MÁS ALLÁ DEL MAL DE LA PIEDRA
Me han
dicho que es el mejor sitio para suicidarme. Por fin acabarán todos mis males y éste parece ser el lugar
ideal, inhóspito, no hay nada, lo propio;
el final de un corto viaje.
Nunca había
caminado por un lecho de piedras fuera de lo que es una orilla… Para empezar, me
parece que es un paisaje dudoso de entrar. No, tengo que hacerlo. Adelante. Tenerle
miedo a las piedras, qué tontería; además, aquí no hay camino trazado, ni tampoco
camino correcto. Es ideal para perderse y que no te encuentren.
Lo malo es
esa nube que sube de la costa; no me va a dar tiempo, me va a atrapar en
segundos y entonces, no veré donde pisar, perderé el equilibrio y no encontraré
el nicho adecuado para mi despedida.
No puedo
enfrentarme así a este momento, no es el final que quiero. Respira. Debo
tranquilizarme, tengo que hacerlo con buena energía y optimismo ¿no es la piedra
filosofal de toda existencia? ¿he dicho piedra? Solo
intento poner orden en mi ciclo de vida ¿y si cojo una para ello? Pensándolo
bien, en estos últimos años no estoy muy cabal de salud pues, pongo otra piedra
encima… Me gusta, dejaré aquí este obsequio para alguien, pero entonces debo poner
otra, y otra; ahora tengo que mantenerle
el equilibrio... ¡lo conseguí! Acabo de entrar en armonía con este
mundo. Je. Piedras mágicas, qué tontería se inventaron los japoneses para
distraerte; el caso que, mirando la escultura es sugerente, por algo también lo
harían los incas del Altiplano y en el Ártico, esos obos de los mongoles. Debería
apretar los dientes y cerrar los ojos para entrarles bien a la Pachamama y a los dioses
de los hielos y a las diosas de estas montañas.
No se de
que me extraño; ya de pequeño cogía piedras y las guardaba, las coleccionaba;
me gustaba sentir su resistencia, su perseverancia en el tiempo. ¿Y todas estas?
¿De dónde habrán salido? Tan caprichosas ellas. Ja, de niño también me gustaba
los Picapiedras con bocadillo de chocolate en la merienda; sí este lugar me lo
recuerda mucho. Piedradura con Pedro Picapiedra y Pablo Mármol en su
troncomóvil ¡YABBA-DABBA-DUÚ! Yabba-dabba-du… Lugar curioso éste… también esa
historia que aprendí en el colegio: aquellos Ammonites que tanto me gustaban,
conchas como ruedas de camiones, donde se camuflaban los pulpos y calamares que
se escondían en las arenas de los fondos oceánicos del Jurásico. De esto hace más de doscientos millones de años; el gran
mar Tethys cubriría esta zona y en sus fondos, los depósitos, esos esqueletos y
caparazones marinos que se calcificaban y luego se sedimentarían en estratos
como páginas de un gran libro geológico. Viendo este paisaje me imagino ese
empuje de placas tectónicas presionando, y todos estos sedimentos subiendo
hacia arriba y ese mar, el de allí al fondo, alejándose. Veo esculturas en
forma de mesas, pilas, bolos, insinuantes tornillos, ja,ja, cuántas figuras que
alcanzo a descubrir en este torcal de relieve cárstico, esculpido por el viento
y la lluvia, erosionado…
Debo seguir adelante; la nube…
Es difícil
mantener el equilibrio aquí; este vaivén… No importa, a esta altura de mi vida mi
pie tiene que adaptarse al contorno de cada una de estas piedras, aceptar su
forma. El caso es que me gusta este lanzar los pasos sin que nadie te guíe. Llevo
aquí solo unos minutos y hay una inercia… por fin me atrevo a pisar con
firmeza, sin duda, sin dejar de avanzar aunque, no puedo levantar la vista por
mucho tiempo, puedo perder el rumbo que me marcan estas extraordinarias esculturas
naturales. ¡Qué entrañables personajes! esas locas ideas de Pedro que nunca
salían bien y la complicidad de Pablo ¡qué época! y pensar que fue la primera
serie de televisión norteamericana en la que se mostraba una pareja casada
compartiendo cama ja,ja,ja. La inocencia no entendía de esas hipócritas censura
de entonces…
¿Qué veo? Trepando
por las paredes de estas formaciones calcáreas hay serbales y arces, espinos y
quejigos que te embeben. Es licor de piedras que se filtra por todas las
superficies y resquicios. Y no estoy solo. Allí saltando veo… veo una cabra, no dos,
tres, tres cabras monteses y sobrevolando hay rapaces y bandadas de chovas ¿estaré ya
en el paraíso? Puedo escoger el pasillo que quiera, o ese angosto sendero que
yo imagino, tal vez aquel callejón umbroso. Este lugar me aísla del resto del
mundo, me detiene el tiempo, hay una dimensión espacial que no controlo entre
estos grandes pedruscos. Son otros dominios. Aquí mi pisada encaja perfecta
entre los vericuetos de la piedra; no hay lugar más idóneo para fijarte en
ellos, en mis pies. Debajo siento el
latido de la tierra y abrazándome, el respirar de la montaña. Me pide el cuerpo
tocar para escuchar el palpitar y unirme a este lugar.
