PIEL DE CAIMÁN

 

Acabo de escribir un cuento y yo, te lo cuento. Esta es la historia de una criatura que vivía sola. Sola y triste. Y lo único que pensaba era en comer y comer, pero un día, le ocurrió algo que le transformó el ser.





Al despertar de su siesta Juanolo se había convertido en un caimán. Asombrado giró su enorme cabeza a un lado y a otro. Estaba rodeado de tierra húmeda y de cientos de pasteles desperdigados a su alrededor. Cuando quiso abrir la boca ¡Oooj! No podía. Tenía encajadas las mandíbulas. Y las patas no le llegaban a aquella enorme bocaza. Comenzó a sacudir su cabeza sobre la tierra ¡Plaf! ¡Plaf! Y en estas estaba cuando de pronto le viene un mareo y pierde el equilibrio. Rueda que te rueda en dirección a la orilla del estanque. Pero antes de caer al agua consigue alzarse sobre las patas. Ahora tenía cuatro y muy cortitas. Toda su barrigota estaba llena de plastas de crema, merengue y mermelada de fresa. Se preguntaba si estaba en un sueño. Lo único que recordaba era hincharse de comer y luego dormir.

Juanolo enderezó la cola y se sumergió en el agua para conseguir despertarse y quitarse todo ese dulce de encima. Mientras, lo que acontecía era observado con mucha atención por un cangrejo que estaba cerca de la orilla. El caimán se deslizó por delante de él sin prestarle ninguna atención.

—Qué caimán tan raro—se extrañaba el cangrejo.

Juanolo intentó nadar y solo conseguía coletear fuerte dando sacudidas. Se giraba sobre sí con las mandíbulas abiertas tragando enormes bocanadas de agua. Cuando ya creía que se ahogaba, logró aplastar su dura piel contra un tronco que flotaba. Con los ojos desorbitados ¡Puf!¡Puf! pegaba bufidos a través de su hocico redondo. A duras penas consiguió volver de nuevo a la orilla.

El cangrejo con sus largas pinzas levantadas no podía creer lo que estaba viendo.

—¡¿Acaso se te olvidó cómo se nada?! —gritó el cangrejo.

—¡Haaazze tiempo que no me bañaba! —respondió el caimán casi sin aliento.

—¡¿Qué?! ¡Pero si llevas toda la vida en el agua!

Juanolo no se creía que en verdad era un caimán e ignoró al cangrejo curioso. Pasó días sin meterse en el estanque a pesar del calor. Se escondía entre los cañizos y se le olvidó hasta de comer. El cangrejo ante la ausencia de su compañero de orilla comenzó a echarle de menos. Y un día se le acercó muy despacio.

—¿Qué te pasa?

—No zé nadar. No zé cazar. No zé hacer nada. Yo antez zolo comía y comía. Eztaba tan trizte que no penzaba en otra coza.

—Puedo enseñarte. Yo soy muy patoso, pero si me subes a tu lomo puedo guiarte en el agua. Te mostraría donde comer raíces y buscar gusanos entre las piedras. Incluso hasta podemos pescar juntos.

Y así fue. Juanolo ya nadaba feliz y seguro en aquel estanque.

—Nunca podía imaginar que iba a rezpirar mientraz flotaba ¡y comer lombricez! Decía Juanolo

—Y yo, que iba a comer pasteles —el cangrejo sonreía sobre la panza del caimán mientras tragaba dulces a seis patas.

A Juanolo no le importaba ya si aquello era un sueño o no, pero sí que había recibido una gran lección de su amigo. Gracias al cangrejo, aprendió a nadar y a buscar comida y, sobre todo, gracias a su segunda piel, piel de caimán, que le ha dado seguridad y autoestima.

FIN


CUENTO CONTADO

(Aquí lo puedes escuchar)




Comentarios

  1. Sea cual sea el papel que nos toque, hay que tratar de hacerlo lo mejor posible, nos guste más o menos.
    Un bonito cuento.
    Un beso.

