LA ÚLTIMA MORADA DE LAS NINFAS
Hace
mucho, mucho tiempo, la tierra perteneció a las criaturas del bosque. Gnomos,
elfos, faunos y hadas; duendes y ninfas. Criaturas juguetonas que cuidaban de los
animales heridos. Bailaban y cantaban. No había disputa entre especies que
ellas, no solucionaran.
La
humanidad aún no había nacido. Pero cuando lo hizo, estas criaturas fueron
relegadas a ilustrar páginas de cuentos; a convertirse en meras leyendas de la
tradición popular. En esa humanidad,
aparecieron los Nadie, los dueños de la nada. Supersticiosos, sin arte ni
cultura. Los Nadie acabaron con gran parte de los bosques y contaminaron las
aguas. Y estas criaturas fantásticas se desvanecieron, o al menos, eso pensaron algunos.
No todas
se fueron. Y no se convirtieron en un sueño vencido, como creyeron. Quedaron
las que adoran el agua. Ellas están en el lago y la cascada. Criaturas que a
veces se insinúan cuando las corrientes se agitan y forman remolinos en el
curso del río. Son las diosas de este paraíso; están en ese polvo de perlas de
la superficie del agua. Deslizándose, alegres, sobre las láminas fluviales. Las
ninfas u ondinas, como también se las conoce. Las más queridas y respetadas por
los antiguos celtas. Estas son las últimas criaturas míticas. Las únicas que
siguen manteniendo el orden natural. De ellas, dependen la fertilidad y la
vida de estos bosques. Adoradas, han sido objeto de cultos locales desde
tiempos arcaicos y, por su condición, se les atribuyen esas virtudes curativas
y mágicas.
Pero ellas,
guardan un secreto.
En
Nuévalos, el río Piedra ha moldeado un paisaje único, un maravilloso vergel de
un verde sin fin. Es un lugar mágico, sumido en un eterno crepúsculo de
limitada perspectiva. El agua, fluye por la roca, entra en cada resquicio,
cada grieta, que encuentra a su paso. El agua, pule formas caprichosas, como lo
hace un cincel en las manos de un artista. Las cascadas y saltos de agua
son tan diferentes e increíbles, que cuesta creer que pueda existir un paraje
natural como este. Al agua se le escucha susurrar entre las raíces de los
árboles.
En la cascada de los fresnos, a
la sombra de un viejo castaño de indias, surge un sendero de piedra. Un puente
de madera se adentra en el llanto de los sauces y aparece la cascada de la cola de caballo. Las gotas de
agua caen sobre la cara como rocío de alborada, y un cortinaje de agua se
convierte en un pasamanos. Los escalones esculpidos en la roca terminan junto a
un remanso, donde la luna permanece quieta como un nenúfar de plata. Por un momento se escucha el roncar de los
búhos en los huecos de los árboles. Al final del sendero, un
precioso lago de aguas cristalinas se convierte en un recodo de paz. Las
truchas arco iris nadan en el cielo.
Con
suerte, puede aparecer La dama del
lago. Es la ninfa del gran poder. La ondina guardiana de estas aguas, y
la que puede dar y quitar el último suspiro de vida a un mortal Nadie. Una criatura
de la naturaleza con intereses terrenales. Es la esposa del mago Merlín, el
hada madrina de Lancelot; al que raptó cuando apenas era un niño para
llevárselo a vivir con ella a su palacio, bajo las aguas.
Y es que
la condición de las ninfas es muy caprichosa. Cuando llega la hora de las aguas
mansas, se adornan con hermosas flores como estrellas caídas y comienzan a
cantar. Algunos
jóvenes humanos no Nadie, los más atrevidos, se adentran en este lugar atraídos
por la música de las flautas de amatista. Los adolescentes
pierden su voluntad y son seducidos a participar de sus juegos y cantos. Tan cautivados quedan, que algunos son arrastrados al fondo
del lago. Allí, se desvanecen de la faz de la tierra y a cambio, ellas les
otorgan la inmortalidad.
Este es el secreto del RÍO PIEDRA, la última morada de las
ninfas.
Hola Emerencia, esta entrada es una de mis favoritas, ya te lo he dicho antes.
ResponderEliminarGrata semana querida.
Gracias amiga, si lo se, por eso la he adaptado a la narración oral. Hoy o mañana grabó el vídeo 🎥😍🧚♂️⭐gracias!! Feliz día!!!
