VERDUGO Y SENTENCIA







El atlas se desencajó partiéndose en dos. Le seguirían el resto de vértebras al giro de la manivela. El garrote iba apretando el collar conforme sucumbían las fuerzas del verdugo hasta que no pudo girar más. La bola del tornillo dejó de avanzar. No habían contado con su corpulencia. El cuello del villano era más grande y fuerte que las  fuerzas del verdugo. Se mantenía erguido dentro de aquella capucha negra. El verdugo comenzó a sentir mareos, tuvieron que emborracharlo para que cumpliera su cometido. Volvió a colocar ambas manos y de nuevo, las puntas de alcachofa giraron. Aquí comenzaría la agonía del reo hasta que el tornillo entrara y se incrustara en su columna vertebral. Se le reventó la tráquea soltándosele las cuerdas vocales para dejar salir su último sonido de debajo de la nuca «jhjhgg» y el descuelgue de la mandíbula. Veinte minutos tardó en morir asfixiado hasta el coma cerebral.

El Corujo, el verdugo “de plantilla,” acudió al despacho de la Audiencia a recoger el sueldo, su último sobre. Tambaleándose todavía por los efectos del alcohol, en los depósitos del sótano del edificio judicial dejaría el garrote vil. De vuelta a su casa le ahogaba el remordimiento. Le engañaron. Cambió su oficio de representante de libros convencido de que ya nunca tendría que volver a ejercerlo siendo analfabeto; le prometieron que mejoraría su situación. Solo era sustituir al verdugo titular los días que faltase él. Un trabajo con porvenir y ese día, le habían despedido. Era una víctima más sin el cuello roto.

Esa noche no pudo dormir, veía la silueta de un verdugo sin rostro con capa negra y sombrero de ala ancha llevando su cabeza reventada, sajada en un cubo, desapareciendo por el pasillo. Despertó empapado en sudor e intentando gritar. Se levantó con la boca acartonada y dirigiéndose al corredor de madera, allí se golpeó la cabeza una y varias veces contra la columna de acarreo. La edificación se tambaleaba, agonizaba como su existencia. A la mañana siguiente estaría previsto desahuciarlo de aquel patio de vecinos. Su vivienda se encontraba como él, en fase de desnutrición, perdiendo masa muscular. En aquel lugar vivió precario durante los últimos años, pero nunca se imaginaría que una muerte le llevaría a otra: la suya. Una maldición. Los días se acortan entrando en una vía muerta. Jugar con la muerte es muy peligroso.

Dos días después, sin apenas recuperarse de lo sucedido, se le presentó un hombre fornido en su portal, decía que era funcionario de Justicia. Le pareció que ya le había visto antes, tal vez en misa algún que otro domingo o quizá, en alguna cofradía. Tenía aspecto de hombre amable y porte de caballero. Le apellidaban Bascuñana, pero el caso es que los niños corrían cuando lo veían y muy lejos de él las mujeres se santiguaban. Era frecuente escucharlo, con los pocos que se paraban a su paso, contar a viva voz historias con rimas burlescas con su facundia verborrea. Portaba un maletín sempiterno bastante notorio. Nadie sabía que llevaba dentro; si era para aparentar o tenía alguna herramienta de uso cuestionable.

—Ha cometido usted un delito —le dijo con aire diplomático apartándolo de la puerta y entrando.
—¿Cómo dice?¿Quién es usted?
—La mano de la justicia. Puede considerarme la vendetta de los virtuosos —añadió dejando el maletín sobre una mesa—No se asuste, soy mano cierta, procedo de la orgullosa generación carpetovetónica de este país nuestro.

El pedante Bascuñana vestía traje bien cortado y abrigo con pieles en el cuello, bien podría pasar por un magistrado de la Audiencia o un abogado.

—Anda muy revuelto el mundo, además de embustero ¿no cree?
—¿Se refiere a mí? —pregunta El Corujo.
—¿Tiene algo de beber? ¿de comer? Esto va para un rato.
—Yo…no…Verá, estoy de mudanza.
—Debo hartarme de comer, para mear a gusto sabe.
—Si quiere… podemos ir a la Taberna del 22 está aquí al lado…
—Sé donde está y no creo que a Antonio, el malagueño, le interese nada de lo que tengo que decirle; a él le dejamos el cante ¿no le parece? El bandido que ha matado hoy…lo hubiera hecho yo, si hubiera podido —El Corujo se estremece— ¿qué pasa?¿acaso se arrepiente? —le pregunta mientras lo ve sudar y poniéndose en pie— Siéntese, él como tantos otros quieren morir para salvarse, esta vida es un valle de lágrimas y ellos mueren como santos —hace un silencio y prosigue bajando la barrera del entrecejo y entornando los ojos—. El que la hace la paga. Mi primer trabajo fue ajusticiar un primo de mi mujer, sabe. Hay que hacerles rezar el credo antes y es la mano del hijo de Dios quién acciona la manivela, el reo no sufre nada.
—¿A… qué ha venido? —pregunta el Corujo temblando de miedo «han descubierto el robo» —piensa.

