LA FLECHA DE NOTRE DAME






Cruje la madera. Saltan chispas.

El pesado entramado del ático se ilumina con un rayo crepuscular gris y las fibras de celulosa crepitan; su corazón interno se deforma como una falla. Los espíritus huidos de la revolución se movilizan, dejan la guarida, aquí fueron indigentes por siglos y ahora, huyen, salen por los huecos estrechos que dejan los pasillos de las buhardillas. El ensamblaje de vigas, apenas iluminado por los ventanucos, se comienza a deformar. El humo satura el vacío.

La campana Enmanuelle enmudece mientras que el monstruo de cola larga que agarrado al tejado estuvo, ahora cae al vacío. El dragón apagado atraviesa el tétrico andamiaje, ese postizo de la renovación, del que ahora se sospecha como causa y origen. Las nubes de humo se enfilan desde el interior, salen por el orificio que ha dejado el estallido del rosetón. Caen lágrimas multicolores como bengalas apagadas, sin estelas doradas, ahora ya en el suelo los fragmentos son únicamente tizne.

La cruz latina del templo se parte,  el crucero arde como un volcán; los arbotantes de piedra ya no se sostienen como antes, quedan huérfanos de flanco. El escamado de roble de las cubiertas, ya carbonizado, agoniza en caída libre en un haraquiri desde las alturas. El arcángel flautista aupado en el remate de la nave central ha dejado de tocar, ahora hace equilibrio sobre el frontal de piedra en una enorme boca de fuego.


Imagen de los medios de comunicación durante el incendio día 15 abril



Lloran Víctor Hugo y su jorobado Quasimodo, están desolados. Arde en verdad “Notre Dame de París”. Tantos demonios en sus puertas y en sus alturas, y ahora, relegados a la ruinas que quedan. Un acto impune que ninguno de ellos ha podido presagiar. Apagado el fuego, deliberan los diablos si acaso fuese el desenlace de una provocación o tal vez una venganza, la de Júpiter mismamente, por construirse la catedral sobre su templo romano.













Viollet-le-Duc vestido de bronce junto a los santos varones, apóstoles, evangelistas permanecen resguardados del incendio, no caen al vacío con la aguja del cimborrio, no cae el artista con su obra, esa flecha caprichosa que hizo construir de nuevo sobre el crucero catedralicio. El arquitecto siente arder con la decadencia acelerada y la ruina provocada, dejando atrás en las torres, a sus quimeras. Allí, desamparados su elefante pigmeo, el pelicano de pico engarzado y el alquimista del gorro frigio, quedan desvalidos y horrorizados hasta que un día pueda estar su creador de nuevo en las alturas. Quién iba a imaginar que le-Duc, el reformador de Notre Dame, visión y razón, el que dejara su escultura encaramada en lo más alto con los celestiales y mirando la aguja, pudiera ver abrasada entre las llamas su hermosa obra gótica.











Las quimeras mitad humano y mitad animal intentan huir, pero arden, arden sin quemarse, arden sus pezuñas, garras y picos, alas y cuernos; mientras que en el otro pasillo serpenteante, las demás criaturas grotescas se asoman, gritan desde las torres, no pueden creer lo que ven: entre llamas y humo se desmorona la flecha, cae el techo de la nave central, entretanto que las bocanadas del fuego les escupe en sus caras las bóvedas convertidas en restos de brasas incandescentes.









«Ahora hay que recuperar la obra con su calidad y esencia»  diría le-Duc. Recuperar lo que fue y la magnitud de lo que había sido. Ya estaría manos a la obra sino fuera por que ha caído su esperanza de inmortalidad. Dos tercios del tejado se han derrumbado, la armadura destruida y una parte de las bóvedas desmoronada, devoradas por las llamas, quemadas.

Calcinada queda la gran dama, oscura su alma como la noche.

Dicen que en esa negrura han visto deambular entre los restos calcinados lo que parecieran ser trasgos; otros afirman que volaban harpías sobre las ruinas.

