TROGLODITAS y MOSQUETEROS
Darío Sapanta estaba falto de felicitaciones y
buenos deseos. No tenía mucha familia. Solo un hijo con el que mantenía una
deuda de cariño. En su cajón, mucha tristeza y notas necrológicas de soldados que
salían de guerras y vendedores que arrastraban portátiles. Aquellas serían unas
vacaciones para reencuentros. Y los reencuentros traen algunos secretos y sorprendentes descubrimientos.
Regalos. El tema de conversación del niño mientras
caminaba arrastrando su equipaje hacia la casa del padre. A pies juntillas creía
en reyes magos. Darío Sapanta no se lo pensó; era el momento para las
confidencias. Y comenzó desvelando la verdadera identidad de Noel, Melchor,
Gaspar y Baltasar. Paró al niño en el rellano del portal.
—Julius, no son reyes, son mosqueteros a la orden
del conde Dumas. El primer mecenas mulato de la corte francesa, hijo de una esclava
negra de Haití.
Darío Sapanta estaba convencido que después de
revelarle tan alucinante secreto al niño no pediría regalos tan desorbitados a esos
reyes que no eran tan ricos como él creía. Y acto seguido vino otra revelación.
—Nos vamos a celebrar estas fiestas al campo.
Julius seguía impactado agarrando fuerte la tira de
su mochila. No se atrevía a decir nada.
—A una casa especial: una cueva. Será divertido convertirse
en troglodita en pleno siglo veintiuno. Sobrevivir con pocas cosas.
Julius le miraba con ojos abiertos de cucharon. «No quiero dormir con lobos». Y se lo pensó mejor.
—Me iré con los abuelos.
—Qué tontería dices, ¿y perderte la aventura de
vivir en una cueva? Es un monte hueco y dentro están las habitaciones. Así eran
las antiguas viviendas de los trogloditas.
—¿Hay osos?
—No. Hace tiempo que desaparecieron. Creo que hubo
tigres con dientes de sable.
«Animales, claro» pensó Darío Sapanta. Conocía bien aquellas tierras
desérticas y lo único salvaje que podrían encontrar serían conejos y águilas. Y
en estas estaba.
—Julius, la navidad surgió en
lugares desérticos. No había demasiados animales, pero sí muchos pastores y
ovejas. Qué mejor pasar estas fechas viviendo el verdadero espíritu navideño.
A regañadientes Julius accedió
cargando con la mochila y todos sus juegos.
El
camino estaba lleno de baches y un tropel de guijarros saltaba bajo el auto
cuando un portón de madera se abrió ante ellos con un ojo de llave enorme. Las
cuevas de alrededor estaban agrietadas y vencidas por la tierra que se
derramaba sobre puertas y ventanas. Al portón con un solo ojo sobre una fachada blanca parecía
también engullirlo aquel monte seco con árboles pelados. «¿Una cueva llena de
murciélagos?». Julius se impacientaba. Miró por todos lados encendiendo luces.
Los techos eran redondos y un enorme cuadro con un corazón de Jesús señalaba
España; restos de panochas de maíz en el techo y una vieja radio. «Que sitio
feo». Salió a la calle sin soltar su mochila y se sentó en el escalón cuando
tres gatos curiosos se le acercaron. «Tres tigres diente de
sable, claro». El viento comenzó a crujir los
almendros y no iba a dar tregua en aquel socavón del mundo; levantaba la tierra
blanquecina con la intención de desnudarlo todo.
No olía a turrón ni a mantecados, solo a ladrillo
cocido. Desde la única ventana, Julius miraba al
exterior cuando cayó la noche. Imaginaba las luces de navidad que bajaban
por aquellos montes pelados como una niebla multicolor que pasaba por la
chimenea y estallaba por dentro ahogando la cueva.
Al día siguiente pasearon por
aquellos montes secos. Relucía la tierra. Su padre insistía en buscar cristales
desparramados por los bancales. A la vuelta los lavaba y frotaba hasta sacarles
brillos y formas. Parte de aquel terreno había sido una mina de yeso. Un tesoro
de flechas y rosetas que dio paso a historias de hombres trogloditas.
Una de esas noches mientras dormía,
Julius tuvo un sueño: un niño vivía en la pared detrás de su cama, en un hueco
de huevo, sentado dentro de una vasija de barro. Se asomaba tras unas piedras y
tablas de madera rota y mostraba un pequeño cuenco oscuro que llevaba en sus
manos. Aquella visión fue como una descarga de tinta azul que se desvaneció muy
pronto en el aire.
A partir de esa noche fue Julius
quien contaría historias a su padre. Se había olvidado de sus juegos y pasaba
largos ratos recogiendo nuevos tesoros del monte: trozos de vasija negra y pedazos
de bronce.