Bascuñana coge el maletín y saca una soga.

—Es de cáñamo, está hervida y estirada para quitarle elasticidad. Tres centímetros de diámetro y nueve metros de largo con un nudo engrasado ¿Siente como se ajusta al cuello? No sufrirá, su propio peso le fracturará el cuello. La clave es colocarla bien. Así. Cerró su maletín y tiró de la puerta.


El verdugo terminó sus días como empleado de una fábrica de caramelos, unas veces conserje y otras como mozo de carga y descarga. Fue la única forma de cobrar su jubilación. A pesar de haber sido legionario, falangista y confidente de la policía, el hecho de haber ejercido de verdugo le impidió cobrar su retiro como funcionario del Estado. De nada sirvió opositar a tal puesto entonces para ejercerlo, o conseguir la confianza de sus superiores durante años de discreción. El rechazo social de lo que había sido era mayor y no cobraría más por ello. A comienzos de 1980 interpuso un recurso contencioso administrativo contra ese acuerdo del Ministerio de Justicia. Se le denegó. La sentencia fue fechada el 22 de Abril de 1983 por la Audiencia Territorial de Madrid.







Comentarios

  1. Estremecedor relato, Eme. Mucha de la gente que está por la pena de muerte despreciaría al verdugo si existiera. Somos una sociedad hipócrita que quiere que le limpien el patio, pero que otros se manchen las manos.
    Un beso.

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    1. Hola Rosa, sí es así, una buena reflexión. La pena de muerte en España se abolió en 1977, tenía yo 14 años. En nuestra constitución consta: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes”. Un abrazo compañera.

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  2. Recién te conozco y aunque no pertenezco a ningún grupo ..te vi en los de Rubio. Eres bella y me gusta lo que dies Un saludo grande desde Miami

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    1. Uy, por un momento pensaba que hablabas del relato. Gracias Recomenzar.

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  3. ¡Hola Eme!
    Ufffff menudo relato. Mi hermana y yo hemos hablado mucho sobre los verdugos, es un tema muy complicado proque claro, hay casos de una crueldad extrema en la que mucha gente pide pena de muerte, pero como dice Rosa seguro que despreciarían al verdugo.
    Muy feliz día.

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    1. Hola Gemma ¿hablar de verdugos? yo ni me lo planteo. Recuperar un trocito de historia de esta España nuestra, es a lo más que me acerco al tema. Puede que en el fondo deseemos o hayamos pensado lo peor con determinados asesinos, violadores, pederastas, a lo mejor no matarlos pero si alcanzo a pensar el cortarles un trocito de su cuerpo para sentir un ápice del dolor que han causado a sus víctimas. Un abrazo

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    2. Jajaja, he quedado como una morbosa pero no es exactamente eso, eran reflexiones sobre sus vidas porque para trabajar en algo así no creo yo que sirva cualquiera, es complicadísimo. Todos podemos pensar lo que tú dices y querer cortarles un trozo del cuerpo pero atreverse es otro tema. Mismamente el caso tan reciente el niño Gabriel, o de la niña Mariluz, cuando vemos a los acusados se nos enciende todo pero de ahí a ser nosotros quienes ejecutemos...ufffff.

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  4. Este relato me ha recordado la película de Berlanga "El verdugo", en la cual Pepe Isbert es un verdugo que se jubila y cuyo puesto lo "hereda" su yerno, que acepta el puesto por necesidades económicas, y que en cuya primera ejecución los funcionarios deben llevarle a rastras.
    Siempre he pensado que un verdugo que realiza su "trabajo" con total impasividad, se asemeja a un torturador.
    Afortunadamente, ya no existe en España la pena de muerte, pues el garrote vil representaba una forma extremadamente cruel para quitar la vida a un reo, por malvado que fuera. Aunque dijeran que el ajusticiado no sentía dolor alguno, porque la muerte le acontecía en el acto, no siempre era así, como en el caso que describes, y como en algún caso en la inyección letal en los EEUU.
    Un gran relato, Eme.
    Un abrazo.