EliminarMe da vergüenza decir, siendo de Zaragoza, que no conozco en profunidad ese paisaje del que has escrito este preciosa historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Chemaaaaa, !!que me dices!! Yo estaría allí, viviría allí, jeje. Suele ocurrir, lo que tenemos cerca no lo visitamos tanto, al fin y al cabo siempre está ahí... Pero a que te he despertado las ganas de ir? Ademas, con este calorcito es el lugar más estupendo, maravilloso, mágico que puedas desear 🧚♂️🧚♂️😜🌈⭐🧚♂️🧚♂️gracias compañero!!!
EliminarMe he quedado con ganas de conocer ese paraje. Pero, sobre todo, me ha encantado el relato tan poético que has construido para hablar de él. ¡Precioso! Y las fotos son una delicia.
ResponderEliminarBesos
Buenos días Alis, ay muchas gracias. Este fue uno de mis primeros relatos viajeros que me motivo a escribir historias no tan viajeras. Le tengo mucho cariño. Lo he compartido aquí varias veces. El lugar lo merece. Tienes que ir. Feliz semana!! 🧚♂️🧚♀️
EliminarPrecioso post, con esas imágenes tan verdes, tan intensamente acuosas y floridas.
ResponderEliminarUn abrazo, y por las ninfas, sigan o no esperando a contarnos secretos
Hola Albada, no te había respondido hasta ahora, me quedaste como spam, qué cosas. Gracias. Es una entrada que me apetecía un montón refrescar de nuevo. Puede ser por el calor jeje. Un abrazo y feliz semana.
EliminarEstuve hace siglos en el Monasterio de Piedra. Un lugar precioso y que se presta a la magia y a estar repleto de ondinas o de janas, como decimos por aquí, o xanas como dicen en Asturias.
ResponderEliminarLas lágrimas de la ondina Carissia originaron el lago de Carucedo en el Bierzo. Lloraba porque el general romano del que estaba enamorada no le hacía mucho caso después de deshonrarla. Una hermosa leyenda. Aunque para hermoso tu relato.
Un beso.
Qué historia me traes Rosa, gracias. Las ondinas y sus lagos. Unas haciendo inmortales y otras llorando por la deshonr de un general romano. Me encanta. Gracias compañera, que tengas un feliz día!!!
EliminarEstuve una vez con mis amigas de excursión por ese lugar mágico. Llegamos como a la hora de comer y es lo primero que hicimos. Mas tarde la visita por esas cascadas y esos paseos, pero, una tormenta y la lluvia fustro no poderlo y disfrutarlo como se merecía. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mamen, precisamente estaba en el face contestando un comentario, cuando me ha saltado el tuyo, jeje. Buena experiencia, la lluvia de improvisto en este vergel, las gotas de agua cayendo como pendientes de brillantes, cuarzo y arco iris, un mundo de brillos sin comparación. Gracias por contarme tu experiencia. Un abrazo amiga
EliminarEstuve hace muchos años, pero la verdad con este calor apetece visitar de nuevo este lugar, no te digo que no lo haga en un futuro, porque dan ganas la verdad.
ResponderEliminarDespués de tanto tiempo encerrados dan ganas de disfrutar mucho más de la naturaleza la verdad.
Un abrazo y tanto el texto como las fotos una maravilla, felicidades.
Gracias Tere, siii ¿verdad? por eso he subido esta entrada, aparte que le gustaba a una compañera muy querida, Idalia. Además en el face, también las he compartido, nos da cierta "frescura" jeje. Un abrazo
EliminarHola Julio David, si, con este frío, viene bien resguardarse en el 🌳💚 verde la musa siempre acierta cuando de aclimatación se trata. Gracias. Buena tarde de jueves.
ResponderEliminarUn lugar de ensueño para no salir de él.
ResponderEliminarUna delicia saborear tu relato, adentrarse en él y volar con tus letras e imágenes. Cuánto me gustaría conocerlo. Me parece una verdadera maravilla.
Un beso enorme.
Gracias María, pues apuntátelo en la agenda, yo lo tengo pendiente, pero para repetir jeje. Un beso y feliz finde!!!
EliminarDelicioso tu relato. El Monasterio de Piedra es un lugar muy especial. Verde y agua... cascadas y espuma.
ResponderEliminarUna belleza cómo lo has narrado.
Bravo👏🏼👏🏼
Bienvenida Galilea!!! Gracias 🙏💕
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