excelente relato.
Un fuerte abrazo.
Gracias Miguel, tú lo has dicho mágico, visto y no visto jeje. Un abrazo. Buen día.
EliminarMe encanta. Entre esperpento o e irrisorio, entre realidad y magia, entre blanco y negro. Muy español y muy andaluz. Enhorabuena
ResponderEliminarHola no se si eres María, pero gracias por el comentario. Y granaino, de la tierra bastetana. Un abrazo
EliminarMe encanta. Entre esperpento o e irrisorio, entre realidad y magia, entre blanco y negro. Muy español y muy andaluz. Enhorabuena
ResponderEliminarMuy, entretenido, original, con humor negro, estupendo
ResponderEliminarMe ha encantado
Holaaa, esta vez si eres María, gracias amiga, fiel como siempre a mis historias. Me alegro que te haya gustado, me he divertido. La escribí hace tiempo pero ahora la he adaptado para la narración. Feliz día!!! 😄😄
EliminarMuy buen relato, Eme. Pobre Nuni, entre el frío de la nieve y el frío del cielo, no me extraña que extrañe el calorcito y el ambiente del infierno.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Rosa, es, que no congeniaba mucho con lo divino, ni el apodo lo soportaba, ella era de tierra pa abajo, cuanto más oscura mejor, más, fértil se le hacia el pensamiento. Gracias compañera. Un abrazo.
Eliminar¡Hola, Eme! Un relato en el que partiendo de la difunta de tan curioso nombre nos muestras a un pueblo a lo Berlanga. Hilarante y surrealista es una historia 100% Emerencia. Un abrazo!!
ResponderEliminarHola David, ya veo que me etiquetas como el PAN de avena jajaja. Gracias. Un abrazo
EliminarAy pobre Nuni. Qué entretenido, siempre consigues engancharme.
ResponderEliminarMuy feliz tarde y enhorabuena, has compartido un texto estupendo.
Gracias Gemma, y yo feliz como perdiz!!! Aunque no sean estas aves devoción de la Nunilo. Besos.
EliminarIngenioso y estrambótico, como solo tú sabes idearlo, ja,ja,ja.
ResponderEliminarLa pobre Nuni, harta de tanto frío, debía suspirar por el calorcito infernal y por los festejos que, dicen, tienen lugar por allá abajo, je,je.
Pero entre tanta chanza, podemos colegir que la gente, por muy vecinos que sean, no dudan en poner pies en polvorosa cuando las cosas se tuercen y allí te las apañes.
Un abrazo.
jajaja gracias compañero, es la envidia sana de nuestro país, y en las cortijadas se ve quién tiene la casa más grande y la que está a punto de terminar con los ladrillos vistos por la mitad. Sorna de la buena, con buena onda. Feliz dia Josep Mª
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