NARÎ
La vida sigue
mientras no se te cierran los ojos. Y no siempre se puede elegir porque el
mundo te da la vuelta y te conviertes en lo que te sucede.
Si cuento esto es
porque aún estoy vivo, aunque no sé bien quién soy o en lo que me he
convertido. Nunca fui muy creyente, tal vez por eso no presumo de mucho
optimismo. Valentina insiste que soy mejor que antes. No quiero contradecirla,
pero no lo soy; y no creo que dure mucho en este nuevo mundo. No creo que mi
salvación sea vivir entre ellos porque entonces no estaría escribiendo esto.
Valentina, está hecha
de un material transparente. Siempre ha dicho que no tenía tabiques. Yo no la
entendía. Después descubrí de lo que era capaz. Había dejado de soñar y se
dedicaba a mirar su interior para estar siempre despierta. Era una estudiante
joven cuando la conocí y tenía imaginación suficiente para hablarme de
telepatía y de levitación. Pero de ahí a que se hiciera invisible ante mis ojos
ciegos en aquella gruta era algo inimaginable. Impensable, si no hubiera sido
por la situación que estábamos sufriendo.
Su transformación
ocurrió mientras el mundo también cambiaba.
Todo comenzó cuando
cayó un rayo sobre aquella casa en el momento de la muerte de mi vecino. Antes
había caído otro en un edificio de oficinas cercano donde alguien acababa de
suicidarse. También se apreció un resplandor que más tarde provocó un incendio
en un hospital. Pura coincidencia porque allí mueren personas a cada momento.
Pero no era así. Aquello era un preámbulo de lo que sucedería después.
Valentina también vivía en mi barrio.
Lo que yo no sabía es
que mientras tanto una montaña, no muy lejos de allí, abría una boca y escupía
humo y gas. Unos gases fríos que los entendidos no supieron verificar su
naturaleza. No hubo indicios de que se produjeran temblores ni erupción
volcánica; era quizás un hecho insólito, pero no el único, ya que muchas de las
cadenas montañosas cercanas a Pízatra, mi localidad, comenzaron también a
abrirse. El cielo seguía lanzando rayos entre aquella nebulosa ocre que
amenazaba con asfixiarnos.
Así durante cientos
de días y cientos de noches. Escuchaba aquel ruido hueco y ensordecedor del
interior de la tierra, reventando. Huimos de aquel aire que tapaba el sol, que
engullía las nubes y nos fuimos bajo tierra. Parece chocante, pero era donde
nos sentíamos más seguros. Muchos creían haber visto seres extraños entre
aquella nebulosa. Cuando me encontré con Valentina me dijo que era el
inconsciente colectivo de sentirnos vulnerables ante agentes extraños.
Todos teníamos miedo
a cerrar los ojos por si llegaba alguno de aquellos rayos que habían destruido
nuestra tranquilidad.
Desde niño conocía la
gruta. Está bajo un lago de aguas salobres y ha sido esculpida por el mar. Tal
vez por eso, por la sal y la humedad, se nos doblaban los huesos. Con el tiempo
comenzamos a andar como los primitivos. Nos agarrábamos al suelo a cuatro patas
para no resbalar. Nos acostumbramos a hacerlo sobre aquellas formas
redondeadas; coladas les llamaba Valentina. Se nos secaban las gargantas y solo susurrábamos. Nos adaptamos a la oscuridad; a comer y beber de
las entrañas de la tierra: agua, gusanos, ranas y raíces. Hasta cazar
murciélagos como desesperados.
Mientras se
escucharon los temblores y los ruidos no salimos de allí. Sabías que algo, o
alguien, estaba fuera. La gente comenzó a llamarle Alien, algo que no era
humano. Valentina le llamó Nari. Si era extraterrestre o no, yo no confiaba en
aquello y tampoco que nosotros saliéramos de allí vivos. Conforme pasaba el
tiempo unas luminiscencias verdes iban aumentando a nuestro alrededor y
adquirían formas; o tal vez era efecto de nuestra visión nocturna. Con las
luces podíamos ver bailar nuestras deformes siluetas en aquellas paredes llenas
de oscuros abismos.
—Cuando me encuentren
se van a quedar con mi orina, mi pelo, mis ojos —le susurré asustado a
Valentina. —Ahí fuera hay un demonio que nos quiere desquiciar.