—Papá, Balunca es el poblado que
está aquí, donde está la cueva, y Tutuí vive en una cueva pequeña con un suelo
de barro rojo y puertas hechas de monte. Y guardan la comida y a sus abuelos en
la pared.
El padre estaba sorprendido. Julius
tenía un amigo invisible troglodita.
—Y dime hijo, ¿cómo es Tutuí?
—Tiene el pelo largo y le brilla
algo en la mano. Y su madre hace pan en las piedras; trae agua del río y leña
para el fuego, y sabe hacer cuerdas de monte. Su padre le deja el hacha para
cortar carne. ¿Iremos a cazar también?
El río apenas llevaba agua. Amanecían
días nublados, grises y perezosos. No se veían animales, solo buitres y pajarillos.
El padre decidió entonces enseñar a su hijo como se cazaba en la Prehistoria. Un
convento del pueblo con bodega bajo el suelo era el museo. Allí estaban los
restos momificados de un hombre joven con puñal y hacha de cobre y un niño de
unos ocho años junto a él. Julius se le quedó mirando. Cerca del cráneo
reconoció el brazalete de bronce que estaba sobre los huesecillos y la vasija
de cerámica negra. «Son como los de Tutuí», susurró empañando la urna de
cristal.
—Sabes papá, a los trogloditas
también les traen regalos los mosqueteros del conde Dumas.
En la casa cueva, frente al fuego, felices hay un padre y un niño. Tienen flechas de yeso y un poblado troglodita dentro de un monte pelado y seco. Y los regalos de navidad ya se los traen los mosqueteros del desierto.
FIN
Muy hermoso el relato y el título también! !
ResponderEliminarGracias y mucha Paz y Salud 😊🎄🌈🌷🌟🎄🌈🌷🌟🎄🌈🌷🌟🌈🎄🌈🎄
Hola Buhita, muchas gracias. Feliz Navidad y Salud. Besos.
EliminarA mí el regalo de Navidad no me lo han traído Papá Noel, ni los Reyes Magos, ni siquiera los mosqueteros del desierto, sino tita Emerencia. Es un precioso relato.
ResponderEliminarFelices Fiestas.
Un abrazo.
Gracias Chema, Felices Fiestas, compañero. Un abrazo
EliminarHola Eme,
ResponderEliminarNo se puede pedir más. que belleza de relato. Me ha fascinado. La verdad que eres muy creativa en función de todo lo que desempeñas.
Perdona que últimamente no te lea como antes, pero el youtube absorbe más de lo que pensaba. Gracias por tu pacienci, amiga.
Un fuerte abrazo y Feliz Navidad con la familia.
Disfrutad del día.
Gracias Quino, me alegra que te haya gustado y que te hayas pasado a dejar el comentario. Con mis mejores deseos. Un fuerte abrazo
EliminarUn relato lleno de crudas realidades, pero que aún así la magia de la navidad resplandece la alegría de un niño. Abrazos virtuales desde Venezuela.
ResponderEliminarFelices fiestas compañera, un abrazo para Venezuela y que vivan los cuentos.
EliminarMuy bueno, me ha recordado " Un mundo de Julius", ese niño incisivo en sus preguntas.
ResponderEliminarUn abrazo, y feliz Navidad
¡Eres la bomba! Iba a decir la hostia, menos mal que no lo dije jeje. y es que coges una idea, la retuerces, le das la vuelta y nos presentas una historia original con tu sello tan personal, con conocimiento de causa.
ResponderEliminarEscribes muy muy bien, compañera, y te deseo para este nuevo año, además de salud, que sigas participando en tintero, porque te mereces, el bronce, la plata, el oro y hasta la mirra, te lo digo en serio.
Hola amiga Isabel, noooo para nada sigo participando en el Tintero de Oro, llego fuera de concurso, pero llego. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo fuerte.
Eliminar¡Hola, Eme! Un cuento que capta lo que es el espíritu navideño, al menos para mí, el momento de volver a la esencia, la oportunidad de dejar atrás todos esos ruidos y añadidos que nos hacen olvidar que la vida es en realidad más sencilla de lo que nos intentamos complicar. Que para ser feliz solo hace falta tener imaginación y disfrutar de lo que tenemos a mano. Sin más. Un derroche de imaginación nos regales Mama Noel, para celebrar este homenaje a Dickens y Cuento de Navidad. Un fortísimo abrazo y Feliz Navidad!!
ResponderEliminar¡Hola, amigo David!gracias por tu espíritu navideño y por todas las oportunidades. Un abrazo fuerte y Feliz Navidad.
Eliminar¡Qué maravilla de cuento, Emerencia! Conmovedor y muy imaginativo. Un precioso regalo navideño. Besos y feliz Nochebuena.