La nube
llega con el silencio y con ella la magia. Se me agarra un sentimiento profundo
por este edén natural; siento el deseo de hermanarme con él. Qué lugar enigmático
¡parezco un lunático jajaja! Quizás salga el marciano Gazú con su platillo
volante a perseguirme entre las grietas o quizás, los detectives ingleses
descubran aquí la Piedra
lunar, ese libro que se me quedó a medias…
A partir de ahora soñaré con piedras, ellas serán las portadoras de los
mensajes; con ellas buscaré mi identidad, esas partes ocultas de esta
personalidad mía: “Caminaré entre las piedras, hasta sentir el temblor, a veces
tengo temor, a veces vergüenza”.
Ni te digo
lo que debe ser el bosque de piedras de China o el del Perú; el reino de los
Hoodos en Utah o las chimeneas de Capadocia. Creo que lo de dejar este mundo me
lo voy a plantear. Tengo algo de tiempo para darme una oportunidad aunque sea con
este mal de las piedras recién adquirido.
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Torcal de Antequera |
Qué te voy a decir Emerencia, anteayer mismo me moví entre piedras en el paraíso de las Islas Cies. Has descrito las piedras con esa facilidad que tienes tu para hacer un relato mágico y no me extrañaria nada que te den el primer premio. ¡Me ha encantado! Un abrazo.
ResponderEliminarMi querídisima Mamen, ¡las islas Cies nada menos! yo estuve en ese lugar hace muy poco también, me quedo con esa maravillosa arena blanca llena de brillos y ese faro de Cíes donde no cuesta llegar, solo pisar con decisión las piedras del sendero que serpentea en su base hasta conseguir llegar al mirador. Un beso grande
EliminarMaravilloso relato, Eme. Mi casa está llena de piedras pequeñitas, cantos rodados o pedacitos de lava que vamos colocando en huecos de alacenas y estanterías. Incluso delante de la televisión tenemos montoncitos de piedras planas.
ResponderEliminarYo sí terminé “La piedra lunar”, no como tu personaje que no sé si es piedra o humano, pero que es algo que en realidad no importa. Entre las bellezas de tanta piedra hermosa, sin conocer las chimeneas de Capadocia (también, al contrario que él, yo las conozco) y tantas otras bellezas pétreas del mundo, nadie puede poner fin a sus días.
Un beso.
"No se si es piedra o humano" Hola Rosa, mi querida amiga, barómetro de las letras, éstas y cuántas se cruzan por tus pupilas. Cómo agradezco tu comentario. Yo amo las piedras, desde siempre creo, he estado ligada a la tierra y he andado descalza sobre ella, al igual que tú colecciono piedras, cada vez más pequeñas, pero con un sentimiento y agradecimiento cada vez más grande, la admiración crece cuando el tamaño empequeñece, porque lo bello es su simple esencia. Dichosa tú que leíste (como no) esa novela de Wilkie Collins de la que yo solo tengo la referencia; considerada creo como una de las primeras obras literarias de detectives de Inglaterra, si no la primera. Decían de su autor que era un gran conocedor del alma humana como su diamante protagonista que cambia de brillo con las fases lunares, capaz de hacerte brillar tu imaginación con la lectura de su obra. Tampoco conozco Capadocia, debe ser una maravilla, todas esas chimeneas... Bueno al igual que mi protagonista, aún hay tiempo para sentir su energía. MUA. Un beso grande, grande.