—Había una vez
gaviotas plateadas y águilas negras y era cuando se abrazaban a los extraños.
—Apenas puedo saber
ya cómo son mis uñas. Aquí abajo se olvida la memoria. No hay claves, ni
símbolos; solo estas malditas luces.
—Puedes pintarlos,
Máximo, los símbolos, puedes pintarlos en esta misma pared, aquí, —señaló
Valentina el hueco que quedaba entre nosotros— permanecerán ahí para el futuro.
—Y entonces grabó algo en la roca: NÂRI
—Cuando escucho no
veo, solo floto en este repugnante espacio;
además, ¿dónde están los colores? Sin colores no se resuelven vacíos.
—Me sorprendí a mí mismo. Comenzaba a hablar como ella.
Valentina y sus clarividencias. Me contaba que estaban ocurriendo cambios evolutivos. Fue cuando me confió su secreto.
Esto me lo tomé a broma; allí estaba tan oscuro que podíamos pasar todos
desapercibidos; solo nos reconocíamos por la voz. Estaba equivocado. Era
cierto.
Nâri no era humano. Tenía una cabeza enorme sin nariz. Todo rosado y con las manos en forma de aletas. Pensé entonces que aquellas manos se dañarían con el cristal y el metal, y se quemarían con el sol. Era resbaladizo y más bajo que nosotros, pero se movía con una rapidez asombrosa dejando a su paso uno, dos, diez Narís igual que él. Valentina dijo que se clonaba. Estaba claro que nos había invadido. Aunque parecía muy vulnerable no te podías fiar de él.
El día que lo vi por
primera vez me vino a la cabeza todos los extraterrestres que había conocido en
la ficción. Y no se le parecía a ninguno.
¡Hola, Eme! ¡Qué buen relato! Una historia que diría que no solo homenajea La guerra de los mundos, sino que también a La máquina del tiempo, con la especie humana obligada a vivir bajo tierra, con las consecuencias que predice la teoría de la evolución.
ResponderEliminarUn relato en el que los sentidos se van apagando hasta llegar a esa oscuridad de quien ya olvidó la luz y vive bajo la amenaza de esos seres que se han adueñado del planeta. Muy bueno que la identidad y casi el aspecto de los mismos esté oculta al menos hasta el final, eso le da un plus de desconcierto que une personajes y lectores. Un abrazo!!
Hola amigo Davudm, qué bueno que seas el primero en comentar es una ventaja de participar fuera de concurso jaja. En realidad, con todos los comentarios de los compañeros la historia cobre vida. Me alegra que te haya gustado. Ha sido de eas historias que han surgido solas, creo que a este negacionista de Máximo no llevaba ya a cuestas vista la perecepción que hay del mundo y del futuro. Gracias por dejar estas impresiones del desarrollo de la historia. Sigo aprendiendo. Un abrazo fuerte.
EliminarJo, leo el comentario y flipo te cambién el nombre y por cierto, me salió un nombre divino para una historia de ciencia ficción Davudn. Genial me lo quedo. La verdad es que no sé con que ojo he escrito jajaja ni me entiendo yo.
EliminarMagnífico trabajo!!. Como si de un buen ejercicio de magia se tratara, un párrafo para contar lo que se va a hacer, con la de que el lector disfrutar hasta el final. Hay que saber templar para hacer eso. Ahí está la apertura de maestría: Y no siempre se puede elegir porque el mundo te da la vuelta y te conviertes en lo que te sucede . Y a partir de ese momento el lector/espectador se deja llevar hasta el final que no es si no otro principio.me gusta mucho, colega. Para aprender. Gracias y enhorabuena
ResponderEliminarHola Javier, espero escribirte más correctamente a ti. El comentario anterior a David hay que transcribirlo jaja. Hola amigo mío. Nuevo saludo (para la introducción) cómo me alegra que te haya gustado. Qué bueno, de verdad; sabes que aprecio un montón tus impresiones. Como le digo a David, aprendo con vosotros, siempre. Y esa frase del principio la has destacado. Genial. Había dudado como introducción, pero veo que he acertado. Es la clave de la historia. Gracias. Un abrazo.
