VÍCTIMAS de NARCICISTA
Los
débiles. Las criaturas inocentes que no hacen mal alguno.
Las
que son siempre manejadas por el miedo.
Mientras
que la frialdad del imán que los atrae es, inmutable.
Los débiles son ventanas que pueden verse, pero están cerradas.
Conforman
un escenario donde siempre
serán
personajes secundarios.
Son,
quienes terminan con su vida, apagándola,
para
encender la del protagonista principal de la historia.
El
sacrificio de los débiles es ciego.
Si
les preguntas, ¿cómo se imaginan la vida?
Ellos,
cerraran los ojos. Y aunque, cierran y abren los ojos,
no
verán nada, mientras permanezcan bajo el hechizo.
Los débiles, tienen una persona que vive en su cuerpo y no son ellos.
Es otra que piensa y habla constantemente asomándole los dientes.
Y detrás de esos dientes, tiene un arpón en su garganta
que lo clava, cada vez que los humilla.
Los débiles, los inocentes, se enamoraron de un sol brillante.
Una estrella que brillaba a su alrededor, conquistándolos.
Con el tiempo se fue convirtiendo en un tallo dentado
que les fue rasgando la piel.
Ha echado tantas raíces dentro de ellos que no pueden arrancárselo.
Intentan cortarlas, pero vuelven a brotar como los juncos.
A los débiles, su cuerpo les habla porque siente dolor.
Mientras
que su mente y su corazón no escuchan.
Han
hecho un pacto con ese abusador que
maneja los hilos de su vida.
La
historia que él ha creado.
Porque
los inocentes, tienen un par de hilos de algodón
atados
a los brazos, para mantenerlos erguidos.
Cuando
se los sueltan se marchan a un rincón a seguir con su castillo.
Los
débiles intentan que el miedo ruede hasta los pies cuando duermen.
Y
allí, al menos, se quede hasta que se levantan.
Durante
el día buscan en los ojos de su familia y en los ojos de sus amigos,
algún
pedazo de ese miedo
Pero
es en vano. Están solos, y ya no reconocen su propio origen.
Pasan
los días, y los meses. Y los inocentes remueven en silencio,
su
vergüenza cuando ven esa sonrisa pegajosa que se les acerca.
Y pesa tanto el daño, que saben que ya no hay tiempo.
Repudiarán a ese invasor que se ha apoderado de su mente y de su corazón.
Porque esa luz que desprende, duele, duele demasiado.
Les quema las pupilas. Y también podría quemarles su árbol, y su cabeza.
Porque los inocentes cuando verdaderamente abren los ojos, ven.
Ven, y entonces, repudian su pasado.
Los inocentes se comienzan a preguntar
en qué anillo de madera se quedaron atrapados.
Las
víctimas inocentes saben, que son un árbol que al caer,
ningún
oído estará ahí para escucharlo.
Deben
levantarse solos.
Intentar desdoblarse, y mutar. Nacer, dentro de ellos.
Y es cuando, los inocentes buscaran el silencio, para escuchar, la verdad.
Se prepararan para habitarse, dentro de ellos mismos,
y hacerles un boca a boca, a su propio corazón.
EL VÍDEO RELATO (CON IMÁGENES)
"ESCRITO A VIVA VOZ"
Impresionante tu escrito, por lo bien que refleja esa triste realidad en la que malviven esclavas tantas personas. A veces hay personas alrededor de esas situaciones que se hacen cómplices son su silencio del verdugo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Chema, por dejar tus impresiones. Un abrazo
EliminarInteresante reflexión que sirve de denuncia y aliento. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Isan, un abrazo
EliminarMuy buena reflexión. Y sí, los débiles, somos esos que un día nos ponemos ante el espejo, analizando el corazón que late en bradicardia.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz día
Gracias Mari Pau, a ti siempre. Un abrazo
EliminarHola, Emerencia.
ResponderEliminarMucho tiempo sin pasar por tu casa. Espero que este tiempo en el que he estado apartada de los blogs haya ido todo lo mejor posible.
Hace poquito vi la docuserie 800 metros, que la verdad acompaña perfectamente en significado a tus bonitas letras.
Un placer volver a leerte.
Un beso.
Hola Irene, ¡qué alegría, amiga mía, ver tu comentario!. Gracias. Sí, todo muy bien, muchas letras en todo este tiempo, muchas historias y narraciones.Espero que estés bien y todo vaya adelante. No conozco la serie, pero voy a verla. Gracias por la anotación. Un beso
Eliminar¡Hola, Eme! Impresionante texto. No se puede mostrar mejor lo que significa ser víctima, o casi diría un integrante más de la manada del rebaño de este mundo enloquecido y absolutamente manipulado por "pastores" de dudoso origen democrático. Somos los que no tenemos voz ni voto, al menos una voz y voto que de verdad tenga importancia. Somos quienes padecemos las decisiones de otros, los receptores del miedo y la congoja. Los que de verdad tenemos el poder, un poder tan grande como para que quienes gobiernan el mundo se gasten tanto dinero y esfuerzo para hacernos olvidar que lo tenemos. Un texto imprescindible en esta época tan oscura en la que vivimos, en la que parecen empeñados en que nuestras raíces y pilares afectivos se tambaleen para dejarnos indefensos y a merced de quienes se erigen como pastores del Bien. Un abrazo!!
ResponderEliminarGracias a ti David, por la lectura y la empatía que siempre muestras con los textos que dejo aquí y allá. Un abrazo grande y feliz semana de descanso.
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