CIEGO








Es el resto de un ser con la edad cedida al tiempo. El trabajo diario con el pulido de un caldo pringoso y grasiento lo ha convertido en un viejo. Vive en los fondos más tenebrosos sintiendo pasar todos los días avalanchas de caldos sucios y burbujeantes, que vienen en oleadas periódicas, unas veces cada cuatro horas y otras cada tres. Cuando sabe que se acercan se esconde en los recovecos de aquella cavidad: una cueva inhóspita que se ha construido a base de estirar las paredes; ha arañado cada pliegue de ella para acoplarse y evitar que ese tropel nauseabundo lo arrastre con él.

Ya nació viejo por dentro. De una condición huraña que esquivaba cada indicio de relación, cada soplo de vida ajena a la suya. Nació viejo y miserable. Un ser huidizo, un oscuro resto de ángulos ariscos que tuvo un tiempo para ver, pero prefirió la oscuridad perpetua, el inframundo. Y allí, se fue quedando ciego. Los ojos pasaron a ser lenticulados, como esos moscardones negros, grandes, que revolotean nerviosas sobre las boñigas de las vacas y después, pasó a la parcial invidencia, como esos peces abisales que llevan reducidos los ojos, que los cargan en el extremo de una antena que brota de su nariz y con ella palpan donde están y a donde se dirigen. Y es que lo tenebroso ciega, ciega y envejece, y esto mismo es lo que le ocurrió a él. También se fue arrugando con unos finos pliegues que se les extendieron desde las cuencas de los ojos, hasta la garganta, y que se le agrandan conforme pasan por el pecho hasta llegar a su ano. El ano se le ha llegado a convertir en un boquete más de esa cueva oscura donde vive. Su boca, casi desdentada, con un solo par de colmillos inferiores afilados para rasgar y comer. Las extremidades las tiene pegadas al cuerpo como si de alas membranosas se trataran, dándole un aspecto de crisálida deshecha. Tal mutación sufrida solo ha podido deberse a ese lugar que ha elegido para esconderse; esas cloacas donde solo las míseras cucarachas nocturnas se atreven a salir.

*

Siempre tuvo una vida bastante hastiada. En el meridiano de ella eligió este abrazo de la inmundicia; permitiéndose en ese mundo inhóspito, fantasear con monstruos que le perseguían. Se le metió en la cabeza que le acecha un invasor terrible, un draconiano de un solo ojo, con una luz tan potente que, a pesar de ser ciego, él la percibe como si viniera a ráfagas. Decía, y dice, que se deslumbra, aunque no es de una manera visual como lo hacemos el resto de los mortales. Hubo una vez que pudo sentir la luz tan de cerca, que todo su cuerpo se estremeció del miedo. Además, el monstruo emitía un ruido que ensordecía, agudo como esas ruedas frenadas de un tren en la vía; un sonido hueco que en esa cavidad se intensificaba. El insignificante ciego piensa que el monstruo de la luz blanca apresa todo aquello que puede agarrar; él sabe muy bien, que si por un casual lo encuentra, nunca volvería y desaparecería para siempre.

En su minúsculo y negro microcosmos también hay lugar para la fantasía. Cuando este resto de ser aún veía, hablaba de unos seres con cilios amarillentos y correosos, con babas verdes, mugrientas; entes que llevaban ventosas como flautillas y se movían a su alrededor. Otro día descubrió las fluorescentes medusas de caparazones volcados en una espesura gomosa de la pared. Y con lo que más fantaseaba era con los seres de las antenas obstruidas y garfios deshechos; una especie de gusanos con cuerpo vermiculado que llevaban todos sus anillos desarticulados y que cada uno se movía de manera independiente como una marioneta atropellada por las ruedas de una automóvil.

El ciego, de su vista no se fía mucho ¿cómo lo iba a hacer?, pero sí del oído; lo ha agudizado de tal forma que escucha el movimiento zigzagueante de las ratas culebrosas cuando nadan en el agua. Palpa todo aquello que puede parecerle extraño. Si da con algo que está en calma y no se mueve, uhm no se confía, nunca se sabe lo que puede estar debajo. Entonces adelanta su cuerpo, echa hacia atrás la cortina plegada que lo guarece y de un salto con sus extremidades inferiores, se agarra con sus pulposos dígitos de rana pantanosa. Estos apéndices móviles los ha desarrollado al tiempo que unas manos con palmas como pegatinas en forma de hoja, adaptadas para poder avanzar en ese espacio resbaladizo. Las uñas se le han ido endureciendo; le ayudan a aferrarse como lo hacen los crampones en las superficies heladas. Aquel lugar había engullido a este reducto ser y él solo se ha confiado a adaptarse. El escuchimizado ciego ha mutado en su forma, para que el espacio que ocupa no se lo trague del todo.

*

Un día una fuerte succión le agarró desprevenido en aquellos túneles. Sintió como si hubieran puesto en marcha unas turbinas a reacción que lo aspiraba todo. Al escuálido y negro ciego lo tiró hacia las paredes de la cloaca; sintió como sus uñas se le iban rasgando intentando anclarse a todo lo que se encontraba a su paso. Pudo sentir el golpeteo de su cuerpo una y otra vez contra los duros muros, envuelto en oleadas sucias y mugrientas. La fuerza era tan grande como un huracán, un ciclón de viento y agua putrefacta que lo tragaba; iba siendo zampado en un torbellino de luz cada vez más blanca y brillante. El monstruo se había apoderado de él. 