EliminarMe parece magnífico, Emerencia. Cuánta imaginación tienes y qué bien escribes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola amigo Chema, que bueno que te guste. Eres de los compañeros que prácticamnte conoces todos los escritos que hago últimamente. Me encantaría saber qué género o tipo de historias de las que escribo te atrapan más. Ahí queda. Gracias, te mando un abrazo de lunes.
EliminarEstupendo. Nos abres la imaginación de un final desde dentro de la Tierra, sin ser volcán, y cómo los suprevivientes a la atmófera se refugiarían en grutas, con matices de percepción senosorial magníficos.
ResponderEliminarMe ha encantado, sin duda impactará su lectura. Un abrazo.
Hola Mari Pau!! Feliz que te haya provocado esas sensaciones, gracias por tu comentario. A ver si paso por tu casa bloguera. Un abrazo fuerte.
EliminarEres una cuentista excepcional, Emerencia. Sin duda, si hubieras concursado sería mi preferido.
ResponderEliminar¿Te has dado cuenta de la cantidad de "noes" de la historia?, sí, claro que sí, estoy segura de que eres consciente de cada palabra y de cada intención.
Esta vez has contrapuesto la oscuridad a los colores ¿Dónde están los colores... preguntas? los colores eres tú.
De verdad que no tengo palabras (y mira que soy escritora o intento serlo), para decirte lo mucho, muchísimo que me ha gustado. Todas las líneas, frases, conceptos, imágenes...que encierra esta gema preciosa que nos has ofrecido.
Gracias, compañera.
Hola Isabel, pasaré a leerte. Seguro que andará de los ganadores o finalistas. Gracias. Siempre tan motivadora con tus comentarios. Me alegra que te haya enganchado la historia. El perfil negacionista del personaje sí, efectivamente, Máximo es así, todo lo ve negativo y además, no ve, jaja más allá. Pero es genial como personaje, hubiera seguido con él y su historia, habría que ver su relación con los Narís jaja. Cambiando de tema. Isabe, ya tenía el relato antes del 15, pero he decidido participar fuera de concurso en esta edición y seguramente lo haré en las siguientes. Por aquí estaré. Gracias corazón. Un beso.
EliminarHola, Eme. Vaya historia angustiosa y desesperanzada que nos presentas, solo espero que no sea profética. Yo, afortunadamente, cuando tengo pesadillas al despertar solo me quedan imágenes desvaneciéndose como la niebla al ir desapareciendo. Tú, en cambio, nos hace la fotografía sin olvidar un detalle. Saludos 👽🖖🏼
ResponderEliminarHola JM, gracias por tu lectura, creo que has publicado dos relatos. Pasaré a leerte. Yo no me acuerdo practicamente de nada después de soñar; al despertar solo me quedan sensaciones. Un abrazo.
EliminarHola, Emerencia. También a mí me ha encantado tu historia. La ambientación, el personaje, todo... Un cuento recorrido por una sensación de amenaza que contagia desamparo y soledad. Una maravilla de relato. Muchísimas felicidades.
ResponderEliminarHola Marta, qué alegría verte aquí con tu comentario. Me alegra que te guste. Feliz. Un abrazo fuerte.
EliminarGenial, Eme.
ResponderEliminarPodría reconocer tu autoría en el texto sin saber que lo has escrito tú. Has conseguido un estilo único y creo que es lo más meritorio de un autor. Tremendo el texto y muy inteligente ese final con la conformación del extraterrestre. Como buena bióloga sabrás que si existe vida fuera de La Tierra no serán seres como los de las películas y mucho menos como los humanos. Nuestra evolución en definitiva es producto de miles de casualidades cósmicas.
Un fuerte abrazo y felicidades por un relato único.
Hola Miguel, no me digas, yo siempre creo que cada relato es tan diferente que no hay todavía un trazo tan personal. Sí es así, yo también lo veo. Muchas gracias. Un abrazo grande también para ti.
EliminarHola, Eme. Un placer volverte a leer, y una pena que no hayas presentado este relato al concurso pues hubiera alcanzado un muy buen puesto.
ResponderEliminarFelicidades compañera. Nos leemos.
Hola Bruno!! Muchas gracias por venir a leer el relato sin participar en el concurso. Feliz como una perdiz. Un abrazo.