EliminarQué texto más bonito y qué completo porque has dado muestras de cultura de historia televisiva, de Geología y de Paleología, caray eres toda una mujer del Renacimiento.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el final porque la naturaleza ha convencido a tu protagonista de no hacer una tontería.
Besos.
Hola Paloma ¿mujer del Renacimiento? mira que me han dicho de todo, me encanta este piropo ¡me lo que-dó! Gracias compañera me alegro que te haya gustado. Un beso
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarQué relato tan bonito, y el final es genial.
Al igual que Mamen he pensado en mis queridas Islas Cíes, y al igual que Rosa yo tengo en casa piedras de vajes o excursiones. Las hay de lava, de ruinas(siempre que están sueltas por el suelo, no voy destroando restos históricos), con fósiles...
Enhorabuena, un relato estupendo.
Felizfinde.
Hola Gemma, veo que estamos unas cuantas amantes de las piedra Umm ¿porqué será? la esencia invisible a los ojos de algunos, pero que otros la vemos por todas partes; está claro que no nos aburrimos en nuestras excursiones. Muchísimas gracias. Un abrazo y feliz finde!!
EliminarTambién tengo debilidad por las piedras y solía coleccionarlas de los lugares que visitaba.
ResponderEliminarMe encantó tu relato, muy bien escrito Emerencia. Lográs con tus descripciones que el lector también sienta que está trepando y buscando un camino entre las rocas. Conseguiste que a través de la minuciosa presentación de la naturaleza de cada piedra, el personaje se haya disuadido de llevar a cabo lo que se había propuesto al llegar.
Un abrazo.
Hola Mirella, no si al final resutlta que aquí hay unos cuantas locas de las piedras. Gracias por esa apreciaciones en tu lectura y que te haya gustado el relato compañera. Un abrazo
Eliminar¡Hola, Eme! Bueno, lo primero: ¡Terminar La Piedra Lunar es una excelente razón para seguir viviendo! Ese mayordomo, mr. Betteredge es uno de los grandes personajes de la Literatura.
ResponderEliminarBueno, echa esta salvedad, voy a por tu relato. Es una historia que leyéndola no he podido dejar de pensar en la fuente de inspiración de la misma. Me ha venido a la cabeza la triste muerte de Blanca Fernández Ochoa, no sé si he pensado demasiado...
El relato comienza con una frase inmejorable: "Me han dicho que es el mejor sitio para suicidarme". Atrapa irremediablemente al lector. Corta, impactante... Luego desarrollas ese camino del protagonista, tomando las piedras como metáfora de la eternidad, ¿qué importarían los problemas si fuéramos eternos? Un camino iniciático que le lleva a la mejor solución posible: seguir viviendo.
Literatura de viajes e introspección, un planteamiento complicado de escribir, pero que tú lo has logrado maravillosamente. Un fuerte abrazo!!
Hola David, ya veo que el libro es una joyita, una piedra preciosa de la colección literaria; había oído hablar de él, pero a diferencia del protagonista yo ni lo he empezado. Sobre lo que también comentas, pues Fíjate que lo de Blanca, la esquiadora, no lo he tenido en mente para escribir el relato. Te cuento que ha salido solo, he empezado con un cúmulo de ideas que las he ido casando unas con otras; el comienzo de pronto apareció solo y al final todo cobró sentido. El sololoquio ha sido una inspiración de un tipo de viaje que se realiza donde se descubre más (tanto del lugar como de la persona) de lo que ves o crees; como bien dices esa introspección. Un viaje al medio natural que te cambia la percepción de las cosas y el pensamiento. Para mi los espacios naturales, ya sea montaña, bosque, río o mar son los únicos que me dan alas para volar; los que me hacen que forme parte de la tierra que piso; en ellos me renuevo y solo con mirarlos, tocarlos, olerlos. El detalle de la eternidad ha sido algo muy sutil que creía que era importante dejarlo ahí, cómo me alegra que lo hayas visto, qué bien. Muchísimas gracias. Un abrazote.
