EL ÁNGEL GUARDA UN SECRETO
Siempre pasaba frente a él de camino a casa, el número 19 de la calle Sister. Pero aquel día entré. Entonces, mi pulso se paró. Y ya no volví a salir de allí.
Admiraba las balconadas corridas del frontal y
las contraventanas de madera blanca. Esa entrada con el viejo escalón de mármol
gastado en su parte central. En el zaguán, la puerta acristalada con esquinas
caladas y los detalles grabados frente al viejo ascensor; y la escalera de mármol
blanco con un pasamano de hierro. Y ahí, el angelote sonriente dispuesto a
contarte el secreto.
Este cajón tiene un no sé qué que consigue
encandilar. Su madera es parecida a los féretros antiguos y con un olor
peculiar a medicamento. Sus molduras, la lámpara en su interior y su silloncito
son piezas de arte que conservan toda su pátina original y, aunque se eche en
falta una pasada de lija, cumple con su función de pequeño recibidor. Y no
depende de fluido eléctrico, por suerte.
Cada día se dan situaciones inesperadas. Se fraguan sueños de casados y se traman divorcios. Escuchas palabrerías de todo tipo; por no decir la de pedos y orgasmos. También miedos, como no. Nunca imaginan qué se van a encontrar después. La luz se apaga de golpe. La media esfera del reloj comienza a funcionar. Una corriente de aire te envuelve la cara y pierdes la consciencia.
Y por fin, fuera. A esperar a que alguien te reconozca.
Hoy cumplo las 19 vidas.
Encuentras ese lugar como un arcón de insondables misterios.
ResponderEliminarMe encantó, la verdad. Un abrazo
Hola MariPau, un arcón, no hay mejor comparación para este vetusto cajón elevador. Gracias a ti. Abrazo
EliminarHola, Eme. Una descripción magnífica de algún lugar que intuyo concreto. No sé por qué me recuerda a algún otro relato tuyo. Intrigante meterse en el ascensor y no salir ya. Me ha gustado mucho. Un abrazo
ResponderEliminarHola Isan, sí es así me inspiré en un portal que descubrí en uno de los paseos por la ciudad de Málaga. Gracias por tu comentario. Un abrazo
Eliminar¡Hola, Eme! Leyéndolo me trajiste de inmediato a Shirley Jackson y su Hill House. Como en esa novela, el ascensor se convierte en un ser vivo, en un paciente receptor de almas donde la realidad como la conocemos se mezcla con lo extraño con el misterio. Un estilo preciosista en detalles que logra que el lector no solo lo lea, sino que se haga preguntas y vuelva a leerlo. Magnífico.
ResponderEliminarSoy muy fan de Iker Jiménez y al ver el detalle de la calle Síster me pregunto si el relato no está inspirado en unos sucesos paranormales que al parecer se produjeron en la calle Cister, en Málaga, en lo que era la sede de la editorial Plaza y Janes. Donde se produjo un suicidio. Si no es así, creo que este detalle le da tu micro una nueva reinterpretación y una casualidad de aúpa. Estupendo aporte, Eme. Un abrazo!!
Hola David, no sabía ese detalle de la novela ni lo del estilo preciosista ¿No será que es tu visión romántica del asunto? A mí también me encantan estas antiguallas, y estos ascensores antiguos son una maravilla en detalles. Lo de la calle Cister en 1991, me sonaba y por eso cambié el nombre, bueno una sola letra. Fue una caso sonado, de ese trabajador que murió allí y años atrás comenzaron los ruidos y la caída de objetos. Todavía no se sabe si es una leyenda callejera, aunque algunos dicen que aún sigue ese trasfondo poltergeist en el lugar que lo ha convertido en un reclamo turístico. Yo creo que es pura sugestión de los que están ahora en este lugar reconvertido. Muchas gracias a ti, siempre. Un abrazo
EliminarUn ascensor muy inquietante. Curiosamente, en mi micro, que publicaré mañana, también hablo de un ascensor antiguo.
ResponderEliminarComo a Isan, a mí también este relato me lleva a otro tuyo en el que se hablaba de un ascensor.
Magnífico relato.
Un beso.
Hola amiga Rosa, que casualidad, ya lo leeré. Sí, escribí uno parecido hace tiempo tenía otro trasfondo. En él hablaba de la parada del tiempo, que los relojes no gobernaran la vida. Gracias siempre a ti, amiga mía. Un beso
EliminarHola, Emerencia! Me ha encantado tu micro, con sabor a época, a lo antiguo, a esos ascensores que eran auténticos monumentos, no como los de ahora que son todos iguales, iguales de impersonales. Y qué cierto, la de historias que debe conocer un ascensor, menos mal que no pueden hablar. Excelente narración, impecable descripción que nos permite visualizarlo perfectamente. Felicidades! Feliz fin de semana!