EliminarMuy buen relato, lleno de emociones que sabes transmitir. La necesidad de vivir bajo tierra ante una invasión. Un ser diferente a todos los aliens que hemos ido "guardando" en nuestro imaginario colectivo. Tu relato desborda imaginación. Muy bueno. Saludos.
ResponderEliminarHola Tigrilla, qué bien también contar contigo en esta ruta de comentarios. Muy contenta de que te guste la historia. Un abrazo.
EliminarMe uno a muchos de los comentarios que te han hecho. ¡Un magnífico relato! te va lllevnado por diferentes sensaciones, con un toque desesperanzador desde el principio y que va creciendo hasta el final. Derrochas imaginación.
ResponderEliminarSaludos
Hola Jose, muchas gracias por tus palabaras. Un abrazo.
EliminarHola, Emerencia. Me ha gustado tu relato. Capturas muy bien esa atmósfera desasosegada que se va incrementando con el desarrollo de la historia. Sumando una sensación claustrofóbica al lector según avanza el relato. Una carencia del sentido de la vista que acrecienta la inseguridad y el miedo a lo desconocido. Muy logrado.
ResponderEliminarEl párrafo inicial instruye sobre lo que debe ser siempre un buen gancho narrativo.
Muy buen relato, me ha gustado. Un abrazo.
Muchas gracias Carles por destacar todas esas impresiones que te ha dejado la historia. Paso a leerte. Un abrazo
EliminarHola, Eme. Me ha encantado esta historia "evolutiva" y llena de angustia vital. El temor, la huida, el refugio, los cambios y la adaptación el nuevo medio, la dudas sobre el futuro inmediato y la aceptación final de lo inevitable, todo ello condensado en un relato breve. Magnífico, tanto en su forma como en su fondo.
ResponderEliminarLástima que no lo hayas presentado a concurso.
Un abrazo.
Hola Josep Mª, amigo mío. Gracias por tu comentario. Sí, he decidido participar fuera de concurso. Pero feliz con tu comentario, me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarEn este relato combinas también cierto aire filosófico en un mundo inexplorado en el lo profundo de la oscuridad, no solo de las cuevas sino de nuestro interior. Es un relato de SciFi en todo su esplendor.
ResponderEliminarGracias Jose, sí ha sido la base del relato. Halagada con tu atención. Un abrazo.
EliminarEstoy de acuerdo, te conviertes en lo que te sucede. Buen relato. SALUDOS Y FELIZ FINDE!!
ResponderEliminarHola Keren!! muchas gracias por la lectura. Un abrazo.
EliminarHola Emerencia. A mi tambien me han recordado los personajes a los Morlocks de la Máquina del Tiempo, encerrados bajo tierra ante una amenaza exterior, incluso dejan sus grabados en las paredes para la posteridad como si se tratase de nuestros antepasados que dejaron sus pinturas rupestres en las cavernas. El extraterrestre Nari sin duda no se parece a nada a lo que estemos habituados, sin duda muy original. La atmósfera inquietante y a pesar de la oscuridad, muy visual. Un saludo.
ResponderEliminarHola Jorge!! no conocía la historia de la máquina del tiempo y la película no sé si llegué a verla. No tenía ni idea de que se desarrollara parte en una cueva. Yo me he inspirado en una cueva marina que recientemente he visitado. Pensé entonces que era genial para un escenario de alguna historia. Muchas gracias por el comentario siempre tan atinado. Un abrazo compañero.
EliminarHola, Emerencia! Qué gran relato, desbordante de imaginación y calidad. Aunque inquietante es la historia, a mí me ha encantado la recomendación de que pintara en la pared para que permanezca en el recuerdo, la mejor forma de permanecer en el futuro es recordando nuestro pasado y el tiempo transcurrido, ya que nos habla de nuestra evolución. Enhorabuena! Saludos.
ResponderEliminarHola Mayte, qué bueno que te haya gustado, de verdad, feliz con tus impresiones, muchas gracias!! abrazos.
EliminarHola, Eme. Vaya relato más asfixiante. Esa atmósfera claustofobica la has plasmado a la perfección. He sentido la falta de aire, de estímulos, de luz... Casi he sentido las articulaciones doblarse o lanzar tímidos crujidos. Como ves, he empatizado un montón con tu relato. Una invasión desde lo profundo, desde el sufrimiento. Me ha encantado, compañera, lástima que no llegaras al concurso.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!