*





Describo este momento con un gran pesar por haber visto la catedral de Notre Dame antes del incendio y así os lo he querido mostrar con estas imágenes. Tras un viaje en 2014 que estuvimos en París, subimos a Notre Dame y allí, en sus torres, pude contemplar la magnificencia de la obra; deambulé cerca de estos techos y me encontré con esas criaturas y ese brocado, ese tejado, esas figuras que rodeaban a la aguja, esa flecha maravillosa, mil detalles que ni imaginas que puede haber en las alturas. Quiero pensar que tras esta desgracia haya un signo mágico oculto entre las torres, un augurio de restauración donde no se distinga las partes añadidas de las originales y entonces, Notre Dame ahora mutilada renacerá de su propia materia tapando sus cicatrices.









Comentarios

  1. Esto solo lo podías haber escrito tú, admirada y querida Emerencia, tiene tu firma y tu sensibilidad.

    ¡Qué pena! Arde Notre dame y ¡arde París y nosotros con ella!

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    1. Hola Isabel,muchísimas gracias. Ha sido impresionante ver esas llamas por televisión y como se desmoronaba el techo y ardía la aguja como una antorcha, y se hace más sobrecogedor cuando has tenido ocasión de haber visto este edificio y su arquitectura gótica con sus caprichosas torres, figuras y su aguja. Sus esculturas de bronce contrastaban bastante con el resto del tejado, me gustó mucho ese detalle; lo que no supe entonces es que allí estaba el artista, era uno de ellos, el creador de la última restauración, mirando la flecha que se erguía hacia el cielo. Ahora le-Duc, anda bajo techo, almacenado para su restauración, y como el resto de las figuras de los apóstoles se han salvado del fuego. Otra curiosidad es que todo el armazón era de madera de roble y había tanta, que le llamaban "el bosque" no me extraña que prendiera de esta manera, suerte que al menos una parte se ha conservado de la estructura. Gracias por dejarme tus impresiones Isabel, y no, que no arda, ya bastante lo hizo la ciudad y Dumas ya se adelantó quemando la catedral en su novela ¡que empeño! ¿verdad? hasta que ha ardido. Besos, buena semana, santa de vacaciones.

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  2. Emerencia, se nota que la disfrutaste y la admiraste detalladamente en su momento, y que sin dudas te ha afectado verla arder. Yo ni siquiera he visto las noticias, no es algo que me llame la atención hacer.

    Por eso me ha gustado mucho tu enfoque, nos muestras la belleza y magestuosidad de la catedral, sin dejar de enfocarte en la tragedia, lo haces con una descripción que para nada resulta trágica, es tu don, mezclar con genialidad las letras, los sentimeintos y los sucesos, siempre en positivo.

    Lo que el hombre construye con tanto esfuerzo y años de estudio, trabajo y dedicación, en una sola hora se puede destruir, y lo que ha sido construido por fuerzas ajenas al hombre, como mares, bosques y montañas, toma siglos para transformarse, pero jamás destruirse.

    Es una perdida para la historia del arte y la cultura de la humanidad, especialmente para Francia.

    Hay un mensaje de fondo que se nos está enviando a traves de este tipo de perdidas, y precisamente con fuego, al igual que las torres gemelas, tengo mis visiones intuitivas sobre el asunto, pero ahí lo dejo.

    Lo que si resulta casi inhumano es gastar esa monstruosidad de dinero que me han contado mis hijos que ya se estipula en su restauración, cuando hay tanta hambruna y se viven tiempos tan críticos a nivel mundial, daría para hacer toda una ciudad a tantos desprovistos, desalojados o emigrantes de su pais por diferentes causas.
    Pero como decian unos muñequitos infantiles de mi epoca, "Eso pequeño Adams es otra historia"

    Emerencia, hermosa entrada y descripción la que nos regalas, dejaste todas tus fibras sensitivas en ella.

    Me alegra saber que la degustaste a fondo en todo su esplendor tu visita.
    Los vecinos frente de mi casa la visitaron el dia antes del incendio, estan de gira por Europa, ¿Afortunados? supongo que doblemente.

    El tiempo dirá cual será el final de Notre Dame, despues de todo, somos polvo y a él volveremos, sin excepciones.

    Un abrazo para ti y disfruta como lo desees estos dias amiga.