ResponderEliminarHola Mayte, gracias a ti por el comentario. Estos ascensores son geniales y además, con ese armazon de hierro y esa maquinaria de verdadera caja flotante. Feliz semana, compañera
EliminarFantástico, Emerencia. Un micro que, como dice David, vuelves a leer una vez terminado por lo sorprendente y enigmático que resulta. Me ha gustado mucho el tono del relato e intrigado el misterio que esconde ese ascensor. Muchas felicidades.
ResponderEliminarHola Marta, me alegra que te haya gustado, genial. Gracias a ti siempre. Abrazote
EliminarEl relato es inquietante como que hubiera un terror esperando a atraparlo a uno. Que mas cosas pasaran en esos ascensores?
ResponderEliminarHola Jose, qué bueno, pues algo extraño encierra esa habitación flotante. Y de pasar, todo lo que te imaginas y más, sobre todo, cuando te quedas en el aire.., Gracias
EliminarSaludos Emerencia: Un relato original y muy curioso. Me ha gustado mucho parece el comienzo de algo más. Gracias por escribirlo. Un saludo.
ResponderEliminarHola Ainhoa, siii, esto tiene los microrelatos, que se insinúan, y te dan la opción de que sigas tú con la historia. Gracias a ti. Un saludo
EliminarSí, el ascensor como la vida: una caja antigua, que fue bella, y se gasta, a la que uno entra y sale como si nada hasta que en la vez 19 toma conciencia. Perfecto y escrito de maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Juana, gracias. Un abrazo
EliminarQué interesante, Eme. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola amigo Chema, gracias a ti, siempre. Abrazote
EliminarDe esos artilugios antiguos se puede esperar cualquier cosa. Así somo en la novela Christine, de Stephen King, llevada a la gran pantalla, es un coche el que cobra vida y lleva a cabo actos criminales, en este caso es un ascensor con ganas de perpetrar algún incidente inexplicable el que entra en acción.
ResponderEliminarNo añadiré que este relato me recuerda a otro tuyo porque ya sería cansino, ja,ja,ja.
Un abrazo, Eme.
Hola amigo Josep Mª, siii, cuántas pelis se han hecho donde el ascensor se convertía en una encerrona, claustrofóbica jeje. No conocía la historia del coche asesino. Qué bueno, esa memoria que tenéis algunos compañeros, es admirable. Sí, es cierto, el ascensor es el mismo solo que en su interior se producían transformaciones temporales. Hay que tirar de protagonistas olvidados. Fue en 2017. Unos cuantos añitos ya. Gracias a ti siempre, amigo mío por la constancia. Abrazo
EliminarEmpieza todo como muy romántico. La viandante que entra en el edificio solo por contemplar ese ascensor( Féretro de madera) tan detallista y peculiar. Quedar atrapada dentro y cumplir las 19 vidas; como que no entraba en los planes. Que digo yo.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola compañero Francisco, ¿la? jo, has ido más allá, y le has puesto sexo al narrador protagonista. Los misterios de este ascensor son inescrutables. Gracias. Un abrazo.
EliminarHola, la verdad es que me ha gustado mucho tu propuesta, es inquietante y enigmática. Destaco la forma en que describes todo, dan ganas de verlo con los propios ojos. Un elevador bello pero mortal. Saludos.
ResponderEliminarHola Tigrilla, gracias a ti, siempre. Saludos
EliminarMe ha recordado el protagonista de tu micro, ese majestuoso ascensor tan bien descrito, a una peli de serie B de los años 80 titulada "El ascensor". En la peli , el ascensor tenia unos microchips ultramodernos hechos con partes orgánicas (una salvajada ochentera todo sea dicho, jejeje) lo que le hizo cobrar vida y todo el que entraba , se iba para el otro barrio. Un micro inquietante, enigmático y muy bien narrado. Saludos.
ResponderEliminarHola Pedro, no vi esa serie, al menos que yo recuerde. Pero por lo que veo tenía su miga ochentero como cuentas jeje. Bueno ¿no había coche fantástico? pues porque no un elevador que mientras te sube y baja te da que hablar, jaja. Gracias. Un abrazo.
EliminarDisfruto enormemente lo que escribes cada deia mejor
ResponderEliminarUn abrazo desde Miami
Gracias Mucha, abrazos
EliminarMagistral Emerencia.
ResponderEliminarMe ha encantado la atmósfera nostálgica de la narración y el nivel de las descripciones. Uno puede imaginarse perfectamente en ese ascensor espía escuchando el pulso vital de sus usuarios. Muy bueno, de verdad
Hola Matilde, gracias a ti por el comentario. Un abrazo
EliminarSiempre rompiendo reglas, Eme. ¿Quién ha dicho que las descripciones detalladas no casan con los micros? Un micro magnífico, bien escrito, como es habitual en ti, amiga Eme. Una delicia, como bien dice Matilde, con un aire de nostalgia. Un ascensor modernista, que no moderno. Espero que cumpla muchas más vidas.
ResponderEliminarHola Isabel, gracias por pasarte, creo que andabas de vacaciones, espero que hayan sido estupendas. Un abrazo
EliminarHola.