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  2. Hola buen día! que forma mas agradable de empezar el dia con un cuento tuyo..me encanto.
    Gracias, saludosbuhos.

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    1. Hola Buhita, muchas gracias. Comenzar el día con alegría y terminarlo con ilusión. Besos.

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  3. Qué original cuento. Quién sabe si no será como Metamorfosis de Kafka.

    Un abrazo

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    1. Hola Albada, pues en el fondo son transformaciones mentales. En el caso de Gregorio Samsa, se vió como un escarabajo porque estaba aplastado, ignorado y desvalorizado en su trabajo, amén de ser repudiado por la familia. Una tragedia. Aquí la situación es más divertida, a encontrado una amigo y lleva bien lo de ser caimán, yo diría que hasta le ha tomado gusto. Gracias amiga mía. Muchas gracias. Un abrazo.

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  4. Un cuento muy simpático y aleccionador, como todos, o casi todos los cuentos, je,je.
    Menos mal que esa transformación, o matamorfosis, fue mucho más llevadera que la que padeció el kafkiano Gregorio Samsa, ja,ja,ja.
    Un abrazo.

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    1. Hola amigo Josep María!!! Jo, síii la transformación no es dramática como le ocurrió a Samsa que el probre murió al final repudiado por la familia. Yo diría que a Juanolo le gusta esto de estar viviendo dentro de la piel de un caimán. Y hasta tiene un amigo que le hace ver la vida de forma diferente. Una transformación positiva. Gracias por la visita y el comentario. Un abrazo.

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  5. ¡Hola, Eme! Un cuento estupendo que nos deja la enseñanza de que el esfuerzo y la búsqueda es más importante que la meta. Solo cuando aprendió a salir de su confort y comenzó a buscar las habichuelas comenzó a valorarse. Un mensaje que me llevó un poco a la salida del paraíso bíblico. Ganando el pan con el sudor de nuestra frente es como el ser humano ha llegado a ser lo que es, para bien y para mal. Un abrazo!

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    1. Hola amigo David. Buen resumen de la moraleja. Sí es así, dejó de engullir y ser un depredador de comida, de estar aislado y solo. Cambió de piel. Muchas gracias. Un abrazo.

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  6. se te ve y siente feliz
    ser aceptada por todos es importante
    te dejo mis huella y un abrazo
    Y siempre
    Pa"Lante

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    1. Gracias amiga, qué bien sienta este comentario. Un abrazo.

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  7. Hola Julio David, podría ser otra frase final del cuento jeje. Muchas gracias por la lectura y el cometnario. Va por ti, otro abrazo.

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  8. Hola Emerencia, te escribí un comentario y !Zas!, toqué lo que no debía y se fue al fondo del lago, ja, ja.

    Bueno retomo que me gustó mucho tu cuento reflexivo, en el que dejas ver que la soledad aún se esté acompañado, nos hace sentir vacíos por dentro, con un tipo de hambre extraña que obliga a devorar comida y por consiguiente a engordar, ja, ja.

    Creo que esa soledad es en parte la causante de tanta obesidad en los países desarrollados, donde la gente vive con prisas y sumido en su mundo de trabajo y lucha por alcanzar fama o dinero, donde lo que se busca es protagonismo, que nos apoyen y escuchen, pero que entiendan que no podemos apoyarlos ni escucharlos, porque estamos muy ocupados tratando de superarnos.

    Juanolo en su fuero interno entendió que compartir era mejor que vivir en soledad, así que sin importar quien, valoro con creces la amistad y verdadera compañía.

    La imagen le hace honor al cuento, muy apropiada querida. Besos.

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    1. Hola amiga Idalia, qué alegría amiga mía. Lo has descrito muy bien. Ese es el mensaje. Me alegra mucho que te haya gustado. QUé bien, de verdad. Muchas gracias. Un beso bien fuerte.

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MUCHAS GRACIAS POR TU COMENTARIO

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