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    1. Hola querida Idalia retomo parte de tu comentario, comparto contigo ese mal que impera en nuestra sociedad y es el mal reparto de la riqueza ¿justo? a esto se le llama el poder del dinero, repartido en pocas manos, millonarios. Pero, la realidad es que al mundo parece interesarle que no haya reparto equitativo, debe haber hambre, pobreza, guerra, parece que siempre la ha habido, porque sino no podrían limpiar algunas "conciencias" esto lo digo, como el caso de las dos marcas que han financiado esa barbaridad de millones de euros y ha sido en cuestión de horas. Pues bien estas marcas dedicadas a adornar la superficialidad: ropa, bolsos, joyas, cosmética, participan en programas de desarrollo a terceros países; iniciativas solidarias que llevan un trasfondo de campañas publicitarias: "con la compra de tal producto se verán beneficiados tantos niños que padecen hambre", pero claro es tal el dinero que manejan que se pueden permitir "ayudar" y así mantenemos impune nuestra imagen por si hacemos algo que pueda dañarla.
      Gracias por dejar el comentario, ya ves que abres toda una reflexión compañera. Un abrazo

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  3. Mañana saco yo un pequeño homenaje a Notre Dame rescatando algo que ya tenía escrito sobre la catedral de León, aunque después de leer este precioso texto que tú le dedicas, casi me retiro.
    Yo también estuve en París en 2014. De hecho esa fue la última vez que estuve. Como siempre paseé alrededor de la catedral, la contemplé desde los jardines que hay detrás, desde los que me gustaba especialmente la visión de los ábsides.
    Me enteré del desastre casi en primicia. Mi hijo y su novia paseaban en ese momento por el Barrio Latino y me informaron de que debía de haber un incendio porque se veía humo y la gente estaba como nerviosa y todos con los móviles. Después fueron andando hasta donde se podía apreciar que procedía el incendio y...
    Tu precioso homenaje me ha emocionado.
    Un beso.

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    1. Hola Rosa, muchísimas gracias por esa emoción que me dejas a este lado. Te cuento que el homenaje que he hecho de la gran dama francesa lleva implícito un poquito de historia y literatura, te lo destaco: me parece muy interesante como Victor Hugo más allá de la espiritualidad hace de ella su principal protagonista. Notre Dame, en su novela, aparece para defender, y de este modo conservar un estilo, un arte, es un guiño a la sociedad francesa para valorar la esencia de la arquitectura medieval y preservarla sobre las nuevas artes (de construir, destruir, deformar, reformar, como lo entendía y entienden cada uno)que van apareciendo y que iban afectando (y actualmente afecta) a la conservación del edificio. Creo que de alguna forma a esta obra arquitectónica gótica, la convirtió con la literatura en el símbolo que ha supuesto durante siglos, desde entonces, y que actualmente supone para el pueblo parisino y francés en general. Y además otra cosa, V. Hugo unió la catedral a gente desconocida, gente de la calle, inexistente para la sociedad elitista de entonces más cercanos a Papas y Reyes, me refiero a mendigos, gitanos y a un jorobado campanero y además, llenó sus torres de monstruos de piedra que en parte inspiraron al arquitecto Viollet-Le-Duc para hacer su reforma. Y fueron esas esculturas las que me llevaron a subir a la gran catedral, subir esa cantidad de peldaños estrechos y agobiantes, a punto de colapso (además de aguantar las largas colas dicho de paso) a pasear por sus torres, a admirar esas quimeras y gárgolas (hay por todas partes de muy diferentes formas y expresiones) que representan esa particular y original forma de decir que aquí en estas alturas está pasando algo, o que ellas, estas bestias, vigilan la ciudad y lo que ocurre en ella. Era la primera vez que las veía en un edificio religioso,sobretodo las quimeras y tantas, porque gárgolas, esos canales de desagüe de los tejados, si las había visto en catedrales y monasterios en España. No me enrollo más jeje. Ya paso a leer tu homenaje. Un beso grande.