ResponderEliminarHola amiga Marta, gracias siempre. Me alegra que te haya gustado. Feliz Navidad. Besoosss
EliminarHola Emerencia. Un cuento en el presente que nos lleva muy atrás en el tiempo, de la mano de un padre aventurero y un niño en principio reacio a salirse de la confortable seguridad que le ofrece la modernidad a la que está acostumbrado, pero que poco a poco regresa a las raices de la humanidad y se da cuenta de la fascinación que hay en lo sencillo y en la naturaleza. Un cuento que habla, creo yo, de un viaje espiritual hacia nuestra propia esencia, con un trasfondo navideño. Un abrazo y feliz Navidad!
ResponderEliminarUn abrazo y Feliz Navidad Jorge y que las musas nos acompañen.
EliminarEnhorabuena por este precioso cuento.
ResponderEliminarFelices fiestas
Mi amiga Patricia, muchas gracias por pasarte y leer, me ha hecho muy feliz tu comentario, toda una sorpresa. Me alegra que te haya gustado. Felices fiestas.
EliminarFeliz Navidad, Emerencia! Un cuento realmente bellísimo. Concuerdo con Tara en que merecería todos los tinteros posibles si lo publicaras en fecha. Un gran, gran abrazo y lo mejor para tí en este 2022.
ResponderEliminarGracias Juana, me alegra que te guste. Un abrazo grande y que llenemos un saco de historias, muchas historias por escribir compañera.
EliminarUn cuento de Navidad muy original y "alternativo", como solo tú sabes contarlo, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo y que acabes de pasar unas felices fiestas.
Hola Josep Mª muchas gracias, felices fiestas amigo mío.
EliminarQué bello cuento, Emerencia. Has barrado a la perfección el cambio producido en el niño, desde esa creación moderna on la que convivimos hasta la sensillez del "troglodita". Me encanta que los mosqueteros traigan regalos a todos los niños, sean de la época que sean.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Hola amigo Bruno, qué bien que lo hayas comentado, así es, me alegra que se vea la evolución de la relación del niño con su padre es la esencia del cuento. Gracias y felices fiestas.
EliminarHola, Emerencia. Precioso cuento navideño. La belleza de la vida y de las cosas simples y sencillas, que producen verdadera felicidad. Me ha encantando. Un abrazo y feliz año!
ResponderEliminarHola Mayte, como me alegra que te guste. Muchas gracias y feliz fin de año. Un abrazo.
EliminarMuy bonito relato, Emerencia, original y alternativo. Fundiendo literatura e historia. Tus cuevas me han recordado los bellos paisajes de Guadix donde aún son habitadas. Me ha gustado tu cuento de navidad.
ResponderEliminarFelices fiestas y un abrazo.
Hola Carles, gracias. Sí, está inspirado en esta comarca, en Galera, más cerca de Baza. Es un paisaje increíble, soprendente por toda lo historia que encierra y el valor geológico. Un abrazo y felices fiestas.
EliminarHaz llevado la fiesta de las Naviddes a todas las naciones y epocas humanas o incluso tan al pasado como serian estos trogloditas que quizas no sean nuestros antepasados, haciendo de la navidad universal para todas las especies.
ResponderEliminarJe je... pero aparte de ello, me encanta la conexion con el pasado remoto que hace el relato
Hola Jose, me alegra tu comentario y no creas la historia tiene su parte ficticia y real, esos trogloditas existieron y aún se conservan sus momias. Lo de los mosqueteros es otro cantar. Muchas gracias. Te deseo un feliz año nuevo. Un abrazo
EliminarHola, Eme.
ResponderEliminarParece que he llegado tarde a tu presentación. Ogual, te dejo mis aplausos por este texto tan original, por la calidad de sus imágenes y personajes, y excelente manejo del suspenso. Me encantó. La Navidad siempre encierra milagros y fantasías, aún puestos a derribar mitos. Felicidades. Un abrazo.
Hola mi admirada Beba, no te leo todo lo que me gustaría, pero me alegra tenerte por aquí de rato en rato. Tus comentarios son un aliciente, compañera. Feliz año nuevo. Un abrazo y mi cariño.
EliminarHola, Eme, nos traes un cuento precioso, mágico en una tierra huraña. Pero todo es posible cuando se desarrolla la creatividad y la imaginación ve gigantes cuando solo son molinos. Admirable el padre, sin recursos que va preparando al niño con la mente llena de lo que ofrece la sociedad de consumo. Para el niño serán unas navidades inolvidables en su vida. Una gran lección.
ResponderEliminarUn abrazo, Eme y mis deseos de un feliz año 2022.
Hola Maria Pilar, muchas gracias compañera. Un abrazo y ¡¡Feliz año nuevo!!
EliminarUn cuento muy mágico y original, lleno de creatividad. Enhorabuena
ResponderEliminarBIenvenido Pedrete, muchas gracias por tu comentario. ¡Feliz año nuevo!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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