EliminarCon tu blog me ocurre que como está al final de mi lista (los tengo guardados en lo que antes se conocía como "favoritos" y ahora como "marcadores" por orden alfabético, pues Viajes y fotos queda en el último lugar. De este modo, cuando llego a él ya no me queda mucho tiempo para leer y y lo pospongo para el día siguente, pues tus textos requieren una lectura calmada y detallada. Y así pude ir sucediendo día tras día, jeje.
ResponderEliminarPor suerte hoy me he dicho que, siendo sábado, iba a leerlo sí o sí y que cualquier otra actividad podía esperar, jajaja.
Ha sido una decisión muy acertada, pues he disfrutado de su lectura. Aunque ya no debería sorprenderme, tus textos, y este en particular, son muy ricos literariamente hablando, ilustrativos, por la cantidad de información (ya sea histórica, artística, geológica o biológica), y extraordinariamente originales. Aquí, la vida y las piedras conforman la base de tu historia, la observación de la naturaleza y la identidad con ella. Algo muy bello y natural. A fin de cuentas ¿no dicen que somos polvo y en polvo con convertiremos?, jeje.
Un abrazo, Eme.
Hola Josep Mª ya lo tenía superado eso de estar al final de tu lista, tranquilo, tranquilo jajaja. Ya sabes el dicho "No dejes para mañana..." Muchas gracias por tu atención a mis letras no esperaba menos de ti, jeje. Espero seguir siendo alérgica al polvo por ahora jajaaja.Un abrazo
Eliminar¡Madre mía Eme lo que dan de sí las piedras!
ResponderEliminarTu relato tiene la facultad, entre otras muchas, de hacernos visualizar tu querencia por la naturaleza, y, enesta ocasión, el “no camino” de las piedras, desde luego, un lugar adecuado no solo para la contemplación del paisaje pétreo, sino para “perderse” entre en el mar de piedras, tal como era la intención primaria de tu protagonista. También has sabido enlazar, con toda naturalidad, el resto de los panoramas de piedras repartidos por el mundo.
Te leo, disfruto y aprendo, Eme.
¡Y como no... o podía faltar tus o-no-ma-to-pe-yas! :)
Por aquí, otra amante de las piedras. Tengo un montonazo de ellas, muchas de ellas del Sahara, y estos últimos años en que estoy en el proceso de descargarme de “las cosas” que mi familia me deja,(más de una vez lo he hecho a escondidas), y que las cosas no me roben el espacio, he tirado/donado/regalado un montón de trastos que pero no he podido, ni querido, deshacerme de la mayoría de los libros, ni de las piedras (estas últimas las conservo en cajas salvo un par de ellas como decoración).
¿Qué tendrán las piedras que nos atrapan?
Hola Isabel, gracias por tu concienzuda lectura, siempre te lo digo, es un regalo y una enorme motivación para seguir escribiendo. Veo que viste ese panorama, qué bien. yo vivo en apenas 53 m2, así que no me da para guardar muchas, está bien porque no "peco" en comprar más de lo que necesito, por que sencillamente no cabe. Es verdad que las cosas roban el espacio y llegan a desequilibrar la armonía del hogar. Siempre que hay un cambio en mi vida, empiezo por deshacerme de cosas que guardo sin ningún uso y valor. Por lo general, también las piedras me cuestan, al final las suelo poner sobre la tierra en las macetas y ahí quedan. Un abrazote compañera, ah y gracias por tu suerte. Ya no escribo pensando en el premio, solo disfruto leyendo los comentarios de los compañeros que participamos y sobre todo, la estrategia que puede tener el jurado para valorar unos relatos más que otros (aquí nunca acierto jaja). Un beso niña Isabel, corassssón
Eliminar¡Ahhhh... y suerte en el concurso!
ResponderEliminarUn beso corasssón de melón.
Gracias compañera
Eliminar¡Hola, Eme!
ResponderEliminarSe nota cuanto te prepararas en un tema para más tarde darle forma con un espectacular relato. Contigo no solo se disfruta el momento de lectura, si no que se aprende. Este camino, muy duro por el tema que tratas y como poco a poco el protagonista va soltando todo ese lastre para dejarnos con una perspectiva esperanzadora, hace que el relato todo en sí, sea perfecto.