ResponderEliminarQué bonito, esas descripciones me han parecido perfectas, podía ver y oler claramente el ascensor.
Enhorabuena y mucha suerte.
Feliz martes.
Hola Gemma, gracias corazón, cuánto tiempo, te tengo abandonada, mea culpa. Me alegra que te haya gustado. Un beso
EliminarQue buenas las descripciones y con cuanto detalle. Un recreo para la vista y para la imaginación subir en ese ascensor con ángel.
ResponderEliminarUn abrazo Emerencia
Puri
Hola Puri, gracias por el comentario. un abrazo también para ti
EliminarUn relato intrigante. Bien contado.
ResponderEliminarHola Demi, me alegra que te haya parecido intrigante, estos cajones tienen su no sé qué ¿verdad?. Saluditos
EliminarHola Eme , un relato para meter miedo a las personas que no les guste los ascensores , muy bueno tu micro , besos de flor.
ResponderEliminarHola Flor, gracias y besos
EliminarHola, Eme. Has descrito a la perfección y con mucha pasión de artista al ascensor de esa calle Sister, convirtiéndolo en un protagonista más de la historia. Un relato lleno de misterio. Me intriga ese número 19, lugar donde se halla el ascensor y número de vidas que cumple el narrador.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Hola Bruno, este protagonista es ideal para una historia de misterio y terror. Gracias a ti. Un abrazo
EliminarEme, me ha encantado la atmosfera que envuelve todo el cuento, te dan ganas de visitar edificios modernistas y a sus fantasmas.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola .Angel, estos edificios son cautivadores, cuando descrubres que detrás hay una historia que te atrapa; y cuántos de ellos habrá aún. Gracias. Saludos de domingo.
EliminarDe esos ascensores antiguos y con personalidad propia deben quedar ya pocos. Está descrito con una pasión que invita a conocerlo, supongo que se basará en alguno que existe en realidad. Un final misterioso e intrigante. Un abrazo, Emerencia.
ResponderEliminarHola Jorge, en Madrid recuerdo haber visto que aún funcionan, pero claro solo han mantenido la fachada, el mecanismo y el cajón es completamente nuevo. Gracias por el comentario. Un abrazo
EliminarHola, Eme. Qué bella descripción del lugar, parece un lugar maravilloso. A pesar del ángel que vaya que guarda secretos. Muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo
Hola amiga Mirna, sí que sí, y alguno que se calla, jeje. Un abrazote
EliminarLa descripción es maravillosa, con tintes a los clásicos, se palpa hasta el revoloteo de una mosca, pero se queda corta con ese final tan impactante que con una sola frase cambia el relato a otro nivel, estilo y tema. Un trabajo maravilloso, Eme, qué bien que escribes, compañera!
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Pepe, gracias a ti por la lectura. Los micros son como la leche condensada, el lavavajillas concentrado y luego hacen booom. Un abrazote
EliminarHola Julio David, ¡equilicuá! gracias, compañero. Va abrazo de vuelta
ResponderEliminarNo es raro que el trabajo de una poeta como tú acabe revelando, de alguna manera, la historia de un aprendizaje.
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato.
Saludos.
Un ascensor con la madera que recuerda a los féretros... eso no puede acabar bien.
ResponderEliminarGeniales descripciones, Eme, llenas de poesía y encanto.
Un besote.
A mi los ascensores me dan un pelin de claustrofobia pero tu relato me ha encantado...igual aguante un poco la respiración Hasta el final😊👏👏👏💕
ResponderEliminar¡Wow!, me encantó la atmósfera misteriosa.
ResponderEliminarEse ascensor, tiene más de ataúd que de ascensor.
¡Muy bien escrito!
Un saludo.
Hola Emerencia, me recuerda a antiguos edificios de Buenos Aires, donde vivo, hermosa descripción, me ha gustado mucho, como si estuviera allí viéndolo, un abrazo, PATRICIA F.
ResponderEliminarHola, Emerencia.
ResponderEliminarDe verdad me ha sorprendido tu relato. No sabía qué esperar y he tenido que leerlo un par de veces para apreciarlo en su totalidad.
¡Magnífico!
Un saludo desde la Buhardilla de Tristán.
Estos ascensores decimonónicos tienen una presencia cuando menos siniestra e inquietante. Con ese banco tapizado... Cuando era adolescente iba a clase de inglés a un edificio con uno de esos ascensores, al que por supuesto no nos dejaban ni acercarnos. Ahora me alegro ;)
ResponderEliminarUn saludo.
Inquietante y siniestro ascensor. No me gustaría estar en él y que ocurra un apagón en el edificio. Terror puro! Un abrazo 🐾
ResponderEliminarHola, Eme. Seguro que impone entrar en un ascensor así, yo lo sé porque conozco uno que de tan rectangular y estrecho que era recordaba a un ataúd. Saludos
ResponderEliminar