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  4. Precioso homenaje como tu sabes hacerlo de un estilo incomparable y bonito de una tragedia que nos ha consternado al mundo. Yo no he viajado a París y el día 1 de mayo tenemos previsto un viaje a París, donde estaba previsto la visita. Ahora ya no podré disfrutar de esa belleza, quizás la podamos ver en ruinas o lo que quedó en pie. Pero a pesar de todo y afortunadamente París tiene mucho que ver. Un abrazo.

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    1. Hola Mamen, anda pues que bien que puedas ir, y además muy prontito. Sí que tiene Paris para disfrutar: sus jardines, su paseo por el Sena, esa ribiera es encantadora, sus noches, su Eiffel, museos y sus creps (los mejores. Disfrútalo. Un abrazo compañera.

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    2. Ah, quise decir ribera que además, une unos monumentos con otros, se me olvida, ¡sus puentes! Me encanta París...

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  5. Hola Eme, has sabido encontrar belleza en tus palabras para describir una tragedia que se hace casi incomprensible con las supuestas medidas de seguridad que se deberían haber implementado en la restauración. Pero tristemente la construcción en madera va de la mano con sucesos similares a lo largo de la historia. Confío en que la reconstrucción sea modélica, pero la aguja original jamás será ya la misma.
    Cuando Notre Dame resurja de sus cenizas, creo que será una buena ocasión para volver a París.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Hola Miguel, muchísimas gracias compañero. Sabes que esa madera del tejado de Notre Dame, era de roble, y había tanta (todavía queda en partes de la cubierta que no se ha quemado) que le llamaban "el bosque de Notre Dame". Un abrazo fuerte, ah, tengo que ver tus últimas reseñas.

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  6. He quedado admirada con tan hermosas imágenes de la que fue un monumento, y de que seguro volverá ser. No la conocía y ahora con las noticias he sabido algo más de ella, aunque la parte trágica. Tú me la hiciste ver acompañada con tu idiosincrasia que en verdad, ha sido un lujo leerte. Gracias.

    Te dejo aquí un gran abrazo, Emerencia.

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    1. Hola Mila, ¡qué alegría verte de nuevo por aquí! y que puedas ver a la gran Dama por mi, sí como siento lo que dices, en un momento trágico para el edificio, tal vez por eso he destacado más las imágenes de su construcción, esos detalles que me llamaron entonces tanto la atención. Muchísimas gracias. Un gran abrazo para ti también.

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  7. Vaya sentimiento triste pero sentimiento le has puesto a tú entrada para describir la belleza que por desgracia ahora se ha perdido, y no solo los Franceses, si no todos.
    Un abrazo y gracias por acompañarlo con fotos que nos hacen recordar lo bonita que era y que sin duda tengo la esperanza de que vuelva a renacer de las cenizas y tenga igual belleza.

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    1. Hola Tere!! si que es una pena, sobre todo si has tenido la oportunidad como yo de subirte a sus torres y ver esos tejados y los detalles de esa aguja con sus esculturas verdes rodeándola y bajando unos peldaños como si de una escalera invisible se tratara. Y de las fotos me hacía mucha ilusión enseñaros esos detalles, disfruté mucho haciéndolas, sobre todo de las quimeras, estos pequeñas bestias de piedra me fascinaron. Muchas gracias por pasarte por aquí y dejar tus impresiones. Un abrazo grande

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  8. Tremendo texto, Eme. Todo un homenaje a este patrimonio de la Humanidad hoy herido y moribundo. Templos como este son testimonio de nuestro pasado y cualquier daño o pérdida que sufran es algo irreparable.
    Tu narración emocionada y emocionante bien podría ser leída a sus puertas.
    Visitarla es uno de los recuerdos que guardo cuando fui en plena adolescencia. Recuerdo aquellos escalones desgastados que nos llevaban arriba, ver París junto a aquellas gárgolas fue algo que me estremeció.
    Decididamente, creo que tras nuestro viaje a la isla de Robinson Crusoe deberemos celebrar allí alguna edición de EL TINTERO DE ORO. A ver si consigo contactar con cierto jorobado. Un fuerte abrazo!!