Un beso, y feliz semana.
Hola Irene, bueno te cuento que quería hacer un relato a un mundo natural, donde no hubiese coches ni móviles, un encuentro con la naturaleza en su estado puro y que fuese ella la que te atrajera hasta sí hasta "tumbarte" de conocimiento, de sentimientos, de emociones hasta perder la dirección de tu vida. El mundo de la piedra es fascinante, así que solo ha sido ir dándole forma y estructura.Me alegra que te haya cautivado con esas perspectiva esperanzadora. Un beso
EliminarHola Eme, tenia pendiente esta entrada, soy otra del clan de las que gustan las piedras, siempre me han causado fascinación y solía tomar las que más llamaban mi atención, creo que te lo había comentado, la geología fue una de las materias que no eran de números, que más disfruté en la universidad.
ResponderEliminarPero sabes, de un tiempo a esta parte, desde que me enrolé a senderista y a respetar más la naturaleza, ya no las saco de su habitad, las toco, a veces si son pequeñas las tomo en mis manos y las devuelvo, diciéndome que ellas también tienen su familia y amigos ahí, que no está bien privarlas de su libertad, al fin de cuentas tambien son seres vivos, y llámame loca, pero sabes qué, siento mi conexión con ellas y su agradecimiento por dejarlas ahí.
Voy con tu relato, es fantástico, leer cada paso, que damos junto al prota, y cuidarnos de no caer, ver esos fuidos saliendo de entre las piedras, esas cabras saltando, las aves de rapiña sobre volando y uno haciendo equilibrio, ja, ja, si que eres sensacional escribiendo querida.
No escatimas en adornarnos el paisaje y hacer malabares, también nos regalas historias infantiles de los picapiedras y ese famoso slogan de Pedro. Además de repasarnos la época escolar con tantas informaciones didácticas, y dejarnos caer la lectura obligada de un libro famoso, del que nunca habia escuchado, y que desde ya, me encantaría leer.
Quizas no sea el mejor lugar para suicidarse, pero si es excelente para reencontrarse uno mismo y que de repente se le aceleren las ganas de vivir o volverse piedra y permanecer con vida allí, junto a ellas.
Este sentir que te copio a continuación me trasladó a mi sentir en el Pico Duarte, fue muy similar, aqui lo transcribo:
"Debajo siento el latido de la tierra y abrazándome, el respirar de la montaña. Me pide el cuerpo tocar para escuchar el palpitar y unirme a este lugar".
Eme, creo que me voy a apuntar en tu escuela, eres una maestra fenomenal querida.
Bueno, bueno, bueno, no se por donde empezar. No has dejado ranura para entrar, no hay grietar que unir. La energía fluye con las piedras, no hay mal que las desgaste con tus palabras. Lo de maestra, no estás mal orientada, es que me sale la vena por mi trabajo y le doy ese punto didáctico-constructivo algunas veces a los relatos que escribo. Me alegra que hayas conectado de esta forma con esta historia. Es genial, valiente regalazo me acabas de hacer compañera. Y no tiene precio esa frase tuya que me acabas de dejar: "Debajo siento el latido de la tierra y abrazándome, el respirar de la montaña. Me pide el cuerpo tocar para escuchar el palpitar y unirme a este lugar".
EliminarGracias, gracias amiga. Un beso
Querida Eme, la frase no es mía, es tuya, está en tu relato, pero si que me identificó con mi sentir en el Pico Duarte, ja, ja, un beso amiga, eres genial.
ResponderEliminarJa, ja, ja ¡¡¡es del personaje!!!! pero la hiciste tuya, gracias, un beso y gracias por la felicitación amiga mía. Un beso grande grande
EliminarEstoy vuelta un caso este año con los cumpleaños, aunque sea con un día de retraso, te quiero felicitar y dejarte un fuerte abrazo, acompañado de los mejores deseos.
ResponderEliminarQue sea un hermoso año este que hoy inicia. Con nuevos éxitos y mucha abundancia de bendiciones.
Mi amiga, tengo pendiente ir a esa isla tuya, así que ve preparando la ruta, Un beeeeso
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