El niño topo salió a la luz, fuera de la alcantarilla. Había sido aspirado por el camión de desatranques y sacado a la superficie. Y hoy mismo, lo ha vuelto a encontrar de nuevo. Ya es la tercera vez que el vehículo con su cámara de inspección y su bomba tropieza con él; pero siempre deja que se escape, que se deslice de nuevo a su inframundo.



FIN






Pinturas de Jorge Pirozzi  (la de arriba) 
y Joan Miró (ésta última)




****

Algunas moralejas aportadas por los seguidores cuando han leído el cuento:



"...Mi conclusión que todos somos un poco ese niño topo,que este mundo es una gran topera repleto de pequeños agujeros individuales, algunos topos deciden arriesgarse a vivir y salen de vez en cuando, otros prefieren quedarse en la seguridad de su madriguera dónde nadie les hará daño, salvo ellos mismos; pero todos estamos ciegos, todos vemos tan solo lo que queremos ver....No tienes que elegir..." Scherezade.


Comentarios

  1. Hola Eme, un curioso cuento que se presta a diversas interpretaciones en torno a la soledad, la ofuscación, la invisibilidad elegida o no, o sobre la ceguera en su más amplia expresión. Encuentras las palabras exactas para extraer belleza incluso de lo amargo. Un abrazo.

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    1. Gracias Miguel, me alegra que hayas podido extraer todo eso. No tenía claro lo de cuento y relato, porque la historia es compleja, tiene muchas interpretaciones. Hay muchos mensajes tras esta historia: la vida de este pequeño y complejo personaje. Gracias. Un abrazo

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  2. ¡¡¡¡Hola!!!!
    Estaba dudando entre usar la palabra cuento o relato y veo que te ha pasado igual.
    Tiene muchos mensajes, y frases realmente bonitas, me ha encantado, especialmente el final, que dejen que regrese una y otra vez a su inframundo.
    Muy buena historia.
    Besos.

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    1. Gracias Gema, me alegra que te haya gustado y, ese final, que no sabía si necesitaba moraleja o no. Los cuentos deben de ir acompañados de moraleja, al menos esos dicen para ser verdaderos cuentos. Besos

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  3. Precioso ¿relato?, ¿reflexión?, ¿metáfora? No sabría como clasificarlo, pero lo que es cierto es que transmite infinidad de sensaciones y pone de manifiesto a la bióloga que eres. Las imágenes sugeridas y los términos empleados requieren horas de pelear con los bichitos, sus nombres y sus estructuras.
    Un beso.

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  4. Un buen cuento, nos dejas la duda de si es una metáfora, pero si que si lo analizas y haces de esta historia una lectura lenta, yo lo tuve que leer dos veces ara sacarle el jugo. Me ha gustado mucho. Un abrazo

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  5. Hola Eme, a mi mientras lo leía me iba angustiando, sí recordaba a esos monstruos que se llevan dentro aunque no se quiera y que a veces aprietan pero al final como el niño he visto la luz y he pensado que la luz lo relativiza todo y sí, vemos lo que queremos ver pero a veces mejor eso que según qué realidad.

    Un beso

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  6. Pienso que se acerca más a un relato que a un cuento pero lo que no deja lugar a dudas es que es un extraordinario ejercicio de descripción y visualización de un mundo tan ajeno a nosotros. Nos has puesto a todos "ojos de topo" y nos has hecho sentir su vida. Desde luego todo ello es una metáfora que cada uno interpretará en función de sus demonios interiores, como debe ser. Un abrazo, Eme.

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  7. Gracias por vuestros comentarios Rosa, Mamen, Conxita y David. Han resultado ser muy interesantes. Curiosamente su lectura ha despertado sensaciones muy distintas. Desde gustar a resultar desagradable e incluso angustiar; desde ser metafórico a simplemente una historia. Creo que de todo lo escrito hasta ahora, junto con"ignoradas y enterrada" es lo que más ha provocado disparidad de opiniones. Tal vez todo lo que tenemos bajo los pies, es algo que tendemos a ignorar y no nos gustan muchos los inframundos. Gracias de nuevo. Un abrazo grande a todos.

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  8. Hola Eme, lo veo como un relato con buena narrativa descriptiva, que nos sumerge en la trama con el protagonista, en su pesadilla de vida por así decirlo.

    También tiene mucho de lenguaje metafórico, al ver la vida, sus vicisitudes, los miedos que imaginamos, sentimos y que se apoderan de nosotros, como a esa cloaca mugrienta que nos rodea y nos engulle poco a poco cegandonos a la verdadera realidad que nos rodea, presos del terror que nuestra prolifera imaginación nos regala.

    Por otro lado podría ser una leyenda de un ser horripilante del inframundo, que contrario a lo que generalmente sucede, es el quien se asusta de nosotros, de la vida mundana y común y prefiere mantenerse a salvo, sin ser visto y mucho menos incluido en nuestra purulenta y putrefacta sociedad.

    Te felicito Eme, como siempre en tus escritos y reflexiones, hay mucha tela por donde cortar.

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    1. Cómo siempre, tus comentarios aportan bastante. Incluyes ese punto de vista tan particular y lo amplias. Te confieso un secreto: mi inspiración ha sido ese ser del inframundo, pero no niego que haya salido, inconscientemente, ese lenguaje metafórico de la mente del personaje, ese niño topo; tal vez, huimos con nuestros miedos, de convertirnos en este horrible ser. Un abrazo

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