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    1. Hola David. Muchísimas gracias por el comentario al texto y compartirlo. Efectivamente como bien dices son testimonio de nuestro pasado. Ahora que comento esto tengo por ahí una foto antigua de Notre Dame, pienso que puede ser de los años 40 o 50, voy a subirla; aquí aparece como un halo de misterio, muy cautivadora la foto. Ah y con respecto a los escalones, ni me cuentes, casi 400 escalones por una estrecha escalera de caracol que te deja sin aliento; y es cómico, porque lo primero que te encuentras, aparte de las impresionantes vistas de la ciudad (maravillosas por cierto, las mejores de París) es la figura de la estirga burlona sacando la lengua, la muy... Y con respecto a dedicarle una edición del Tintero me parece una idea estupenda, con esos personajes tan singulares, sencillos, del pueblo. Un fuerte abrazo


      !qué graciosilla ella!

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  9. Ay qué texto tan bonito.
    Yo vi París por primera vez en 1992, de viaje de estudios y fue una experiencia genial con mis amigos, los grupitos, la gente que íbamos conociendo... Luego volví y me encantó pero claro...la adolescencia es la adolescencia.
    Muy feliz día y es un gusto leerte.

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    1. Hola Gemma, si ver ciudades en esa "edad del pavo" no tiene nada que ver, hombre tenía su no se qué. Recuerdo que mi viaje de estudios fue a Lisboa, y sol recuerdo la torre de Belén, porque allí nos hicimos una foto de grupo y los chicos portugueses, de vaqueros estrechos y campana que flirteaban con nosotras (era muy fácil ligar entonces o me lo parecía a mí) y mis tacones, ay, que tuve que quitarme para andar descalza del dolor tan insoportable andando por las calles portuguesas. La adolescencia es la adolescencia jeje. Gracias guapa por compartir esos recuerdos. Un beso

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  10. Una forma magistralmente literaria para describir la tortura que el destino ha infligido a esa bella catedral gótica. Podríamos decir que, al igual que el ave Fénix, renacerá de sus cenizas, pero será la mano del hombre quien lleve a cabo ese renacimiento. Dentro de muchos años, esta catástrofe arquitectónica habrá pasado a la historia, y los mas jóvenes dirán "no sé cómo era antes, pero tal como es ahora me parece preciosa". La nueva tecnología lo habrá hecho posble, pues no hay mal que por bien no venga.
    Un abrazo.

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    1. Hola Josep Mª compañero, pues ahora hablan de colillas, cortocircuitos, buscan motivos, ya puestos y el montón de dinero donado, ahora solo es cuestión de tiempo y gracia para recuperarla. Y tienes razón, no se como sería antes, solo la que nos dejó Le-Duc, (que un poco y se cae también del altar donde se colocó él mismo). A mi me fascinan todas esas quimeras que colocó, dicen que además de la novela de Dumas también tomó caras de las caricaturas de un tal Daumier, un revolucionario del dibujo, que se atrevió con reyes (rey Luis Felipe de Orleans los convirtió en el ogro bribón Gargantúa) vamos un crítico de las altas esferas, pero también de políticos, abogados. El trasfondo de la catedral es muy interesante, todo lo ligado a las quimeras te hace curiosear y descubres historias como éstas. Un abrazo

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    2. Dije Dumas, no Víctor Hugo, se me fue la olla, me fui con los tres mosqueteros y las intrigas del cardenal, jaja

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  11. Hola Emerencia,
    Que hermoso e interesante texto. Me encanta la forma en que describes a esa bella catedral gótica, que por cierto tuve el placer de visitar hace un par de años. Muy emotivo tu precioso homenaje!
    Abrazo

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    1. Hola compañera, gracias Yessykan, quién ha visto la catedral y ahora la ve arder cree que verdaderamente está viendo una película por cierto, mira por donde un cazavampiros estuvo deambulando por sus torres "Van Helsing" y es que un edificio enigmático como ella da para muchas historias y más ahora con el incendio ¿no crees?. Un abrazo

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  12. ¡Y me quedé sin verla!... Un emotivo texto, que bien se lo merece. Un abrazo

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    1. ¡Encarna! qué alegría verte de nuevo por aquí. Bueno al menos has podido verla a través de este blog y mi mirada, me alegro mucho. Un abrazo

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