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    1. Hola Josep Mª al hilo de lo que cuentas es curioso además que el garrote vil y la guillotina sean dos inventos franceses y siguiendo con las curiosidades históricas, en España se implantó en tiempos de Alfonso X el Sabio que estrenó el garrote con su hermano, que cosas ¿no? Bueno compañero me alegro que te haya supuesto interesante el relato. Un abrazo

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  5. Un trabajo indeseable para quien lo ve, pero no sabemos qué puede pensar un verdugo cuando ejecuta. Sentirá placer o no. Menos mal que en España se abolió esa pràctica. Una práctica poco habitual eso espero hoy en día. Un abrazo.

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    1. Hola Mamen, gracias por tu comentario. Como bien dices se abolió la pena de muerte en 1977 en España y espero que esta práctica no sea considerada poco habitual, sino nada habitual.Un abrazo

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  6. Bueno, al final era un trabajo como otro cualquiera. Tras el primero, los demás cuellos casi ni te das cuenta... Disculpa, Eme, no he podido resistirme con un poco de humor negro.
    Me ha gustado mucho cómo has utilizado los distintos tonos. De inicio, académico, como si se tratara de una lección de anatomía; después, el irónico. Ese detalle del vendedor de libros analfabeto te acerca al personaje, el humor con ese Bascuñana y terminas por sentir compasión por esa soledad final, repudiado por todos.
    Evidentemente, aunque fueran las manos ejecutoras, la responsabilidad era de otros. Me vino a la cabeza el piloto americano que lanzó la bomba atómica. Por supuesto, solo recibía ordenes. Y el fue el último mono. Pero creo que tras aquello dejó el ejercito.
    En fin, un episodio más de este enorme carnaval que es la historia humana. Me encantó. Un abrazo!!
    PD. ¡generación carpetovetónica!, me voy "pa" la wikipedia...

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    1. Hola David, la generación carpetovetónica:
      "persona que se tiene por española a ultranza o se defiende como tal y sirve de bandera ante cualquier influjo externo" esa es la definición, vamos de la España profunda. El ejemplo del piloto es un claro ejemplo de como debes ser un patriota y "ejecutar" las ordenes. Gracias por esa apreciación de los tonos que comentas, creo que estas historias deben se contadas desde los diferentes puntos de vista, se vive de forma diferente cuando das a conocer el protagonista, en este caso los protagonistas. Un abrazo

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  7. Caray Eme, al leerte no pude evitar recordar la pelicula "La milla verde" imaginé que era a ese fornido hombre al que ejecutaban.

    Triste realidad, las ejecuciones, y mas tristes aún los delitos cometidos, pero le gana en tristeza cuando eran inocentes los ejecutados.

    Nos haces pensar en la otra cara de la moneda, la del verdugo, tenemos colgados del alma a las victimas y sus familiares, aborrecemos a los culpables y queremos que sean castigados, pero prestamos poca atención o ninguna al verdugo y su sentir.

    Me he quedado sin palabras, creo que esta pelicula es de las pocas que me han hecho llorar y siempre me baja la nota recordarla.

    Buen hacer querida amiga.

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    1. Hola Idalia. No se si te entendí bien. El relato no está centrado en ninguna película. Se basa en la historia de los verdugos que existieron en nuestro país desde el reinado de Alfonso X, llamado el Sabio hasta 1970. la pena de muerte con semejante artefacto "el garrote vil". Son hechos reales y los personajes, parte ficticia, parte real. El verdugo es un personaje desconocido en la historia; y yo solo he puesto un poco de atención a sus vidas. ¿Quién es peor quién ordena o quién ejecuta? Muchísimas gracias compañera. Un abrazo

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    2. Emerencia, no me entendiste bien, dije que me recordó esa película, si no la has visto trata de verla, y entenderás mejor porqué la asocié mentalmente con tu relato, pero no es que se le parezca.

      Feliz resto de la semana querida.

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    3. Aaaah vale, ya ves no doy una, es que ando de cabeza con estrenos de teatro en estas semanas. He dirigido dos, es mi primera experiencia y mi cabeza no da para mas perdona. Síii la tengo en cuenta la peliculas claro, graacias linda

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